Primero del día, gracias por leer.
EvelynAbro los ojos de golpe, jadeando. Estoy de nuevo en la tienda. Leonard se endereza al instante, alertado por mi respiración agitada.Puedo notar la preocupación en sus ojos, el miedo y me siento culpable por eso.—¿Otra visión? —pregunta, en voz baja.Me quedo paralizada un momento. No quiero preocuparlo. No aún. Ni siquiera yo estoy segura de lo que vi.Asi que niego con la cabeza, aunque tenga la imagen de… del niño en mi mente todavía.—Solo un mal sueño, lamento haberte despertado —respondo, obligando a mi voz a sonar creíble.Él me observa en silencio, claramente dudando. Pero no insiste. Solo me acerca más a él, envolviéndome como si pudiera alejar cualquier sombra solo con su abrazo.Y yo me acurruco contra él, absorbiendo su aroma, su calor.—En tus brazos todo se calma —le murmuro, apoyando la cabeza en su pecho.Leonard besa mi frente.—Entonces quédate aquí. No pienso soltarte nunca.Lo hago.**__***El amanecer llega con el cielo teñido de rojo. Mal presagio, diría
AlexNunca me han gustado las despedidas.No me considero un hombre sentimental, pero las despedidas y yo tenemos un historial bastante amargo, por eso cuando Evelyn se aferró a mi, mi Luna, a la que ahora le debo lealtad y me susurro que me mantuviera con vida, todos los recuerdos del pasado, esos en dónde mi padre yacía moribundo y me decía casi esas mismas palabras, regresaron a mi mente.No puedo distraerme, me digo sacudiendo la cabeza, si en verdad quiero mantenerme con vida debo estar al cien en esta misión.El olor es lo primero que me golpea al cruzar la frontera: un aire denso, casi metálico, como si el bosque respirara veneno. Mi antigua casa… ahora convertida en un campo minado de hipnosis y traición.Camino con paso firme. Sin armas. Sin resistencia. Tratando de interpretar lo mejor posible el papel que me corresponde.Mis manos a los costados, la cabeza ligeramente baja, pero mis sentidos, afilados. Cada crujido de rama, cada sombra entre los árboles me mantiene alerta. E
EvelynNo sé qué me despierta exactamente.Tal vez es el viento, que suena como si algo lo empujara. O tal vez es esa sensación horrible de que algo… algo no está bien.Me incorporo en mi saco de dormir y me froto los ojos. Leonard duerme a mi lado, su respiración tranquila, su brazo extendido como si me buscara incluso dormido.Pero yo ya no puedo seguir ahí acostada.Salgo de la tienda con cuidado de no hacer ruido. El aire de la madrugada es frío, pero no es eso lo que me eriza la piel. Hay algo raro en el bosque. Como si la energía hubiera cambiado de color. Como si algo me rozara la espalda, invisible pero real.Camino hasta el borde del claro. El cielo está empezando a aclararse. Las estrellas se apagan de a poco, como si supieran que ya no tienen nada más que decirme.—No deberías estar sola —dice una voz a mi espalda.Me doy la vuelta. Es la hechicera blanca, envuelta en su capa larga, sus ojos brillando con ese tono extraño que tienen cuando hay magia cerca.—No podía dormir —
LeonardLas palabras de Evelyn todavía me retumban en la cabeza.“Esta Luna no espera sentada.”Pero yo sí tengo que hacerlo.No porque quiera. No porque me falten ganas de correr directo al infierno y sacar a Alex con mis propias manos. Sino porque no puedo perder la cabeza ahora. Si fallo en este momento, no solo pierdo a mi Beta. Podría perderlo todo.Me paso una mano por la nuca mientras camino al centro del claro. El aire huele a madera quemada, a tierra fría, a expectativa. Estoy preocupado, mi pecho, mi alma y mi mente me dice que algo no está del todo bien, que hay algo que no estoy viendo, pero no sé que es y estoy frustrado.Quiero asegurarme de que los míos, todos, estén a salvo de esta maldit4 guerra que parece no tener final.Sebastián me espera ya en la mesa improvisada de mapas, con la hechicera blanca de pie a su lado. Evelyn se acerca por el otro extremo, su cabello suelto, el rostro sereno pero alerta. Ha cambiado. La oscuridad la rompió… pero también la hizo más fue
AlexNunca pensé que la traición o la lealtad, mírese como se mire, doliera tanto… físicamente.Dos hombres me sacan de la celda a rastras en la madrugada y joder, quisiera decir que lo estaba esperando, pero la verdad es que no fue así.Me arrastran como un perro, como un criminal, sin decirme a dónde voy. Y mientras lo hacen los golpes van llegando de todas las direcciones, pero se que luchar ahora solo va a causar más desgaste, así que resisto lo mejor que puedo. Me duele todo, incluso cosas que no recordaba que tenía. Uno me da un empujón por la espalda y el otro se burla cuando casi tropiezo.—¿A dónde me llevan? —pregunto, escupiendo sangre vieja en el suelo.—A tu prueba de fuego —dice el más alto con una sonrisa torcida—. Todos los que afirman estar con nosotros… tienen que pasarla.Perfecto.M4ldito circo de mierd4 en que se ha convertido la manada, no puedo creer que estos imbéciles hayan vivido entre nosotros.Me empujan por un pasillo de piedra y me lanzan dentro de una s
LeonardEl aire está denso. No por el clima, ni por el bosque que nos rodea, sino por la tensión que flota entre nosotros.Somos seis.Seis contra todo un ejercito que tiene armas que ni siquiera sabemos, pero nosotros también tenemos un poder que ellos no conocen, ya no hay maldición que me detenga.Ni a mi ni a los cinco que me acompañan.Evelyn, la hechicera blanca, Sebastián, dos de nuestros guerreros más leales… y yo. Caminamos en silencio, semi-convertidos, envueltos en un campo protector que la hechicera mantiene activo con esfuerzo visible. A mi lado Evelyn tiene su mano entrelazada con la mía, ella tampoco esconde ya su poder, lo deja salir libre sin importarle las miradas de nadie y es que no tiene que importarle.Ella es la Luna de esta manada, es poderosa, es mía y voy a defenderla con mi vida.Cómo si supiera hacia donde se han ido mis pensamientos, Evelyn aprieta mi mano y me dice:—No pienso permitir que te lastimen, no voy a perderte y tú debes dejarme ayudar.El hecho
EvelynTodo parece suceder en cámara lenta mientras veo a Leonard caer.El grito sale de mi pecho antes de que pueda contenerlo y consigue despertar todo dentro de mí.—¡Leonard!Mi mundo se reduce al instante en que lo veo caer. El Alfa. Mi compañero. Mi todo. Se desploma como si lo hubieran arrancado del aire, y por un momento, siento que el campo de batalla se detiene. No escucho los rugidos, ni los hechizos, ni el crujido de las garras. Solo el tambor sordo de mi corazón latiendo con furia y terror.Entonces no queda espacio para pensar en nada más y no lo hago, simplemente actúo, lo hago sin importarme nada más.Corro. El aire quema mis pulmones, y cada zancada es como un disparo de energía bajo mis pies. La rabia me recorre como una corriente eléctrica. No pienso. No razono. Solo actúo.Tres enemigos se atraviesan en mi camino. No sé si son lobos, si aún están poseídos o si lo hacen por voluntad.Y sinceramente en estos momentos no me importa nada más que mi compañero y la for
EvelynMegara gira la cabeza y me ve y puedo decir que en su rostro parece que hubiese visto un fantasma, me imagino que para ella eso es lo que soy.—No…No puede ser ¡Tú estabas muerta! —su voz tiembla de furia—. ¡Alex dijo… tú estabas muerta!Sonrío. Una sonrisa lenta, cruel, que sabe a justicia.—¿Y te lo creíste? ¿Tan fácil te manipulan?—¡Eso no es posible! —grita—. ¡Ragnar dijo que tu alma se había deshecho con la oscuridad!—Entonces Ragnar subestima más de lo que aparenta. Aunque no tanto como tú.Megara retrocede, como si ver mi rostro fuera peor que una maldición.—Leonard se volvió loco por ti… hablaba solo… creía que te sentía… ¡tú no deberías estar aquí!—Y sin embargo, aquí estoy. Viva. Más fuerte que nunca. Y tú…La energía empieza a acumularse en mis palmas. Luz lunar, pura y palpitante, responde a mi rabia.—…tú vas a pagar por cada traición, por cada muerte, por cada alma que corrompiste.Megara me lanza una un cuchillo de plata, pero lo bloqueo.Ella se transforma p