31 de Noviembre de 1815, LondresAl levantarse de su cama el día siguiente se sentía un poco somnolienta, no había podido dormir plácidamente durante la noche ya que su mente estaba llena de todas las cosas que debía hacer y tenía muy presente que su vida cambiaría una vez más, de nuevo su futuro era incierto y tenía puestas sus esperanzas en la conversación que se llevaría a cabo al día siguiente entre su prima y la Marquesa de Wrightwood. A la hora del desayuno se estaba dormitando, acto que su primo notó, pues cuando abrió los ojos se encontró con su mirada gris que la veía directamente a los ojos. Amelia no había bajado a desayunar pero eso no era de extrañar, no era algo tan habitual en su prima, no obstante, ella no solía faltar a las comidas, así que debía continuar con su rutina habitual al menos un día más.‒ ¿No dormiste bien, Evangeline? ‒ le preguntó Thomas entrecerrando los ojos ‒ luces como un cadáver ‒ tan sincero y directo como siempre.‒ Sí, es cierto que tuve problem
‒ Todos los demás estamos aquí, a tu lado, ¿No te basta con eso? ¿No somos suficiente para ti? ‒ demandó Sebastian.‒ Por supuesto que sí, no seas ridículo, Sebastian, ¿por quién me tomas? ‒ preguntó indignada ‒, pero los amo a todos por igual y quiero que volvamos a estar juntos ‒ sentenció ‒, eso es todo.‒ Todos extrañamos a Marcus ‒ señaló Colin ‒, pero debemos aprender a vivir con su estilo de vida, eso no significa que no es parte de esta familia.‒ Ni tampoco que él se vaya a olvidar de ti ‒ agregó Derek.La conversación continuó hacia otros menesteres cuando Nathaniel tuvo la audacia de cambiar el tema y todos se enfocaron en hablar sobre el grandioso día que los esperaba mañana. Se podía sentir la emoción de todos los presentes y era simplemente maravilloso, al rato se unieron los futuros esposos y su madre, así que volvieron a pedir otro servicio de té antes de la cena, donde James se comió la bandeja de galletas prácticamente él sólo, aún tenía hambre y el enojo que le hizo
‒ ¿Y entonces? Ese fue un agarre demasiado íntimo para personas que no pertenecen a la misma familia ‒ señaló Amelia.‒ ¿Desde cuando eres tan mojigata con el decoro, Amelia? Suenas como yo ‒ se echaron a reír y se miraron con ternura cuando las risas se calmaron.‒ Bueno, al parecer durante este tiempo yo he aprendido de ti y tú de mí, Eva.‒ Sí, es así. Y pues, el conde solamente me dijo que tiene algo que hablar conmigo, sin dar ningún detalle en particular, que por favor le diera un momento de mi tiempo y que él iría a por mí en la recepción.‒ Me da mucha curiosidad saber qué quiere Lord Blakewells que tenga que ver contigo, Eva ‒ dijo su prima con un tono de picardía ‒. Me parece que sí está interesado en ti después de todo. Ni siquiera Thomas logró espantarlo.‒ ¡Tonterías, Amelia! No te distraigas de nuestro plan, por favor ‒ dijo con seriedad, no quería arruinar lo que tenían planeado ‒. Recuerda que esta ha sido tu idea, y es mi última esperanza ‒ sentenció.‒ ¿Es tu última
Cinco minutos atrás se había llenado con la valentía necesaria para hablar con la señorita Evangeline, agradeció en silencio el gesto de Cassandra pues entendió su señal para que los dejaran a solas, pero ahora que estaban sin ninguna compañía no sabía por dónde comenzar, luego de unos largos minutos en los que la dama se enfocó en la tarea de comer un pastelito, James se decidió de una buena vez por todas.‒ Señorita Evangeline ¿sería tan amable de acompañarme a otro lugar? Aquí hay muchas personas a nuestro alrededor ‒ indicó acercándose a ella un poco para que escuchara sus susurros.‒ ¿Y qué es tan importante que no puede decírmelo aquí? ‒ preguntó mirándolo a los ojos por primera vez en un buen rato ‒, no creo que le tome más de cinco minutos, milord.‒ Sólo acompáñeme un momento ‒ y la tomó por el brazo sin que ella le hubiera dado permiso, pero estaba siendo demasiado tozuda y él quería llevar la fiesta en paz.‒ ¿Qué está haciendo? ‒ susurró ella al tiempo que avanzaban entre
Al ir en búsqueda de Marcus se topó con Derek en las escaleras, quien estaba dándole palmadas a la baranda de la escalera que conducía al primer piso.‒ ¿Dónde está Marcus? ‒ preguntó inmediatamente.‒ Subió a su habitación a cambiarse de ropas ‒ indicó y James se dispuso a subir la escaleras ‒, pero creo que tenemos algo más urgente ‒ le dijo y él se detuvo a la brevedad, su hermano hizo una seña casi imperceptible con la cabeza hacía sus espaldas y cuando James miró en esa dirección, dio con la mirada de una joven que nunca antes había visto ‒. Marcus ha traído una acompañante, sin chaperona ‒ informó su hermano y James se le erizó la piel, una dama sin carabina era un mal augurio. ¿Acaso ninguno había aprendido de su experiencia pasada?‒ ¿Disculpe? ‒ se dirigió a la dama y su hermano se giró con él.‒ No me parece que hable muy bien inglés del todo ‒ dijo Derek.‒ Mucho gusto, soy la señorita Ana Josefina Antonia Flores Luna y Swank ‒ se presentó la joven dama con un acento muy ma
02 de Diciembre de 1815, LondresNo le dio tiempo de pararse a pensar lo que las palabras de su prima significaban y simplemente actuó por instinto, lanzando a su prima al suelo al levantarse bruscamente de le cama, comenzó a atar su cabello desesperadamente y a sacar con el pie el bolso que tenía escondido debajo de la cama. No le prestó atención a los quejidos de Amelia, incluso cuando había escuchado lo fuerte que había sonado su aterrizaje en el suelo.‒ Están en el salón de visitas con mi madre ‒ le informó Amelia, era imposible salir por la puerta principal si se encontraban en esa estancia. Evangeline se detuvo un momento para ver a su prima a los ojos, sabía que tenía una expresión de total desesperanza.‒ ¿Por qué ahora? ¿Qué hora es? ‒ preguntó entre susurros.‒ Al parecer enviaron la carta cuando ya estaban de camino y no desde su hogar como predijo mamá ‒ señaló ‒. Son las nueve de la mañana, Eva. Yo tampoco supe que habían llegado, pero al bajar a la cocina por una taza d
‒ ¿Y qué lo trae por aquí, Lord Blakewells? ‒ preguntó Thomas mirándolo a los ojos.‒ Sí, claro ‒ se volteó para mirarlo a los ojos ‒. He venido a ver a la señorita Evangeline ‒ informó y es escuchó algo parecido a un suspiro de indignación por parte de los nuevos conocidos que lo hicieron elevar una ceja en dirección a ellos.‒ ¿Y qué tiene usted que ver con mi hija? ‒ preguntó la dama y James se quedó pasmado en el acto.‒ ¿Disculpe? ‒ preguntó confundido.‒ Deberías ir a por Evangeline, Amelia, suficiente con que se haya perdido el almuerzo familiar, ya debería sentirse mejor ‒ comentó la marquesa.‒ ¿Está enferma? ‒ preguntó dirigiéndose a Lady Amelia pero esta sólo se encogió de hombros.‒ Bueno… iré a buscarla ‒ se levantó de su asiento y salió sin muchos ánimos de la estancia.Le era muy extraño estar en presencia de la familia de Evangeline sin saber con anticipación que ellos estarían allí, aunque era la oportunidad perfecta para conversar con ellos de sus planes. No obstante
‒ ¡Josephine! ‒ la detuvo, pues no quería escuchar una palabra más proveniente de su hermana ‒ Basta, no es asunto tuyo donde he estado y tampoco puedes reclamarme de esta manera, ¿acaso te he dado tanta confianza como para que olvidaras que soy tu hermano mayor? ‒ era la primera vez que sermoneaba a Josephine de una manera tan directa ‒. Debes tener claro cuál es tu lugar, y si quieres reclamarle a alguien acerca de lo sucedido tengo a tres personas en mente con las que deberías empezar ‒ señaló ya molesto por completo.Su hermana lo miró con sorpresa y luego frunció el entrecejo, dejó los materiales que estaba usando sobre el cabestrillo, dando por terminado lo que estaba haciendo y salió de la habitación molesta. James no iba a ir detrás de ella, no esta vez, estaba cansado y decidió que esa ya no era su responsabilidad. Si lo pensaba con detenimiento, no era tan mala idea regresar a su antigua casa, así como Lady Amelia y Cassandra le habían sugerido con tanta insistencia.Al toma