Capítulo 2 Planear.

Lory Connor.

Apena salí de esa rara sala me guiaron unos sirvientes a una habitación mencionando que fue preparado para mí por órdenes de Arturo, el que supongo que es como su secretario. Creí que estaría sola por un buen momento para pensar en planear “¿Cómo escapar de la manada de lobos que viven en el bosque?” pero no esperaba que el hombre llamado Kory fuera a aparecerse en mi nuevo cuarto, y ahí estorbamos en un silencio un tanto incómodo podría estar más fatigosa si estuviera mirándome directamente con esos ojazos azules que tiene.

Quisiera mirarlo fijamente y sin miedo, pero tengo que mantener el control de todo, aunque por dentro quiera llorar por todo lo que esté pasando en un solo día.

— ¿Cuánto años tiene usted? — lo escucho preguntarme, frunzo el ceño sin entender por qué me pregunta si ya sabe mi nombre.

— 25 años recién… — pero respondo de igual manera, el primer paso para escapar era conocer la ubicación en la que me encontraba y donde quedaba el pueblo, pero para eso debo echarlo del cuarto para pensar en privado.

— Entonces tenías 13 cuando fui a buscarte a ti — frunzo el ceño otra vez al oírlo susurrar pensativo, lo miro un poco, tiene un perfil bien marcado, si en mi trabajo lo vieran, no dejarían de admirar su belleza, aunque parezca un salvaje que vive en el bosque. — ¿Cuándo fue la última vez que viste a tu abuelo? — me mira haciendo otra pregunta, me paralizo y miro a otro lado.

— Hace 10 años cuando estaba en la ciudad — respondo esperando saber por qué me pregunta tanto, aunque me pongo a recordar ese año en el que mi abuelo fue a verme, pensé que me traería con él de regreso, pero no fue así, solo fue en busca de algo — Falleció hace una semana — lo miro, su rostro parece cambiar haciendo que se levante y comience a maldecir.

Supongo que tanto como él como yo, estamos desesperados por respuestas.

— ¿No sabias que tu abuelo era brujo y tu hermana mujer lobo? — niego a su pregunta y se queda mirando hacia la ventana tras de mí — Al parecer eres adoptada — asiento convencida de que puede ser eso ya que ni soy bruja ni soy mujer loba, me mira con una ceja levantada.

— Si lo dijiste para ofenderme, pues no me ofendes — mira a otro lado — ¿Cuántos años tenías cuando fuiste a buscarme y terminaste llevándote a mi hermana?

— 388 años… — su respuesta me deja procesando un poco, como puede ser alguien verse tan joven y tener siglos.

— Ahora tienes 400, ¿No? Y no pareces que hayas madurado supongo que eres un rebelde como dijo ese anciano — se voltea a verme con indignación — ¿Alguna vez escuchaste el cuento de la bella y la bestia? Bueno, te pareces al personaje de la bestia y aunque recibas un beso de amor verdadero no te convertirás en un príncipe — y con solo decir eso salió del cuarto más que ofendido.

No quería ser grosera, pero tenía que planear la manera de escapar de aquí de alguna manera, si tan solo hubiera traído mi teléfono. Miro la ventana analizando en donde comienza el bosque para saber cuánto tendría que correr para llegar cuando la puerta se abre haciendo que voltee a mirar, los pequeños entran y cierra con cuidado la puerta, me río un poco acercándome a ellos.

— Vinimos a disculparnos, si no fuera por nosotros, nuestro padre no te hubiera encontrado — se disculpa la pequeña Liz.

— Y yo me disculpo por no detener a mi hermana a tiempo — los abrazo a ambos y sin evitarlo comienzo a llorar, pensé que podía tenerlo todo bajo control tomándolo con calma, pero no puedo impedir más las lágrimas que querían de salir.

— ¿Viste? La hiciste llorar, Karl — lo regaña Liz haciendo que me ría un poco — ¿Necesitas ayuda con algo? — me pregunta limpiando mi rostro con la manga de su suéter, miro hacia la ventana mirando el bosque.

— ¿Planeas escapar? — susurra en pregunta frunciendo el ceño, la expresión de tristeza de Liz me hace sentir culpable ya que ahora no estaba mi hermana están más solos sin una figura femenina, pero mis ganas de regresar a la ciudad están por encima, ahora puedo decir no debí haber roto esa pequeña promesa.

— Bien, te ayudaremos… papá nunca trató bien a mamá, así que no quiero que te trate igual — camina y abre la puerta, Karl la mira y suspira tomándome de la mano, por suerte tenía otra ropa y zapatos cómodos, aunque todos vivan en medio de un enorme bosque, la ropa y la comida e incluso las pequeñas cabañas en las que viven son modernas y actualizadas solo que prefieren vivir lejos de los humanos.

Salimos del cuarto en silencio, al bajar por las escaleras nos dirigimos a un cuarto que al parecer es la biblioteca en donde Liz jala un libro de un estante que hace que se abra un pasadizo secreto, seguimos caminando gracias a las antorchas y veo tres túneles.

— Sigue dos veces el túnel del medio y luego dos veces el túnel de la derecha, te tardaras un poco en llegar a tu cabaña ya que no eres un lobo, pero llegaras rápido y más segura — explica la pequeña castaña para luego abrazarme, el pelinegro de Karl mira a otro lado y lo abrazo por igual.

Entro al primer túnel y así pero no sé qué fue lo que hice mal que terminé en medio del bosque en un campo muy despejado, ya no había más túneles que pasar, al menos me encontraba lejos de ese lugar, pero lejos de la cabaña también. Conclusión, me he perdido en medio del boque de Vanille.

(…)

Sigo caminando sin direcciones y dándome cuenta que con esta oscuridad no puedo encontrar el camino a la cabaña, haciéndome recordar cuando era niña cuando me perdía por andar jugando en el bosque.

De pronto escucho un ruido a mis espaldas que hace que detenga mi paso.

— Huele bien — me detengo al sentir pisadas.

— Una humana en el bosque… se ve apetitosa — sentí mucho asco por todo mi cuerpo, me volteo un poco notando a unos 4 hombres, sus ojos brillan y tienen la ropa llena de sangre, puedo oler la hediondez a pocos pasos. Solo pude soltar un grito de miedo comenzando a correr importándome por donde me encontraba, ahora si podía arrepentirme por completo de haberme ido de esa manada, parecía más seguro ahí que aquí en medio del bosque.

— Kory… sálvame — susurro en mi mente como si esto fuera a llegarle de alguna manera — Perdóname por escapar… — chillo cuando sale uno del cielo frente a mí.

Si los hombres lobos existen.

¿Los vampiros también?

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