El pequeño diablillo Doménico

Solo un gruñido se escuchó salir de la garganta del hombre, que su esposa saliera no le agradaba en lo absoluto, si que estaba siendo posesivo

— Espera, ¿No me darás un beso?

Adriana, retrocedió sus pasos y quiso darle un beso suave y corto, pero el hombre intensificó el beso tomándola de la cintura y acercándola a él, lo que sorprendió a la bella pelinegra

Por un momento la mujer pensó que no la iba a dejar ir, más al separarse, Donovan, habló

— Si pasa algo, lo que sea que sientas que estás en peligro, debes llamarme, ¿Entiendes? — De su saco saco una tarjeta azul oscuro que se veía muy elegante — Ten, en esta tarjeta te estaré depositando por mes para tus gastos personales, quiero que la uses, de lo contrario habrá un castigo para tí

— ¿Un castigo?

— Si, y pensaré en algo que me divierta mucho, así que... depende de ti que nada suceda, — El CEO, sacó varios billetes de cien dólares de su cartera — También lleva esto, no te quedes sin efectivo, podrías necesitar pa
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