Estaba viendo rojo en un instante, incapaz de escuchar nada más allá de la sangre corriendo a mis oídos. Mi habilidad me dio una idea de las fuertes emociones de nuestros lobos. Ellos sentían cosas como nosotros, aunque sus reacciones podían variar enormemente. Nunca había sentido la ira de mi propio lobo de esta manera. Quizás lo había sentido durante la batalla, pero había demasiada conmoción como para realmente saborear la emoción en su punto más álgido.

No estaba segura de cuándo me había levantado de mi asiento frente al tocador en la habitación, pero estaba terriblemente caliente y me picaba, mi piel estaba incómoda y demasiado tensa. Cuando la toalla cayó de mi cuerpo, no hizo nada para tranquilizarme.

Pude ver a la mamá de los gemelos salir de la habitación, cerrando la puerta rápidamente detrás de ella. No tenía tiempo ni necesitaba preocuparme. Estaba demasiado ocupada conectando los puntos en mi cabeza, los puntos que llevarían a Zayne Novak y su padre a una tumba prematur