Salvador había echado a andar sin percatarse que en realidad no conocía el camino a su habitación ni tampoco donde es que estaba en realidad, supuso que en el santuario, pero de haber sido así entonces ¿Por qué Nomar y Akar estuvieron con él todo el tiempo, acaso no le habían dicho que no podían pisar suelo sagrado? No lo entendía, pero mientras pensaba en esto había llegado a un pasillo que se ramificaba en tres por lo que salvador debía tomar una decisión y decidió seguir derecho por el centro. Por algún motivo las paredes empezaban a ser más decoradas con objetos artísticos, o lo que supuso artísticos, y plantas lo cual a Salvador algo la vista luego de ver tantas paredes desnudas de coral. Mientras se iba encaminando por este pasillo se preguntó como iba a hacer para enfrentar a ese líder del clan de la llama por lo que podía imaginarse podría ser una bestia de 6 metros sobrealimentada y ahora que caía en la cuenta realmente no sabía cuál era su estatura porque no tenía una refer
Despertó sobresaltado y corrió a la salida donde expulsó babas verdes con rosa, ahora que sabía de donde provenía aquello que comió, quería sacarlo de su organismo a como de lugar, pero solo consiguió una molestia en su garganta pues no logro vomitar. Cuando miro hacia arriba se topó con la mirada de Iskel quien lo miraba extrañado ladeando un poco la cabeza lo cual hizo que Salvador se obligase a ponerse derecho y lo mirara.—¿Pasa algo Iskel?-cuestiono salvador al ver que este solamente lo miraba y no decía nada, lo que hizo que este pestañeara varias veces antes de inclinarse hasta casi llegar a la mitad de su estatura.—No, no Saluri, no quería ofenderlo ni nada, únicamente que me sorprendieron sus actos, ya que estaba por entrar para decirle algo cuando lo vi escupir el piso- declaro para luego ponerse derecho y miro a al suelo evitando el contacto visual.—Adelante te escucho, pero antes entremos que no me siento muy bien, además yo quisiera que me explicaras algunas cosas-dijo
Salvador corría como si su vida le fuera en ello, pues de hecho así era, ya que detrás de él venía una tropa lanza en mano y daga a la cintura, lo cual hizo recordar a Salvador que no llevaba la suya cuando palpo su costado. —¡Akar mi daga, busca mi daga, yo me adelanto!-le gritó al guerrero quien iba diez pasos por delante de él por lo que Salvador tuvo que repetirse una segunda vez hasta que este le entendió y se perdió en una calleja a lo que supuso que había tomado un atajo. Cuando logró superar esa calle una lanza pasó silbando cerca de su cabeza hasta clavarse a centímetros de él, la cual tuvo que esquivar para seguir, luego Salvador se volteó y vio como le pasaban otra lanza a Akanar, fue entonces que también logró ver que dos de los cinco seguidores de este llevaban a la espalda un estuche con varias lanzas. —Malditos tramposos y maldita cultura de tramposos-dijo Salvador para sí mismo mientras volvía su mirada al frente, no sabía como, pero ahora había aún más gente, Salv
Salieron a la superficie andando por la arena de la costa, sus cuerpos brillaban por el agua que se deslizaba por sus cuerpos y expulsaban el excedente de agua en sus pulmones por sus narices como un caballo cuando resopla. Apoyándose en sus lanzas ambos miraron el horizonte y Salvador se percató que no habían salido por el pantano que entró sino por una explanada un poco más alejada porque al mirar a un lado distinguió los árboles enmarcados contra la luz del primer sol que empezaba a caer. —Creo que nos desviamos un poco de nuestro destino Akar- dijo Salvador y el nombrado miro hacia el mismo lado. —Ciertamente, Saluri, de haber estado Nomar con nosotros esto no hubiera sucedido, pero hemos llegado a la superficie ahora podríamos ir bordeando la costa a nado o a pie-pronunció Akar mientras señalaba ambos caminos con su lanza, ciertamente Salvador agradecía que estos seres fueran anfibios, pero ya había visto suficiente agua por un rato así que se decidió por el de caminar. —Iremo
Salvador estaba observando a los dos jinetes buscando algo que les diera más información, pero lo único que llamo la atención de este fue el morral que colgaba a un costado de una de las bestias, Salvador supuso que llevarían provisiones para cuando debieran quedarse más tiempo, pero no podría saberlo sin abrirlo, fue entonces que su atención se rompió para escuchar un grito que reconoció, era Akar. Desde su posición pudo ver entre los árboles como lo traían a rastras con una soga, le habían disparado a las extremidades porque cuando se acercaron vio las quemaduras en las piernas y en dos de sus brazos, tuvieron cuidado de no dañarlo o causarle alguna herida letal. Se notaba que les servía más vivo que muerto aunque eso no quería decir que Akar no había luchado, por lo que veía una de las bestias venía herida y faltaba otra por eso un esclavista venía de a pie dándole patadas a un furioso Akar. Lentamente, Salvador desenfundo su daga mientras acomodaba la lanza en las otras, iba a i
Salvador no podía creer lo cansado que se sentía, sabía que era un cansancio mental, pero era como si cada fibra de su cuerpo estuviera agotada, la charla con el maralita lo había agotado de una forma desconocida para él hasta el momento, pero tenía algo pendiente que hacer antes de descansar. —Bien Akar es momento de irnos-dijo lentamente o eso a él le pareció pues sentía aletargados todos sus sentidos. —¿Qué fue lo que hablo con la criatura? Por un momento sentí que íbamos a morir cuando se acercó tanto y abrió su boca-dijo Akar a su espalda mientras veía como Salvador se afirmaba sobre sus pies. — Más que nada me agradeció su liberación, sucedieron más cosas, pero me siento muy agotado como para explicarte ahora, además aún tenemos que ir hasta la criatura árbol y volver a la ciudad-dijo Salvador para seguidamente sacudir la cabeza para intentar despejarse. Al no conseguirlo se dio una bofetada con tanta fuerza que sonó como si un fusil hubiese sido disparado. —¡¿Por qué hizo s
La muerte es solo el principio Argentina 15: 39 PM Año: 2010 —¡Ma! ¿¡Donde esta mi carpeta?! ¡La de dibujos que tenía guardada en mi escritorio! - Se oyó desde la habitación del segundo piso en donde se hallaba Salvador Adam un muchacho de veinticuatro años, de cabellos marrón claro, tez cobriza y ojos café claro; que buscaba en su habitación el objeto antes nombrado mientras mantenía su mochila pegada a su espalda con la mano izquierda a la vez que habría su armario y rebusca entre la ropa con la derecha. —¡Los dejes entre los dos colchones!- contestó en el mismo tono por lo que estaba lejos de él -¡Anoche te lo dije!- fue la respuesta de la madre mientras se acercaba a la escalera que subía a la habitación de Salvador para hacer lo que toda madre sabe que debe hacer, encontrar mágicamente lo que su hijo no, más previamente que subiera el primer escalón el teléfono sonó con estrépito haciendo sobresaltar a esta, ya que lo llevaba en el bolsillo de su delantal de cocina, por lo que
¿Muerto pero vivo?-¡¿Pero qué demonios?!- espetó con sorpresa Salvador al ver que ya no podía volver y también por el hecho de que no hubiera abertura.-¿Y la puerta donde demonios se metió? ¿Acaso me volví loco y este sueño no es más que algo parte de mi locura?- se cuestionó para luego sacudir la cabeza negando que esa fuera una posibilidad. Seguro había una respuesta más acertada, pero no la sabía responder en ese momento por lo que dirigió su mirada al único lugar al que podría acceder, la puerta roja así que armándose de valor salió de su escondite y camino casi a paso normal hasta que estuvo frente a la piedra.- Bueno aquí vamos, si la que yo usé se abrió empujando entonces está debe de ser igual- dijo y apoyo sus manos contra la piedra más para su sorpresa sus manos se hundieron por lo que se terminó yendo hacia adelante cayendo al otro lado solamente para seguir cayendo por una escalera de cuatro peldaños. -¡Mierda de puerta! ¡Mierda de escaleras!- grito mientras se sentaba