Capítulo 54: Humillación.

—¿Me puedes explicar que es lo que ha ocurrido? ¿Por qué abandonaste la mansión Kingsley? Recibí esto esta mañana en mi hotel. — Ayla entraba en una vieja finca propiedad de su padre, quien la miró con seriedad mientras le hacía aquel reproche.

La loba de piel morena, sin embargo, se quedó en silencio al notar a los ancianos del consejo, que sirvieron al Alfa Maserati. Se le había enviado un aviso advirtiéndole de no acercarse a la mansión Kingsley y con la nueva dirección en donde se encontraba su padre, sin ninguna explicación.

—Me alegra que estés a salvo. — dijo Adolphus invitando a su hija a pasar.

—¿Qué está ocurriendo aquí? — cuestionó Ayla sorprendida y confundida.

Acercándose a su hija, Adolphus la miró a los ojos.

—Giles Levana ha escapado de su prisión, y tanto el viejo consejo como yo, debatimos sobre lo que habrá de hacerse con Giles y Artem Kingsley. — respondió.

Sorprendida, Ayla retrocedió un par de pasos, notan a sus primos, los favoritos de su padre, mirándola con bu
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