Tori sonaba frenética, y si sus rápidos golpes eran un indicador… algo había sucedido. Los gemelos y yo nos levantamos de la cama en un instante y nos pusimos cualquier prenda de vestir que pudimos. Quizás había una desventaja de dormir desnudo.

Abrí la puerta de un tirón una vez que los gemelos se habían puesto al menos unos pantalones cortos. Tori irrumpió, sus ardientes mechones eran un completo desastre, y su mirada no estaba enfocada. Yo aún estaba en el proceso de ponerme mi propia camisa, omitiendo por completo un sostén.

“¿Qué?”. Tartamudeé, agarrando a Tori con delicadeza. Busqué en sus ojos respuestas, pero solo encontré miedo y preguntas. “¿Qué sucedió?”.

Tori se estremeció por el miedo que retorció sus entrañas, justo como pensé que lo haría. Ella puso los hombros parejos y dejó escapar un suspiro tembloroso antes de recomponerse.

“Planeaba bajar un piso por un poco de hielo, pensé que no estaría de más porque todos los guardias estaban apostados y todo eso”. Tori soltó