Pov Hardick La piel chocando húmeda y sus gemidos llenan la habitación. Su cabello se pega a su frente con el sudor corriendo por su cuerpo. Aprieto con fuerza sus caderas y cierro los ojos cuando una vez más, su orgasmo llega y con él, también el mío. Su cuerpo cae sobre mi pecho, su respiración es rápida como la mía. Ambos cansados y respirando de forma pesada dejando que pase la euforia del momento. Acaricio su espalda sudada hasta que su respiración se hace lenta y constante. Me levanto con cuidado sosteniéndola en mi pecho, sus piernas se enrollan en mi cintura antes de llevarla al baño. Le lavo su cuerpo con cuidado, deteniéndome sobre su pequeño vientre que ya es más notable. Después de vestirla y acostarla, salgo de la habitación para irme directo a mi estudio. Me siento frente a mi escritorio y caigo de cabeza sobre él. Diosa, estoy que muero del cansancio. Justo cuando comenzaba a agarrar el sueño, mi madre entra como si nada. —Cariño, buenos días, esta maña
Pov Narrador En la manada Luna Plateada, todos se preparan para la celebración. La familia de Amaya fue bien recibida, qué rápido se puso al día con la madre de Hardick en muchas cosas. Todos iban de un lado a otro, colocando hermosas decoraciones, y arreglos florales. El jardín se estaba preparando y decorando para la entrada de los novios. Hardick quiso que Amaya, tuviera algo más parecido a una boda humana. En la habitación, todo era un desastre, ropas tiradas por todos lados, zapatos de ambos tirados en diferentes lugares. Gemidos lascivos se podían escuchar mientras la cama golpeaba constantemente contra la pared. —Nena... vamos a llegar... tarde... hmms... —No me importa... que esperen... primero... necesito terminar de violarte... Ella volvió a cerrar los ojos, concentrándose en cabalgar a su Alfa debajo de ella. Los gemidos se hacían más fuertes, el sonido húmedo de la piel golpeando, sus respiraciones pesadas y aceleradas. Ambos alcanzaron el clímax junto
Pov Amaya Observo el cuarto que será de mi cachorra, aún no tenemos un nombre para ella, pero creo que por ahora no me preocupo por eso. Paso mi mano por la cunita que ya tiene varios peluchitos adentro. —Me encanta. Cailín entra y rápido corro a tomar a Alek de sus brazos. —Quieta ahí, nada de cargar peso, Alek ya está bastante grande. —Cailín, pero apenas se me nota la barriga. —Los tres primeros meses de vida son muy importantes y delicados, nada de hacer locuras. Ruedo los ojos y aun así, miro a aquellos orbes morados que miran atentamente a mi vientre. Me acerco a él y Cailín lo baja con cuidado para que toque mi pancita. Pero hubiese deseado no haber hecho eso, hubiese evitado el desastre que se avecinaba. Cuando su pequeña mano tocó mi vientre, fui mandada a otro lado como aquella vez. Estaba frente a un lago, donde había una hermosa joven de unos 16 años del otro lado, viendo el agua. Su cabello era rojo y cuando sus ojos me miraron, me quedé congelada, ese mismo
Pov AmayaSalí a dar un paseo por la manada, tenía a cuatro doncellas conmigo y a una docena de hombres a mi alrededor.Hardick a veces exagera en algunas cosas, pero amo que sea así conmigo.Llego a un bonito parque lleno de niños que corren de un lado a otro, busco un lugar cercano para sentarme y me quedo allí observando los juegos y el lugar.En algún momento veré a mi cachorra jugar allí, dominante y posesiva como su padre.—¿Es usted la Luna?Se acerca una niña, con un vestido algo sucio y sus piecitos descalzos.—Hola, sí, ¿estás bien?—Mi hermano se cayó detrás de unos arbustos y no lo puedo sacar, ¿me ayuda por favor?—Claro—, me levanto y conmigo, las doncellas y los guardias.Miro a la niña que se asusta y comenzó a alejarse llorando.—Esperen aquí, yo iré a ver.—Pero Luna...—No se preocupen, estamos dentro de la manada.Comienzo a seguir a la niña que se interna más y más adentro del parque. Intenté llamarla varias veces y solo siguió corriendo asustada.Me vi rodeada de
Pov Amaya —No tengo garantía de que lo que dices sea verdad. —No me importa lo que tú creas, si te hubieses quedado a mi lado, nada de esto estaría pasando. Chasqueó sus dedos y grilletes, aprisionaron mis manos y mi cuello. En ellas, apareció un collar con puntas filosas que en cualquier momento podrían cerrarse y matarlas. Él jaló de la cadena y comencé a ser arrastrada hasta quedar cerca de él. —Esta vez, lograré lo que quiero Amaya, antes de que alguien venga a rescatarte de nuevo. Un portal se creó y fui arrastrada por el cuello, cruzando a otra cueva, el lugar donde ahora estaba oculto Darius. Fui conducida por un estrecho pasaje hasta llegar a una parte amplia, sobre nosotros, había un agujero en lo alto permitiendo pasar la luz hacia adentro. Mi piel hormiguea, sintiendo aquella energía oscura que proviene de un rincón donde no se ve más que negro. Al frente, está un ataúd, muestra a una mujer con piel pálida, pero parece dormida. —Tranquila mi amada, ya todas las p
Pov Narrador Amaya fue llevada hasta el santuario dónde en el suelo, un círculo con runas ya la esperaba. En el centro estaba aquella mujer acostada, la compañera de Darius, su cuerpo pálido y sin vida, se conservaba gracias a un hechizo de conservación. —Comiencen. Amaya fue arrastra al centro donde la sujetaron con fuerza, cánticos comenzaron a elevarse al cielo por magos cubiertos de unas enormes túnicas negras. El suelo bajo sus pies comenzó a brillar y algo en su interior se revolvía. Quería soltar aquellas palabras que ella misma desconocía, quería mencionar las últimas palabras de aquel pedazo de papel que haría que todo su vida fuera succionada por aquella mujer muerta. Darius veía con amor y satisfacción en su rostro a su amada que pronto volvería a la vida, sin importar que costo. Amaya se resistía con fuerza a aquella magia oscura y poderosa que la quería doblegar. En el campo de batalla, la tierra daba pequeñas vibraciones, cada paso de esa cosa, era un segundo me
Pov Narrador Alzó su mirada para ver a su Reina, se veía agotada y cansada, ella había dado su vida por un mundo al que no pertenecía y aún estaba dispuesta a luchar por ese mismo mundo cruel que la marcó. Mariel rompió el collar y conjuró palabras que solo ella entendió. Amaya alzó sus ojos para ver como Mariel lloraba y abrió los ojos una última vez para ver a su Reina. Amaya quería ayudarla, liberarse para poder ayudarla, pero no podía, estaba perdiendo la batalla. Las palabras comenzaron a salir de su boca, sin poderlas detener, lágrimas caían de sus ojos al escuchar como estaba conjurando el ritual que acabaría con su vida y la de su bebé. Pero no sé fijó que alguien más, repetía las mismas palabras que ella, que un hechizo doble se estaba elevando al cielo. Las nubes comenzaron a arremolinarse cubriendo el sol, quedando casi a oscuras. Fuertes rayos caían a su alrededor, incendiando árboles, abriendo la tierra. De esta, comenzaron a salir serpientes, oscuras, con cuernos
Pov Narrador Amaya se levantó del suelo y con su dedo dibujó runas en el aire, las elevó al cielo y las envío en dirección a sus Alfas. Un sello cayó sobre ellos, sus cuerpos de lobos, estaban siendo reemplazados por llamas, la transformación en forma de humano dejó perplejos a muchos, pero eran intocables. Los vampiros retrocedieron mientras Cerberus se abalanzó contra ellos, pero sus garras no les hacía daño, traspasaban aquel cuerpo hecho totalmente de llamas sin poderles hacer nada. Cuando Amaya miró hacia la vampira, esta estaba levantándose, su cuerpo era rodeado por una tenebrosa oscuridad. Una cuchilla oscura se materializó de aquella oscuridad. Se lanzó contra Amaya fuerte, implacable y letal, sus golpes certeros y fuertes, su poder oscuro oprimiendo al de su oponente. Clavó peligrosamente aquella arma cerca de su vientre, Amaya solo tomó su mano mientras escupía sangre. —Tú y ese maldit0 pequeño que llevas dentro morirán, todo el Reino de los lobos caerá y tú... ya n