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¿QUE SUCEDIÓ ANOCHE?

—Esa es mi hija, ya superaste a ese patán. Al menos eso espero porque si me dices que vas a verte con él te juro que me pegó un tiro. —dice el ganándose un codazo de mi madre.

—¡Fernando! A veces me pregunto cómo es que te he soportado todos estos años. — le dice ella y él sin importarle que estoy presente, viene y le acaricia la pierna a mi madre mientras la besa. Salgo corriendo del lugar. Dejándolos solos, justo antes de cerrar la puerta les digo que saldré con Alana y me quedaré con ella. Ganándome solo el pulgar de mi padre quien tiene a mi madre atrapada en el mueble. Los amo son tan tiernos espero algún día poder tener un amor como el de ellos.

—Por fin sales, mujer. Este, estaba insistiendo que te fuera a buscar. Ahora vamos suelta la sopa. ¿Qué fue lo que pasó? — dice al nomás entrar veo en el asiento del conductor a Ángel.

—Querido, hola. ¿Te obligaron a salir o fue voluntad propia? — le pregunto. Él me sonríe y asiente.

—Hola, querida. No, hoy salí por voluntad propia. ¿Crees que podría dejarte sola con este demonio? — me pregunta y yo niego.

—Claro que no, la última vez que salimos solas. Casi nos mata tu padre porque ella llegó hasta las luces de borracho y aunque no nos creyeron tus padres de verdad solo se había tomado dos tragos de tequila. — hablar con Ángel era tan simple. Él tenía esa manía de hacer que una plática sobre átomos y moléculas fuera muy entretenida. Él era un prodigio de la ciencia, su especialidad era la física cuántica.

—No, me desmientas frente al fideo esté, ante todos fueron 10 tragos, no dos. No arruines mi fama al decir que soy mala bebedora. No cambies el tema, vamos dinos que paso. — me insiste Alana y yo le miro con la ceja alzada en reprobación. Suspiro pues se que no me la sacaré de encima si no le cuento lo que pasa. Empecé a contarles lo que verdaderamente pasó, se que ellos no me iban a echar de cabeza y decirle a alguien sobre esto. Ángel frenó de un solo el auto cuando escuchó lo que dije.

—¿Qué hicieron, que? — Pregunta Alana con los ojos abiertos de par en par. Yo ya no tenía que decir más pues ya había contado lo que pasó y porque había salido en ese estado de la iglesia.

—¡Son unos malditos! — grita Ángel golpeando violentamente el volante del auto.

—Por favor no le digan nada a nadie, yo me iré pronto a estudiar a otro país y no los volveré a ver. — digo y ambos se sorprenden aún más.

—¿Cómo que te vas? ¿A dónde? ¿Cuándo? — pregunta Ángel con ansiedad. Yo me encogí de hombros pues todavía eso no lo tenía claro.

—Aún tengo que enviar las cartas para que me acepten. Posiblemente mañana lo haga y luego solo tendré que esperar por la respuesta. — le digo él asiente y pone el auto de nuevo en marcha. Llegamos hasta el bar y está muy bueno el ambiente, me agrada la música y los cócteles estaban muy buenos.

—Otra ronda. — le grito al mesero, siento mi cuerpo mareado, porque ya me he tomado varios tragos, pero no me importa por hoy quiero olvidar lo que me pasó. Alana estaba bailando con un chico muy guapo y alto. Mientras yo estaba en la barra con Ángel.

—Clara, ya has tomado mucho. — me regaña Ángel. Yo negué tomando el trago que acaban de traer a la mesa. Seguí y seguí tomando, hasta que pusieron mi canción favorita “100 Ways de Jackson Wang” comencé a bailar sola en medio de la pista de baile. Sentí unos brazos atraparme, al darme la vuelta miré el rostro de Liam. Quise abofetear, pero no pude, perdí el equilibrio y terminé en sus brazos. A lo lejos escucho una voz femenina que dice

—Llévala al auto, espérenme un momento más ahí, por favor. — siento como me toman en brazos y sacan del lugar siento aire fresco en mi rostro, pero no era capaz de abrir los ojos, los sentía muy pesados. Al rato sentí que me sentaban en algo muy suave. Abro los ojos y ahí estaban esos ojos verdes de nuevo. Liam estaba aquí sentado a mi lado y si él había jugado conmigo yo iba hacer lo mismo con él. Enrollé mis brazos alrededor de su cuello y lo traje hasta mis labios. Sentí algo de resistencia de su parte y hasta podría jurar que se quería alejar de mí.

—Esto no es correcto, estás borracha. — dice entre el beso que quiere evitar.

—Se que tú también quieres. — digo y esta vez hice algo más osado, me senté a horcajadas sobre él.

—Quiero hacerlo. — fue lo que dije, y antes de que él se negara nuevamente pegue mis labios con los suyos en un efusivo beso, el cual ahora si era correspondido. Las palabras que dijo sobre que había estado con mejores vinieron a mí. Hoy le demostraría que era mucho mejor que alguna tipa con las que estaba. El calor comenzó a dominar nuestros cuerpos hasta que llegamos a las estrellas juntos. Le di un beso corto en sus labios.

—Espero que lo hayas disfrutado Liam, porque será la última vez que disfrutaras de mi cuerpo. — me bajo de él y me quedo en el asiento, cierro mis ojos y me dejo llevar por los brazos de Morfeo.

—Clara, ¡Clara! ¡CLARA! — escucho que gritan y yo quiero abrir los ojos, pero no puedo hacerlo. La claridad me ha dejado ciega. Siento que el cerebro se me quiere salir por las orejas. Logro abrir los ojos y miro que Alana ya tiene un jugo con analgésicos para mí. Miro a mi alrededor e identifico que estoy en su casa en la habitación de huéspedes.

—¡OH, DIOS MI CABEZA! — Exclamó tomando esta entre mis manos. Me siento y siento un ligero ardor entre mis piernas.

—La pasamos super bien ¿no es así? — dice y yo alzo la ceja.

—Habla por ti, ¿Por qué habrá llegado Liam a ese bar? ¿Sabía que íbamos a estar ahí? — Alana me mira como si me hubiera salido un cuerno en la frente.

—Liam no estaba allí, Clara. Solo éramos tú, Ángel y yo, bueno y el bello hombre con el que bailaba. Ángel salió a dejarte al auto y luego entró a buscar agua y a vigilarme. — Abro mis ojos al máximo ¿Lo había soñado? Si lo hubiera soñado no me ardieran mis pates sensibles. ¡Ay, Dios mío! ¿Qué sucedió anoche?

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