Lyon comenzó a sentirse cansado, ya su cuerpo reclamaba dormir, pues la noche anterior no lo había hecho muy bien por quedarse a velar el sueño de Aysel. Camino de forma tranquila hasta su casa, al pasar por la habitación de su hermana, se fijó para saber si Aysel aún permanecía con ella leyendo algún cuento, pero no era así, Feray dormía tranquilamente. Siguió su camino a su propia habitación, el mareo aun persistía, al entrar vio la puerta que comunicaba las dos habitaciones, un calor comenzó a recorrer su cuerpo al pensar en su Luna, recostada en la cama, con los ojos cerrados, sus labios carnosos llamándolo, él acercándose para tomarlos como en la mañana lo había hecho…Sin pensarlo demasiado se despego de la puerta y fue hasta la hoja de madera, llamo una vez esperando escuchar su voz, pero no paso, volvió a tocar, con el mismo resultado. Al tercer toque no resistió, abrió la puerta esperándola ver como segundos antes la había imaginado.Al no verla recorrió la habitación, hasta
Su grito se escuchó por toda la casa, al entrar vio a una loba que inmediato supo que no era Aysel, su cabeza se despejo de inmediato, para dar paso a la recriminación de su lobo, no era de ayuda, había cometido un grave error, de nuevo sintió como todo daba vueltas y escuchó la voz de Radolf muy lejos. —Lyon hermanito ¿Perdiste a tú compañera? —cuestiono con picardía, más cuando noto que detrás de él aparecía Aysel —no me digas que pensaste que ella estaba aquí conmigo, en mi cama…Se escuchó el estruendo de un vaso de cristal que se estrellaba contra el suelo, Lyon se giró bruscamente para encontrarse con la mirada de dolor, de desilusión de Aysel. Su lobo no era de ayuda, le recriminaba lo idiota que fue al no escucharlo, su maldita desconfianza había sido el peor error de su vida y ponía una barrera entre ellos. —¡Aysel! Espera deja que te explique…—dijo Lyon al tiempo que quería tomar su brazo, pero levantó sus manos, pidiendo sin palabras que no la tocará. —No quiero escucha
Nunca en su vida había sentido tanta vergüenza como esa mañana, mientras le contaba a su amigo el gran error que había cometido en la noche, Uzziel lo miró con decepción al ir escuchando todo, no podía creer que fuera el mayor tonto que había conocido…—Ahora no me quiere ver ni en pintura —admitió un poco adolorido Lyon, y no por los golpes que Radolf, sino por él sufrimiento que le había causado a Aysel… —Lo tienes muy bien merecido, sabes que yo la apoyo —externó Uzziel molesto —como fuiste tan estúpido para confundir la voz de Aysel con esa loba…—Te juro por la Diosa que no lo sé, fue tan claro su timbre de voz —expreso Lyon con desesperación, con vergüenza —ahora no sé cómo reparar este error y lograr que ella me perdone…—Si fuera Aysel, yo nunca lo perdonaría —remató Lara mirando a Lyon, que le dio una mirada dura —disculpe Alfa, pero es la verdad, desconfiar de una mujer que lo ama, como lo hace Aysel es un verdadero pecado, ni dándole miles de flores obtendría su perdón. —
Aysel no salió de su cuarto en tres días, solo Feray y Lara la habían visto, la niña la acompañaba por la tarde, hasta llegó a quedarse a dormir con ella. Lara por su parte le llevaba de desayunar, comer y cenar. La planta del pie había sanado veinticuatro horas después, por lo que podía caminar sin ninguna molestia por la habitación, aun así, no quiso salir, para no toparse con Lyon. Ya los chismorreos por la manada corrían, Radolf se había encargado de regarlos, y todos compadecían a la pobre de Aysel. Por su parte Lyon no prestaba atención a los chismes, no importaba que lo pusieran como el peor compañero, lo único que quería era que ella lo escuchara, que le diera una oportunidad de enmendar la metida de pata.Le pidió consejo a Uzziel, alguna idea que lo ayudara a no perder a su compañera. —No tengo nada que pueda ayudarte —replico su amigo —Aysel esta muy herida por tu desconfianza y una loba así no será fácil de convencer…Sin tener el apoyo de su amigo y sin ideas, solo se
Lyon la miró fijamente, y soltando un poco el aire comenzó.—Aysel te juro que no se que paso esa noche, cuando regrese a casa te busque, quería marcarte esa noche, lo necesitaba, por eso salí a buscarte, pero sentía mi cabeza volando —Lyon se tomo la cabeza con una de sus manos recordando cada paso —pensé que pudieras estar en la cocina, porque antes de llegar a mi cuarto, revise y tú no estabas con Feray.—Si, fui por un vaso de agua, cuando regresaba escuche su grito y yo… yo… —balbuceo sin saber si debía decirle lo que pensó.—¿Tú que cariño? —cuestiono acercándose a ella…—Temí que Radolf le hubiera hecho daño, que lo hubiera herido —soltó desviando la cara —pero fui, usted grito porque pensó descubrirme en la cama de su hermano. —Perdóname, te juro que lo que te voy a decir no es justificación, pero claramente escuche tu voz, pensé que él te había pedido algo para el dolor y tú accediste a darle un masaje —bajo la cara —los celos cegaron mi razón, mi cabeza daba miles de vuelta
Él abrió los brazos al tiempo que hacía una declaración.—Soy todo tuyo Luna, has de mi lo que quieras…Ella no tardo en quitarle primero la chaqueta, la dejó caer al suelo junto a la bata que ella había tenido puesta, sus dedos comenzaron su trabajo con los botones de la camisa, mientras ella desabrochaba uno a uno Lyon beso la parte superior de su cabeza, su frente, su mejilla.Cuando termino con el último botón Lyon se quitó rápido la prenda, la aventó y tomo el rostro de su compañera para darle un beso. Ella lo abrazo pegando cada centímetro de piel de su pecho al pecho de él, sus manos acariciaron conociendo lo que era suyo, su torso, su espalda, con delicadeza acaricio las marcas de su espalda, quería preguntarle cómo se las había hecho, pero no quería detenerlo, quería seguir sintiendo la suave caricia de sus labios, ya después habría tiempo para conocer más de él. Siguió con su trabajo, sus dedos desabrocharon sus jens, al tiempo que los bajaba, ella besaba su cuello, su pec
Aysel a penas escuchó la voz de Lyon, el éxtasis que había sentido hizo que perdiera la conciencia y cayera en un profundo sueño.Poco a poco fue abriendo los ojos, no se encontraba en su cama, estaba bajo un gran árbol dentro del huerto, se levantó lentamente, había un sol radiante, perfecto para buscar a Lyon. Comenzó a caminar entre los senderos para ir hasta el aserradero a buscar a Lyon. De pronto una voz fina, reconocible para ella, llegó a sus oídos, conversaba animadamente con alguien, con el corazón turbado fue siguiendo el sonido hasta que llegó a las afueras del huerto, Dilay estaba riendo coquetamente a Lyon. Ella estaba colgada de su cuello, y él rodeaba su cintura con sus brazos, su mirada brillaba como nunca antes lo había hecho con ella, sus labios estaban por besar los labios de Dilay —¡Lyon! —grito tratando de evitar que su compañero lo traicionara de esa forma. Pero el no reaccionaba, parecía que no la escuchaba, como si no existiera. —¿De verdad amas a Aysel? —
En las salas de café no se hablaba de otra cosa de la eminente llegada de Lyon, el alfa de la manada y su ceremonia donde tomaría como su Luna a la hija adoptiva del enlace de manada, a la más bella del lugar Dilay Chao. —No estás feliz Dilay, se dice que la próxima semana regresa Lyon y al fin te convertirás en su Luna— le decía una mujer que estaba de frente tomando una taza de té. —Si, muy feliz— contesto sin mucho animó, algo que fue notorio para todas las mujeres presentes.—Pues no se nota querida —respondió una de las mujeres con una sonrisa burlona —Está nerviosa, además extraña a Lyon, han sido tantos meses sin verlo —intervino Tara al ver la cara de su hija, le apretó la mano con disimulo para que cambiara su rostro y mostrará una sonrisa —¿Verdad cariño?—Si mamá, es la nostalgia —respondió Dilay con una mueca en el rostro. —Casi todo está listo —intervino Tara llamando la atención de las mujeres —Aysel y yo la estamos ayudando en todo, para que sea la mejor ceremonia d