El día estaba horrible, la lluvia chocaba con fuerza en la ventana y la última clase del día se había suspendido por el mal tiempo. Así que tenía un poco de tiempo libre extra y decidí sentarme en una de las mesas apartadas de la biblioteca, saqué mis auriculares y puse algún tema de esos que calman el mal genio, contemplando como caían las gotas por la ventana y así me quedé un largo rato. De repente un estruendo me sacó de mis pensamientos, era Matt que más que sentarse; se dejó caer en la silla que estaba frente a mí. Note que me decía algo; así que opte por pausar mi música, — ¿Dijiste algo? — le pregunté y él me miró con cara de fastidio, volviendo a hablar, — Ahí lo tienes, espero que estés satisfecha ahora por quitarme horas de sueño en bobadas. Observé la mesa y estaba el sobre que le había entregado la tarde anterior, — Ah eso. Luego lo veo y te digo si está bien o no— le aclaré sin muchas ganas. Volví a poner mi música y mirar por la ventana ignorándole por com
—¡¡¡Buenos días!!!— abrí los ojos con pereza y vi la sonrisa de Lupe con todos los pelos enredados y un regalo en las manos, —¿Creíste que me olvidaría de que ayer era tu cumpleaños? — me dijo con emoción mientras extendía los brazos para que agarrara el regalo, — Gracias Lu, no te hubieras molestado— le dije luego de tomar el mismo con una sonrisa, — No es molestia alguna, eres mi mejor amiga. Anda ábrelo. Me senté cómodamente en la cama y abrí el obsequio rompiendo el papel frente a los ojos de Lupe que se veía muy ansiosa, — Oh, es precioso Lu — era un hermoso peluche blanco con un corazón en las patitas que decía “eres mi mejor amiga”, — Me alegro de que te guste, me tomo mucho tiempo decidirme— me aseguró con franqueza apoyando una mano en su pecho, — Si me encanta, dormirá conmigo desde hoy. Lupe puso su pelo hacia atrás y se sentó en la punta de la cama, mirándome con curiosidad, — Ayer fui a buscarte a la biblioteca y te vi saliendo de ella con Matt— pro
Me quedé sentada disfrutando mi trago y moviéndome al compás de la música, mientras observaba a las personas en la pista, era muy divertido verlos, algunas parejas estaban muy melosas; otros grupitos bailaban y se chocaban entre sí, habían muchas personas con sus propios estilos, en fin; mucho para ver. Mientras estaba en las nubes y contemplando la pista, alguien se sentó a mi lado sin que me diera cuenta, — Hola hermanita. Uff, esa vos otra vez no, fue lo primero que se cruzó por mi mente. — ¿Qué quieres?, ¿no tienes alguna chica por ahí con quien perder el tiempo?— soltó una risita y puso su mano en mi rodilla, — Ahí muchas sí, pero esta noche eres tú la que me interesa— se pegó más a mí, — ¡Quítate! — saque su mano y me alejé un poco, cosa que resulto en vano; ya que mientras más me alejaba, el más cargoso se ponía, — Anda, no te hagas la difícil. Sé que también estás loquita por mí— tomo mi mano apretándola a su pecho, — Ni en tus sueños, tú solo me das asco
— Pero mira a quien tenemos aquí— pronunció Darek, bajándose del auto, dirigiéndose al copiloto mientras miraba a Matt, — Nada más y nada menos que a una basura— añadió Antuan, —Más que una basura, es un pequeño mariconsito— aclaro Bruno escupiendo el piso, — Pero si son los tres cavernícolas más estúpidos de toda la uni— contesto Matt, mientras los miraba de arriba abajo sin perder detalle de sus movimientos. — ¿Creíste que tu jueguito de la semana pasada iba a quedar así? —aclaro mientras caminaba hasta quedar a unos pasos de distancia, — Nadie toca a uno de los nuestros y sale ileso— dijo Darek con un b**e en la mano, — Vamos a ver cuánto te dura la sonrisa una vez que hayamos terminado contigo— continuó Antuan recostado por la cajuela del auto. Matt luego de escucharles se giró en mi dirección, mirándome a los ojos, — Fer vete de aquí, ahora. —Pero… — quise negarme, y él apoyó su mano en mi hombro, —Quiero que te vayas… — pronunció con calma y pude ver en
Los minutos se volvieron horas, hasta que por fin se abrió una de las puertas, —Familiares de Matt Otiglias— preguntó el médico. Una anciana; que estaba detrás de nosotros, se levantó lentamente y contesto, — Sí, soy yo la abuela de Matt. Los cuatro nos miramos con cara de asombro, no nos dimos cuenta ni en qué momento había llegado esa mujer que, a pesar de su edad, se veía muy fina y delicada. — Bien señora, su nieto se encuentra fuera de peligro, aunque tiene un par de costillas rotas y un hombro dislocado; estará bien. Al oír las palabras del doctor sentí que mi alma había vuelto a mi cuerpo, estaba contenta de saber que mejoraría, pero también me sentía muy culpable porque estaba así por defenderme. — Puedo pasar a verlo— preguntó la dulce anciana, a lo que el médico aceptó y se fue con ella rumbo al cuarto donde se encontraba Matt. —Bueno, yo me retiro. — agregó Jesua, haciendo un gesto con la mano y perdiéndose de vista. —Chicos, ¿por qu
Luego de un rato alguien entro en la habitación, — Ahí; perdónenme, no quería interrumpirlos— dijo su abuela mientras yo me alejaba de él a toda prisa, sonrojada y con el alma agitada, — Ho, hola Rosa— respondí con la vos temblando, — Tranquila, yo también tuve su edad, sabes— me dijo notando mi vergüenza, pero yo solo pude tomar mi bolso de la silla con apuro, —Bueno, debo irme, nos vemos luego— asentí y salí lo más rápido que pude de ahí antes de que pudieran decirme algo. Cuando llegué a la parada, respiré hondo y disfruté la brisa que refrescaba mi piel, mientras esperaba el bus para volver a la Universidad. Ya en camino, recordé a detalle lo que había pasado, aún sentía su calor en mis labios, los toque suavemente con los dedos y me quedé ahí recordando y grabando ese momento que para mí era tan especial, ese era mi primer beso. Coloqué mi mano sobre mi pecho y el solo hecho de recordarlo hacía que mi corazón se agitara de una forma que nunca antes había sen
Me desperté muy temprano el día de hoy, me sentía más tranquila, así que me puse a hacer deberes antes de irme a clase. Lu aún dormía, así que intenté hacer el menor ruido posible para no despertarla, era la última semana de clases; luego tendríamos una semana de descanso por ser primavera, así que no quería dejar nada para último momento. Por fin volvería a ver a mi familia luego de casi 8 meses, pasaría esa semana junto a Blanca; Renato y Clara, Lu y Luca también volverían a ver a sus familias. Ya habían pasado las primeras horas de clase y estábamos en el descanso del medio día, nos sentamos en la mesa apartada de la cafetería como siempre con Lu y Luca. Lu estaba muy emocionada por volver a casa, su familia era muy unida, al contrario de la de Luca y la mía. Él no estaba nada feliz por ir, sabía que apenas llegara, iba a tener problemas con su padre, este era muy severo y no le gustaba ni la forma de ser, ni de vestirse de su hijo, siempre peleaban por las mismas cosas. Su m
Me recosté por el capot de mi auto, saqué mi teléfono del bolsillo y lo puse a grabar antes de guardarlo de nuevo, ya eran las 6 y podía ver como venía hacia mí moviendo sus caderas, —Hola guapo— me dijo arreglándose el pelo, — ¿Qué quieres Andrea? — Bueno, veo que estás un poco malito— me sonrió con aparente coquetería barata, — Tienes dos minutos para decirme lo que quieres o me largo— le dije dejando claro que esta situación no era de mi agrado, —Ok, ok seré directa; me gustas, me fascinas y quiero tenerte para mí, ¿fui clara? Al escucharla me tensé de inmediato, no cabía en mi cabeza el cinismo que esa mujer poseía. —¿Que yo te gusto?, no me hagas reír; si tú fuiste cómplice para que los idiotas me dieran una paliza—le recordé su hazaña pasada, — Si lo sé, pero eso no tiene nada que ver con lo que siento, aparte es tu culpa por andar de coqueto con esa perra. Al escucharla decidí utilizar el momento a mi beneficio, así que la mire seductoramente y l