Alessandro Black, estaba convencido de que su heredero estaba luchando con todo lo que era para conquistar el corazón de la mujer que había logrado despertar su corazón, Pero eso no quitaba que debían darle la noticia a su esposa — Daniel Alejandro, debes venir a la mansión y decirle tu mismo a tu madre lo que acabas de hacer — Papá, tú duermes con ella, puedes decirle que me he casado, no veo cual sea el problema, lo que te diga a ti, igual me lo va a decir a mí, ¿No lo crees así? — Ah no, tú actuaste de esta manera por tu cuenta, tú la enfrentas, no voy a arriesgarme a que Dariana, se moleste conmigo por no haberte educado bien y no hacer las cosas como se deben, se lo dirás tú mismo, te espero mañana con Candice, por la tarde para tomar el té El padre CEO, cortó la llamada, no iba a evitar que Dariana, le diera su merecido regaño a su audaz hijo — Señor, el chófer a vuelto, estos son los ungüentos que trajo — El mayordomo interrumpió los pensamientos de Daniel Alejand
Daniel Alejandro, era un caballero criado y educado por una gran mujer como lo era su madurez Dariana Ferreira, no quería aprovecharse de la vulnerabilidad de su esposa, pero por el infierno que sentía su sangre arder por hacerla suya Los besos no se detenían, las caricias iban subiendo cada vez más de tono, la toalla que envolvía el cuerpo desnudo de Candice, cayó al piso, Daniel Alejandro, no pudo evitar detenerse a observar su bellísimo cuerpo, ella era perfecta para él El CEO, la cargó hasta la cama y la depositó cuidadosamente mientras se desvestida, su saco, su corbata, y su fina camisa cayeron, la bella italiana lo observaba muy de cerca, Daniel Alejandro, se desabrochaba el cinto, para la jovén italiana que no tenía experiencia en el mundo del placer, estaba viviendo su momento más erótico, pudo ver desnudarse por completo a su ahora esposo — Candice, acéptame, déjame hacerte mía — El CEO, le susurró a su esposa antes de volver a besarla, ella subió sus manos a su cabell
El CEO, Lombardi, comenzó a quitarse la corbata, se sacó el costoso saco y los zapatos, iba desabrochando poco a poco su impecable camisa, el ya solo estaba en el pantalón en el que resaltaban sus bien trabajadas nalgas, Donovan tenía un cuerpo atlético Adriana, no podía dejar de ver los cuadros del abdomen que se marcaban en su marido, sus brazos en los que resaltaban las venas, era todo un espectáculo ver a ese hombre semidesnudo — Do... Donovan, ¿Por qué te desvistes aquí? ¿Dónde está tu pudor? ve al... cuarto de baño o... — Adriana, quiso subir a la cama a cubrirse con la sabana de pies a cabeza pero el CEO, no se lo iba a permitir, de dos zancadas llegó hasta ella y la abrazó a su pecho — Somos esposos, ¿No te parece que ya es demasiado el tiempo que no nos tocamos? te deseo Adriana, quiero hacerte el amor — ¿Qué...? pero... yo... no quiero tener intimidad contigo, siempre fuiste muy frío, aunque no tengo mucha experiencia, estoy segura de que las relaciones entre los
Esa noche los CEOS, habían tenido una noche muy especial donde se habían entregado al amor por sus esposas y las habían hecho suyas, se habían quedado profundamente dormidos con ellas a sus lados hasta que... — Bua... bua... Los mellizos habían despertado llorando, tenían hambre y seguro que estaban mojados, Adriana, estaba profundamente dormida, el CEO, despertó al escuchar a sus gemelos, echó un vistazo a su mujer y vió que ella no se movía — Mujercita, ¿Cómo pretendes que yo solo atienda a los bebés? si cargo a un mellizo el otro no me va a esperar, no tienen nada de paciencia, ahhh.... — El hombre se apresuró a ir a la habitación de sus retoños, ellos ya estaban llorando a gritos — Ya va, ya va, ahorita les hago su biberón, está vez van a tener que ser más pacientes, mamá está dormida ella está... un poco cansada por qué estuvimos hablando mucho por la noche, pero papá los va alimentar — Lo más rápido que pudo el padre preparó dos biberones, les puso una almohada para sost
Solo un gruñido se escuchó salir de la garganta del hombre, que su esposa saliera no le agradaba en lo absoluto, si que estaba siendo posesivo — Espera, ¿No me darás un beso? Adriana, retrocedió sus pasos y quiso darle un beso suave y corto, pero el hombre intensificó el beso tomándola de la cintura y acercándola a él, lo que sorprendió a la bella pelinegra Por un momento la mujer pensó que no la iba a dejar ir, más al separarse, Donovan, habló — Si pasa algo, lo que sea que sientas que estás en peligro, debes llamarme, ¿Entiendes? — De su saco saco una tarjeta azul oscuro que se veía muy elegante — Ten, en esta tarjeta te estaré depositando por mes para tus gastos personales, quiero que la uses, de lo contrario habrá un castigo para tí — ¿Un castigo? — Si, y pensaré en algo que me divierta mucho, así que... depende de ti que nada suceda, — El CEO, sacó varios billetes de cien dólares de su cartera — También lleva esto, no te quedes sin efectivo, podrías necesitar pa
A la gran mansión Black, había logrado entrar la ex novia del CEO, Sofía Bocelli, al no recibir una llamada o mensaje mostrando el arrepentimiento por haberla terminado, decidió venir a buscarlo para hablar de su relación, no podía aceptar que la terminará solo así son más, él era demasiado buen partido para perderlo — !Daniel Alejandro, dame la cara, tenemos que hablar sobre lo nuestro, no hay otra mujer que sea tan perfecta para ti que yo, soy hermosa, de buena familia...! — La mujer se quedó sin palabras al ver a la hermosa italiana con la corta bata de seda, estar tan cerca del atractivo hombre vestido de traje — ¿Qué demonios estás haciendo en mi casa? — se escuchó la fría voz del hombre preguntar — ¿Quién es está mujer? Daniel Alejandro, ¿Qué significa esto? ¡Apenas terminamos y ya te estás revolcando con una mujerzuela! ¿Qué clase de hombre eres? ¡Y tú lárgate de la casa de mi novio, prostituta ofrecida, seguro que te le metiste por los ojos, las zorras como tu son exp
Siendo un hombre tan importante, tan imponente y atractivo, pero sobre todo siendo uno de los herederos más ricos del mundo, nadie, absolutamente nadie se atrevía. no recibir a este hombre de ojos tan azules como el hielo en el océano y Candice, se había negado a bajar a hablar con él — Ahhh... Candice, Candice, te atreves a dejarme aquí — Pero Daniel Alejandro, no era de quedarse con los brazos cruzados, subió las escaleras casi de dos en dos escalones y tocó con fuerza la puerta de la habitación de la jovén Torrineli ¡Ábreme la puerta Candice, tenemos que hablar, no se pueden quedar las cosas así, ni tú salir de la mansión Black, en esa bata tan corta, atiendeme para que resolvamos esto! — Ya el CEO, estaba con una mano en la cintura y dos dedos en el tabique de su nariz — ¡No voy a abrir, márchate de mi casa, no voy a estar en medio de una pelea de enamorados, no estoy en condiciones para lidiar con esto, yo solo quiero paz, quiero vivir tranquila, no voy a regresar a la
La paciencia de los Black, nunca debía ser puesta a prueba, ellos no eran de lidiar con problemas comunes, ellos lodiaban con problemas de gran magnitud — ¡Pero... No es posible que seamos tratados de esta manera, somos socios y hasta hace poco posibles parientes, Alessandro, no puedes romper nuestras negociaciones por esto! — No lo hará papá, lo haré yo, no quiero volver a ver nunca el rostro de esta mujer en toda mi vida, estoy recién casado y se ha presentado en mi casa llamando cualquiera y zorra a mi mujer, juro que quiero matarla como niños propias manos — Es que no es posible que te hayas casado así de pronto de la noche a la mañana, ¿Me estabas engañando con esa mujer? ¡¿Cómo has podido serme infiel, Daniel Alejandro?! — Ahhh... Cómo se nota lo poco que me conoces, yo no soy ese tipo de hombre, pero cuando conocí a mi mujer y por qué la hice mi esposa es solo asunto mío, no te debo explicaciones, ni a nadie, ahora salgan de aquí, los abogados se harán cargo de hace