Un escalofrió recorría su cuerpo al mirar aquellos profundos ojos color zafiro, idénticos a los de su madre, idénticos a los suyos, hermoso cabello rubio como el de la mujer que decía ser su madre, delicadas facciones infantiles de belleza sin igual, aquella niña era un reflejo en miniatura de Zinerva Dogaru, la mujer que le dio la vida a el y a Zeus, no cabía duda, esa pequeña temerosa que se ocultaba tras de Hildegard era una Dogaru…aunque no podría asegurar que realmente fuese su hija, aquella rubia despreciable se había acostado con él y también con su hermano, mirando fijamente a Hilda, Hades descargaba su mucho desprecio hacia ella con una sola mirada.– Así que, decides venir a decirme esto después de tantos años mantenerlo en secreto, responde algo Hildegard, ¿Por qué crees que te será tan simple venir a decirme esto? Si esta pequeña resulta ser hija mía, lo único que puedo asegurarte es que no descansare hasta quitártela – dijo Hades con enojo.La pequeña se aferro aun mas a
Dos niños corrían de un lado a otro en aquellos extensos jardines, jugando al escondite en medio de las risas divertidas del momento, el menor disfrutaba mucho derribando al mayor una vez que lograba encontrarlo, ojos zafiro, una vez vivaces, se miraban el uno al otro prometiendo mantenerse juntos, sombras de un ayer demasiado lejano, demasiado dolido, fantasmas infantiles que observaba aun recorriendo aquel sitio en medio de sus juegos.Bajando de su lujoso deportivo caminaba con paso firme, el portero no dudo ni un segundo abrirle en cuanto dijo su nombre, Hades Dogaru, el hijo menor del temido Krónos, jardineros, servidumbre que ya conocía y nueva, todos lo miraban con una expresión de desconcierto y sorpresa, era ya doce años desde que, siendo aun un jovencito, había abandonado aquella mansión, todo lucia tal cual lo recordaba, las mismas paredes que tanto dolor guardaban en el mudo silencio del secreto familiar, las mismas fuentes, los mismos rosales de prístinos pétalos blancos,
Zafiro y zafiro se miraban fijamente sin bajar la mirada ante el otro, ninguno había mencionado palabra alguna…aun cuando había demasiado para decir, eran hermanos, ambos lo sabían, sin embargo, era demasiado el odio para poder soportarse, ninguno podría perdonar al otro, cada uno odiaba a su hermano por diferentes razones, y, al mismo tiempo, por el mismo problema, Krónos Dogaru se había encargado de dividirlos, siempre comparándolos, forzándoles a competir el uno contra el otro para demostrar quien era el mejor, una rivalidad impuesta que culmino con la tragedia de la muerte de su madre, dos niños que no debían haberse odiado nunca, dos hermanos que una vez fueron unidos, que una vez se amaron tanto, y que ahora era el odio mas puro contra el otro lo único que existía entre ambos.– Entonces, ¿Te atreviste a venir a la mansión solo para hablar de esa niña que Hildegard asegura que es tu hija? Por favor, te conozco demasiado bien Hades, dime, ¿A qué has venido realmente? – cuestiono
No los había visto, había salido huyendo de ellos como una cobarde por la puerta trasera del museo y con la ayuda de Adriano, no quería verlos, aun se sentía demasiado herida, sus padres, aquellos que le dieron la vida y también la espalda cuando más los necesito, Alice no podía perdonarlos, no aun, que mostraran su apoyo hacia Agatha cuando esta, deliberadamente, se fugo con el hombre que era su marido, su madre, mujer reacia de horrendo carácter, le había escupido en la cara que la culpa de lo ocurrido no era de nadie mas que de ella por descuidar a Henry, incluso, con toda la intención de hacerle daño, se había atrevido a decir que Agatha hacia mejor pareja con Henry de lo que había sido ella, su padre, hombre de carácter increíblemente sumiso y débil, siempre hacia todo lo que Agatha y su madre querían, nunca imponiendo su propia voz ni mucho menos, defendiéndola de ambas brujas que parecían disfrutar de hacer su vida miserable, ambos, se negaron a ayudarla en los peores momentos
El olor a tocino la despertaba esa mañana, obligándola a levantarse con el estomago realmente hambriento, la luz del sol que se colaba a través de las cortinas, avisaba que aun eran tempranas horas de la mañana, Dante aun permanecía dormido en sus habitaciones, y ella, caminaba sigilosamente hacia la cocina, mirando a Hades de pie en medio de ella moviéndose de un lado a otro, pudo ver que, en efecto, estaba cocinando, sonriendo de felicidad, se sentó frente a el para mirarle mas de cerca en su laboriosa faena, estaba en ropa interior con únicamente un delantal que cubría sus muy bien formados pectorales completamente tatuados, sus brazos estaba completamente al descubierto dejando ver sus muy poderosos músculos y los tatuajes que tenía en ellos, Hades, sin duda, era un hombre tremendamente sensual, era imposible no enamorarse de él, sin duda, Alice se sentía demasiado afortunada de tenerlo en su vida y ser amada por el de la manera en que lo era, no solo era un hombre tremendamente a
Ojos castaños escudriñaban directamente a los ojos verdes intentando descubrir lo que había detrás de ellos, el ambiente tenso se dejaba sentir en medio de ambas mujeres, nunca se habían tolerado, nunca se habían llevado bien, ambas, fueron en algún momento el mundo entero de Hades Dogaru, cuando aún eran demasiado jóvenes y comenzaban a comprender la crueldad del mundo, nunca pudieron ser amigas, nunca pudieron ni siquiera ser aliadas por el bien común del hombre al que ambas amaron de diferentes maneras, el rencor aun pululaba de la una hacia la otra y viceversa, nada podía hacerse para remediar aquello.– Entonces, ¿Me dirás para que es que me has llamado aquí? ¿O solo me seguirás intentando asesinar con la mirada Jaqueline? – cuestiono Hildegard con arrogancia.– Sin duda alguna, eres la misma hija de perra que has sido siempre – respondió la hermosa médica arrojando sobre la mesa de aquella cafetería en donde se habían citado, los resultados de la prueba de adn.Hildegard tomo aq
– Y bien, ¿Me presentaras a tu esposa? No creas que ya te perdoné por no avisarme a tiempo lo de tu boda, solo a ti se te ocurre avisar cuando estaba en medio de una cirugía, las bodas se planean con meses de antelación para que los invitados pudiésemos prepararnos, debí matarte por eso – dijo Jaqueline acercándose a Alice y Hades.– Vamos, ¿Qué querías que hiciera? Un hombre enamorado hace locuras, ya perdóname Jacky – dijo Hades entre risas.Alice observo a la joven frente a ella, era hermosa, su larga cabellera castaña era ondulada, sus ojos eran del mismo color de su cabello, los antojos la hacían tener un aire intelectual, su piel era blanca y se veía cremosa, era sin duda una belleza, y, por lo que acaba de escuchar, era médica.– En fin, siempre serás un idiota, eso no puede remediarse, un placer conocerte al fin querida, soy Jaqueline Coppola, amiga desde la universidad de este imbécil que tienes por marido – dijo la hermosa mujer con una amable sonrisa.– El placer es mío, so
Las hojas de los arboles comenzaban a car en un vaivén lento y pasmoso, el viento, un poco fresco esa mañana, anunciaba el próximo final de la calidez del verano, avisando prematuramente sobre la llegada del otoño y el invierno, las calles lucían desoladas, a pesar de cada mañana estar completamente abarrotadas, no era así aquel día, los muchos canales en la televisión, avisaban de fuertes movimientos en la ciudad, redadas ilegales que estaban ocurriendo, negocios y establecimientos que estaban siendo minuciosamente revisados, aunque, sin ser verdaderamente dañados, personas que habían sido secuestradas durante la madrugada y seguían desaparecidas, Palermo estaba sumida en el caos y solo era un nombre el que se mencionaba en los noticieros, uno que era mas que suficiente para sembrar el terror en la población, la mafia mas poderosa de todo Europa: Figlio Di Satana, y su no menos aterrador líder, el llamado Satán.Hades tenia sus ojos inyectados en una ira atroz e infernal, no había un