El idilio en las montañas había terminado, Dante había corrido por todos lados hasta agotar el mismo hasta lo último de sus energías y dejar a Hades en igualdad de condiciones al correr tras de él, Adriano conducía la camioneta mientras su amado esposo y su demasiado travieso hijo dormían en los asientos traseros, Alice sonreía completamente feliz, desde la mañana anterior en que habían hablado, Hades se notaba mucho mas desahogado, hablar le había servido para sacar un poco todo lo que llevaba por dentro y lo atormentaba, y ahora que ella ya conocía su dolorosa historia, había jurado no dejarle solo jamás.Adriano observaba el perfil de Alice, un sonrojo se coloreaba en sus mejillas, la talentosa artista era muy hermosa y cálida, y aunque nunca se atrevería a mirarla como algo mas que la esposa de su amigo, reconocía para si mismo que aquel, era demasiado afortunado de tenerla, la había escuchado tocando el violín para él el día anterior, la hermosa castaña, sin querer, había dado en
Hacer el amor es la manera que tiene el ser humano para demostrar lo mucho que desea, es consumar, a veces, el desbordado amor que se siente hacia otro, unir dos cuerpos en uno mismo, experimentar sensaciones placenteras, desear todo del amado para uno mismo, sentir que solo a ti pertenece aquel al que tu corazón ama en demasía, desear ser un solo ser cada mañana, cada noche hasta el final de los tiempos.Mirándose a los ojos, sin perder detalle de la mirada del otro, zafiro y aguamarina se amaban con el cuerpo…con el alma, deseando sentir a plenitud al otro, deseando permanecer así por siempre, desnudos sobre la cama, sintiendo el placer que el otro les daba, dejando a los gemidos escapar de su garganta, respiraciones agitadas, te amo susurrados al oído, sintiendo al mundo detenerse solo en ellos dos, nada mas importaba, nada mas deseaban, tan solo amarse cada día y cada noche hasta morir, aquel amor desbordante que por el otro sentían, llenaba sus almas como nada más lo hacía, se pe
Un escalofrió recorría su cuerpo al mirar aquellos profundos ojos color zafiro, idénticos a los de su madre, idénticos a los suyos, hermoso cabello rubio como el de la mujer que decía ser su madre, delicadas facciones infantiles de belleza sin igual, aquella niña era un reflejo en miniatura de Zinerva Dogaru, la mujer que le dio la vida a el y a Zeus, no cabía duda, esa pequeña temerosa que se ocultaba tras de Hildegard era una Dogaru…aunque no podría asegurar que realmente fuese su hija, aquella rubia despreciable se había acostado con él y también con su hermano, mirando fijamente a Hilda, Hades descargaba su mucho desprecio hacia ella con una sola mirada.– Así que, decides venir a decirme esto después de tantos años mantenerlo en secreto, responde algo Hildegard, ¿Por qué crees que te será tan simple venir a decirme esto? Si esta pequeña resulta ser hija mía, lo único que puedo asegurarte es que no descansare hasta quitártela – dijo Hades con enojo.La pequeña se aferro aun mas a
Dos niños corrían de un lado a otro en aquellos extensos jardines, jugando al escondite en medio de las risas divertidas del momento, el menor disfrutaba mucho derribando al mayor una vez que lograba encontrarlo, ojos zafiro, una vez vivaces, se miraban el uno al otro prometiendo mantenerse juntos, sombras de un ayer demasiado lejano, demasiado dolido, fantasmas infantiles que observaba aun recorriendo aquel sitio en medio de sus juegos.Bajando de su lujoso deportivo caminaba con paso firme, el portero no dudo ni un segundo abrirle en cuanto dijo su nombre, Hades Dogaru, el hijo menor del temido Krónos, jardineros, servidumbre que ya conocía y nueva, todos lo miraban con una expresión de desconcierto y sorpresa, era ya doce años desde que, siendo aun un jovencito, había abandonado aquella mansión, todo lucia tal cual lo recordaba, las mismas paredes que tanto dolor guardaban en el mudo silencio del secreto familiar, las mismas fuentes, los mismos rosales de prístinos pétalos blancos,
Zafiro y zafiro se miraban fijamente sin bajar la mirada ante el otro, ninguno había mencionado palabra alguna…aun cuando había demasiado para decir, eran hermanos, ambos lo sabían, sin embargo, era demasiado el odio para poder soportarse, ninguno podría perdonar al otro, cada uno odiaba a su hermano por diferentes razones, y, al mismo tiempo, por el mismo problema, Krónos Dogaru se había encargado de dividirlos, siempre comparándolos, forzándoles a competir el uno contra el otro para demostrar quien era el mejor, una rivalidad impuesta que culmino con la tragedia de la muerte de su madre, dos niños que no debían haberse odiado nunca, dos hermanos que una vez fueron unidos, que una vez se amaron tanto, y que ahora era el odio mas puro contra el otro lo único que existía entre ambos.– Entonces, ¿Te atreviste a venir a la mansión solo para hablar de esa niña que Hildegard asegura que es tu hija? Por favor, te conozco demasiado bien Hades, dime, ¿A qué has venido realmente? – cuestiono
No los había visto, había salido huyendo de ellos como una cobarde por la puerta trasera del museo y con la ayuda de Adriano, no quería verlos, aun se sentía demasiado herida, sus padres, aquellos que le dieron la vida y también la espalda cuando más los necesito, Alice no podía perdonarlos, no aun, que mostraran su apoyo hacia Agatha cuando esta, deliberadamente, se fugo con el hombre que era su marido, su madre, mujer reacia de horrendo carácter, le había escupido en la cara que la culpa de lo ocurrido no era de nadie mas que de ella por descuidar a Henry, incluso, con toda la intención de hacerle daño, se había atrevido a decir que Agatha hacia mejor pareja con Henry de lo que había sido ella, su padre, hombre de carácter increíblemente sumiso y débil, siempre hacia todo lo que Agatha y su madre querían, nunca imponiendo su propia voz ni mucho menos, defendiéndola de ambas brujas que parecían disfrutar de hacer su vida miserable, ambos, se negaron a ayudarla en los peores momentos
El olor a tocino la despertaba esa mañana, obligándola a levantarse con el estomago realmente hambriento, la luz del sol que se colaba a través de las cortinas, avisaba que aun eran tempranas horas de la mañana, Dante aun permanecía dormido en sus habitaciones, y ella, caminaba sigilosamente hacia la cocina, mirando a Hades de pie en medio de ella moviéndose de un lado a otro, pudo ver que, en efecto, estaba cocinando, sonriendo de felicidad, se sentó frente a el para mirarle mas de cerca en su laboriosa faena, estaba en ropa interior con únicamente un delantal que cubría sus muy bien formados pectorales completamente tatuados, sus brazos estaba completamente al descubierto dejando ver sus muy poderosos músculos y los tatuajes que tenía en ellos, Hades, sin duda, era un hombre tremendamente sensual, era imposible no enamorarse de él, sin duda, Alice se sentía demasiado afortunada de tenerlo en su vida y ser amada por el de la manera en que lo era, no solo era un hombre tremendamente a
Ojos castaños escudriñaban directamente a los ojos verdes intentando descubrir lo que había detrás de ellos, el ambiente tenso se dejaba sentir en medio de ambas mujeres, nunca se habían tolerado, nunca se habían llevado bien, ambas, fueron en algún momento el mundo entero de Hades Dogaru, cuando aún eran demasiado jóvenes y comenzaban a comprender la crueldad del mundo, nunca pudieron ser amigas, nunca pudieron ni siquiera ser aliadas por el bien común del hombre al que ambas amaron de diferentes maneras, el rencor aun pululaba de la una hacia la otra y viceversa, nada podía hacerse para remediar aquello.– Entonces, ¿Me dirás para que es que me has llamado aquí? ¿O solo me seguirás intentando asesinar con la mirada Jaqueline? – cuestiono Hildegard con arrogancia.– Sin duda alguna, eres la misma hija de perra que has sido siempre – respondió la hermosa médica arrojando sobre la mesa de aquella cafetería en donde se habían citado, los resultados de la prueba de adn.Hildegard tomo aq