Punto de vista de Ryan
—Señor Daft, recuerde que el día de mañana tiene una reunión de almuerzo con el señor Presley para tratar el asunto de la compra de sus activos —dijo Morgan, de pie frente a mi escritorio.
—Lo recuerdo, es un asunto importante que determinará el ala de crecimiento de nuestra empresa.
Ella sonrió ante mi respuesta y asintió con la cabeza.
—Después de eso, a las tres, tiene una reunión con el departamento de proyectos para escuchar su ponencia sobre el estudio de mercado que les pidió.
—Perfecto. Trataré de conseguir un contrato de palabra mañana con Presley; tenemos la posibilidad de adelantarnos al mercado en los próximos seis meses, y no pienso perderla.
—Perfecto, señor. Respecto a la cena que tenía programada mañana con sus padres, ¿usted&h
Punto de vista de BlakeA pesar de que deseaba que los días fueran rápidos, parecía que iban al paso de una tortuga vieja y arrugada. Hoy apenas era miércoles, y yo ya sentía que había estado fuera de casa por un mes.Hacía mucho que esta sensación no me pegaba tan fuerte.Esta noche, por fin, tendría un encuentro más diplomático y formal con los ejecutivos de la sede de Reino Unido de nuestra compañía, y eso incluía a mi flamante hermano, quien ya tenía algo más de un mes por estos lares y, en teoría, debía estar haciendo buenas migas con todos.Me parecía imposible, pero bueno.Esa tarde, tras andar de acá para allá cerrando tratos con algunos peces gordos, terminé yendo con Oliver y nuestro chofer al The Five Fields, un restaurante de comida contemporánea británic
Punto de vista de RyanSe suponía que Blake debía volver a San Francisco el viernes; sin embargo, el jueves me envió un mensaje diciendo que surgió algo, y que tendría que retrasar su vuelta para el sábado a la tarde, lo que quería decir que estaría llegando hasta después de las tres o cuatro de la tarde a Estados Unidos.Hoy era mi cumpleaños, así que se me hacía difícil ocultar mi decepción.La tarde anterior, tras irlo a buscar a la escuela, llevé a Colin a casa de sus abuelos, lo que dio por concluida de forma oficial mi actuación como niñero/padre de repuesto de esta semana, dejándome algún que otro sentimiento encontrado, pues nunca había convivido tanto con un nene, y él se dejaba querer.Si tuviese un hijo alguna vez, querría que fuese como Colin quien, a decir verdad, se parec&i
Punto de vista de Ryan Los dos nos sentamos a cenar y, conforme probaba cada plato, entraba más y más en ambiente. —¿Qué es esa fragancia en el aire? Huele muy bien. —Es ciprés y canela… creo que te va muy bien —contestó Blake, que ahora probaba un poco de puré de chirivía. —¿Tú crees? —curioseé, medio incrédulo, porque era una fragancia potente. —Sí… pega mucho con tu aroma natural, créeme. Arrugué la cara, sin saber si eso era un comentario sagaz u otra cosa, pero, al verlo comer como si nada, me di cuenta de que tan solo se trataba de palabras sinceras. Dios… me había convertido en un pervertido. Seguí comiendo con tanta calma como pude, y al probar el vino mi paladar se alegró. Una sonrisa pintó los labios ajenos, y resoplé. —A veces me da miedo lo bien que me conoces, Blake. ¿Qué pasaría si alguna vez usaras esa información para el mal? —¿Me tienes miedo? Jamás te haría nada m
Punto de vista de RyanDespués de veintiocho años, lo miraba con los mismos ojos mientras nos movíamos al ritmo de la música, como si estuviésemos en una enorme pista de baile.Su aire me embriagaba como un cosquilleo en el pecho y, por un momento, sentí que solo éramos los dos en el mundo, sin divorcio, sin la idiota de Amanda, sin nuestros padres juzgándonos, nadie más que él y yo en un perfecto pedacito de realidad.Él era mi todo, y no me daba miedo decirlo, aunque era bastante consciente de que eso podría salir muy mal para mí.Respiré hondo y recosté mi cabeza en su pecho, lo abracé por el torso, en tanto llevó sus manos a mis brazos, y nos movimos despacio al ritmo de la música, como suave vals.Inhalé con calma, y un aroma fuerte entró a mi sistema, uno que me embriagó al instant
Punto de vista de RyanLa sonrisa abandonaba mi cara desde el momento en el que desperté ese domingo en mi cama, en mi casa, y vi en mi dedo lo que hoy llevaba con orgullo.Era una argolla de acero, atravesada por toda la circunferencia por una fina línea de bronce, pero su significado era lo que más me encantaba. Blake llevaba una idéntica y eso, para mí, era el sinónimo de un compromiso, aunque el pelirrojo aún estuviera casado en el papel.Respiré hondo y me acomodé en la silla. Un malestar penetrante me recorrió la espalda, me obligó a volver a resoplar, y la escena de lo ocurrido un par de días atrás reapareció.Fue, probablemente, el mejor se.xo de mi vida, y eso trajo consecuencias, vaya que sí. Todavía me era difícil sentarme, y ya había perdido la cuenta de las horas que pasé sobre agua tibia para c
Punto de vista de RyanSu grito resonó con ferocidad en la sala de estar, y casi me pareció ver a una mujer poseída por un espíritu, más que alguien civilizado.—¡Lárgate de aquí de una vez! —grité—¡No!—¡Tío, tío… no quello, tíooo! —chilló Colin, aterrorizado por la situación.El nene se abrazó a mí tan fuerte, que sentí que sus pequeños deditos se apretaban contra mi piel, lo que me hizo preocupar mucho más.La rabia no hizo más que subir, al tiempo que aquella tipa me fulminó con la mirada.—¡No trates de quitarme a mi hijo, maldito desgraciado!Se me vino encima de nuevo, y en ese momento temí por el pequeño. ¿Cómo podría recibirla sin que él corriera peligro?
Punto de vista de BlakeCerca de las once de la noche, por fin fuimos libres de la policía y, tras unas llamadas a Logan y arreglar algunas cosas, pude darme un baño y comer algo.La «velada romántica/familiar» con Ryan y Colin se arruinó de cierta forma, porque terminamos los tres en mi habitación, pues mi hijo se sentía demasiado ansioso y asustado, pero no quedó de otra.La verdad era que… casi no pegué un ojo. ¿Qué demonios le pasaba a Amanda? ¿Cómo se le ocurría venir directo a mi casa y armar una escena como esa?Colin lloró toda la noche, hasta dormirse cerca de las tres de la madrugada, y luego solo quedamos Ryan y yo mirándonos las caras.—Esto no era lo que tenía en mente —murmuré muy bajo.—Yo tampoco —dijo él y se sonrió—. Pero&hellip
Punto de vista de BlakeOliver Kim era, probablemente, el mejor asistente que pude haber encontrado y, ¿cómo no? Si al día siguiente ya tenía para mí una cita concertada con Raymond Clark.A juzgar por su desempeño actual, se estaba ganando un buen bono para fin de año, y unas merecidas vacaciones para que fuese a visitar a su familia a Corea del Sur.El lugar de reunión era una locación común, algo esencial para que no saltaran las alarmas de nada. Nos veríamos en un restaurante familiar en los suburbios, por lo que me vestí, esa tarde, como si fuese a salir con mis amigos, medio informal.Raymond era un sujeto de cuarenta y tantos años, nadie más y nadie menos que el antiguo gerente de operaciones de nuestra empresa, es decir, el segundo al mando… hasta que mis padres me obligaron a hacer escalar a Gil en el Grupo y convertirlo en mi