¿Qué será eso que Connor y toda esa manada oculta?
El desayuno, igual que el almuerzo de ayer, es incómodo, aunque Clarisse trata de conversar con Selene de tanto en tanto para amenizar más el ambiente hostil que su madre se empeña en crear desde que ella llegó a la manada.Luego de desayunar, Connor, igual que ayer, la lleva a conocer otros lugares de la manada, específicamente las edificaciones más importantes que forman parte de Redwood Wolves. Hasta ahora es que ella se entera de que Connor es dueño de una significativa empresa textil en Norte América, aquella que colabora con la empresa de su padre en Tierra de Pinares.Con paciencia, Connor le explica cada detalle de los movimientos en cada edificio, hasta que llegan a un área común. Allí están varias omegas corriendo ocupadas haciendo gestiones para el almuerzo de las guardianas. Todas inclinan la cabeza con respeto cuando él entra en el gigantesco salón, pero luego sus vistas van a parar a Selene, una pregunta no formulada se forma en sus ojos, especialmente al ver que su alfa
Una ola de confusión invade a Saya al sentir las patas delanteras de Sorem envolverla mientras ruedan juntos hacia el centro del salón hasta que quedan uno encima del otro. Selene sacude la cabeza y frunce el ceño, mirando a través de los ojos de su loba a quien le impidió llegar a esa estúpida. Un lobo enorme, con un pelaje naranja amarronado, orejas blancas y ojos verdes, la tiene sujeta totalmente en el suelo con su nariz rozando levemente la de Saya. Su aliento cálido se mezcla con el de su bestia y en su cuerpo siente un cosquilleo agradable recorrerla por completo.Selene parpadea un par de veces antes de fruncir el ceño y hacer retroceder a Saya. Connor hace lo mismo con Sorem, quedando ambos en su forma humana.—Está bien… solo cálmate, cariño —La voz de Connor es suave como la seda mientras no se aparta ni un centímetro de Selene.Saya incluso ya está tranquila dentro de su mente y dispuesta a hacer lo que su compañero le dice. Ella se voltea bruscamente y se levanta del piso
Selene aprovecha la oportunidad que está sola para echar un vistazo a toda la habitación. Ahora que regresó de la recorrida, ya puede percibir el olor de cloro y otros elementos de limpieza en el lugar. Todas las ventanas están abiertas y la luz natural del sol llena la habitación. Hay una brisa agradable meciendo las cortinas, y desde su posición puede ver el vaivén de los árboles hacia las afueras de los muros. Se acerca totalmente al barandal del balcón y tiene una vista perfecta de Redwood Wolves desde allí, incluso puede ver la entrada principal. A la derecha hay un campo bastante grande, no recuerda que Connor la haya llevado allí todavía. Hay varias mujeres en ese sitio, al parecer entrenando. Ya lo tiene decidido, irá allí más tarde, necesita despejarse un poco y correr al aire libre, sin duda va a ayudarla. Su estómago gruñe de pronto y decide bajar a la cocina por algún tipo de refrigerio. Cómo allí nadie parece escucharla y todos la evitan o escapan de ella, toma la teter
—Señorita Clarisse, su madre, la manda llamar a la sala —Analia abre la puerta e interrumpe la conversación entre ella y Selene, justamente en ese momento. En el fondo, Clarisse suspira aliviada de no tener que explicar ese asunto a Selene. Su hermano podría castigarla si se entromete o habla más de lo debido, por lo que simplemente asiente y se levanta para caminar hacia la salida. Selene queda aún más intrigada. ¿Serán todos hijos de Jackson y Beltrán? Al parecer esa duda quedará no resuelta por el momento. Al final toma uno de sus libros y baja nuevamente al jardín que había visto anteriormente. Permanece allí durante casi toda la tarde, ni siquiera va a almorzar y aunque suena chistoso, nadie la busca en ese tiempo, lo que no le parece increíble, ya que casi todos parecen huir de ella. Ya muy de tarde, cansada y sin ánimos de seguir allí, va hasta la cocina y prepara el mismo té. Allí está Analia con otra joven que ayuda en la cocina ya con los preparativos de la cena, pero ning
Selene despierta, sintiéndose aprisionada por un enorme brazo alrededor de su cintura. Intenta zafar para salir de la cama, pero cada vez que se mueve, el brazo de Connor la aprisiona más, sujetándola firmemente en su lugar. Él es demasiado posesivo, incluso mientras duerme. El maldito vínculo ya lo tiene bien agarrado.Luego de varios intentos, al final, se rinde. No hay caso, el vínculo de la pareja entre ellos ya está muy fuerte y a medida que pasen los días, es probable que empiece a volverse aún más posesivo con ella, igual que Saya con Sorem. El lobo de Connor es hermoso y le gustaría mucho acurrucarse entre su pelaje y colocar su cara en el pecho para sentir los latidos de su corazón.Ese pensamiento la hace sonreír a pesar de lo mal que se sintió ayer con todo lo que la señora Carla le dijo, pero el olor de Connor a su alrededor la relaja y arrulla, igual que el suyo lo arrulla a él. Ahora ya no se siente tan agobiada como lo estuvo anoche.La habitación sigue a oscuras, lo que
Selene sale del baño un tiempo largo después. Cuando está eligiendo la ropa que va a ponerse, alguien toca la puerta y entra una de las jóvenes que ayuda en la cocina, con una charola de desayuno en la mano.—Buenos días, señorita Selene. El alfa me pidió que le traiga su desayuno a la habitación —dice la joven de manera tímida y con la cabeza agachada mientras se acerca hasta una mesita para dejar lo que trajo.—¿Él ya se fue? —Selene todavía sigue molesta y ni siquiera la hermosa rosa roja que está al lado de la taza de café logra animarla. Hasta el hambre que tenía desde ayer, desapareció por completo, primero con la confrontación de Clara, y ahora con esa mini discusión que tuvo con él.—Sí, señorita, él no regresará temprano a la casa, el beta Jackson, la señora Clara, Beltrán y otras guardianas de su confianza fueron con él. Generalmente, cuando salen todos juntos, se desconectan totalmente con la manada y regresan muy tarde a la noche.La joven sale de la habitación y Selene se
Saya empieza a correr sin rumbo fijo hacia un camino opuesto por donde había visto entrar a aquellas lobas. Selene mira el paisaje a través de Saya y sus ojos, igual que cuando llegó aquí, se abren maravillados. Este lugar es precioso, incomparable con nada que haya visto antes en la Amazonía o en Tierra de Pinares. Los efectos de luces y sombras que el sol y los árboles crean al paso es un espectáculo digno de recordar por siempre, ellas incluso parecen hacerse una sola con la naturaleza, ya que Saya es capaz de percibir hasta el revolotear de las mariposas y el movimiento de algunos de los insectos más pequeños. La briza es fresca y le ofrece esa sensación de paz y libertad que tanto ansiaba, pero a medida que avanzan, las secuoyas se vuelven aún más grandes y su sentido de orientación va desapareciendo poco a poco. A Saya no le preocupa mucho esta situación, siempre fue una excelente rastreadora y Uriel le ha enseñado mucho acerca de las posiciones de los cuerpos celestes, aunque
Connor pasó todo el día en esa dichosa reunión con el consejo, aunque en todo momento pensó en Selene y en esa discusión que tuvieron antes de irse, imaginó que todo estaría bien, hasta que llegó a la mansión y se encontró con este desastre. Está claro que nadie le avisó porque es prohibido molestarlo cuando está en esas reuniones, incluso apagó su teléfono para que nadie pudiera interrumpirlo. A pesar de eso, todos en la manada tienen la orden de mantener a Selene alejada de la frontera, todos saben los motivos, ¿por qué nadie la detuvo? ¿Por qué no había custodios en esa área que le impidan el paso? ¿Por qué ella tomó ese camino exactamente y no el otro que es de la zona segura? Son muchas preguntas que rondan su mente a medida que se adentra al bosque rojo, como lo llaman. Este es un territorio tomado por Augusto, el hermano bastardo de su padre, el hombre causante de la mayor masacre de su manada hace 15 años. Desde entonces, él y Augusto llevan una lucha interminable, que ambos