Capítulo setenta y seis: La paz en medio de la tormenta.—¿De verdad es tan difícil vivir y ser feliz a la vez?Praxis miró a Thalia confundido, sin saber a qué se refería exactamente y mucho menos sin saber qué decir al respecto. Todo lo que había sucedido la tenía un poco conmocionada aún, entonces ella notó que él no había entendido su pregunta y sobre su pecho apostilló:—Siento que siempre he sobrevivido gracias al ingenio, pero ahora no tengo nada, mi pasado es la vida que he vivido me impide ser feliz en la que tengo ahora —su marido la meció un poco más —, o vivo o soy feliz. No puedo dar pasos por separado. No sé hacerlo.—No hace falta que reflexiones ahora, pequeña —la besó nuevamente en la coronilla —. No necesitas entender nada más que aquello que te haga estar en paz.—Tú eres mi paz, Praxis —murmuró cansada —. Todo lo que me calma son tus brazos pero no puedo dejar de pensar en el momento en que mi hermano ahorcó con sus propias manos a su padre, mi...padre. —No es cul
Capítulo setenta y siete: Eres mi esposa y te deseo La prensa seguía encima de Praxis y Thalia y por ellos Praxis decidió llevarse a su mujer y a sus hijos a la casa de la playa. Lejos de la ciudad podían alejarse al menos de la mayoría de los reflectores.El griego no lo pensó dos veces, de imprevisto llegó una tarde a la casa, mandó al servicio a hacer las maletas de todos y subió a su familia en un helicóptero para llevarlos hasta Brighton Beach. Pero lo que Praxis poseía no era una casa de playa normal, no, era un jodido edificio. Uno vacío única y exclusivamente para ellos.Los niños apenas vieron el mar salieron corriendo de la casa a jugar con la arena. Los pobres angelitos eran ajenos a la muerte del abuelo que nunca los había querido y sus padres los habían protegido muy bien de la prensa y de las cámaras. Así que Thalia hizo de tripas corazón y trató de disfrutar la tarde en nombre sus hijos. Porque todo lo hacía por ellos, porque merecían una vida mejor, un futuro mejor.—
Capítulo setenta y ocho: Hay un testamento Thalia abrió su cuerpo a su marido sabedora absoluta de que jamás encontraría a otra persona como él. Ese hombre sabía perfectamente como sacarla de esos abismos oscuros en los que entraba cuando las situaciones la superaban.Fueron sus brazos los que la abrasaron toda la noche en el calor de manos hambrientas de ella, besos que sin proponerselos le sacaban de la órbita terrenal y la llevaban a otros puertos felices donde olvidarse hasta de si misma.Durante horas y horas sintió el balancear de las caderas de su esposo dentro de sus piernas, metiéndole en su cuerpo, adorando sus carnes.Comentaron juntos entre risas todo lo que se gustaban, cuánto se deseaban sin parar y hasta quedarse sin aliento. En fin, que para cuando el sol volvió a nacer en la nueva mañana Thalia estaba atravesada en la enorme cama con los brazos colgando hacia el suelo y su esposo se reía de ella desde la entrada de la ducha de la que acaba de salir.—Que sepas que t
Capítulo setenta y nueve: Incluso después de muerto Thalia se dio una última mirada al espejo de su habitación y aprobó el look que había elegido para la lectura del testamento de Christian West, el padre que aún después de muerto no dejaba de darle disgustos. La pareja ya llevaba dos días de regreso de la casa de la playa y estaban listísimos para la cita con el abogado para saber exactamente qué tenía que decir su padre después de muerto incluso.Praxis le dejó un beso en el hombro y le susurró al oído palabras tranquilizadoras a su esposa mientras esta se daba la vuelta y le abrochaba los tres botones del traje negro de tres piezas que había elegido el griego.Ella por su lado se decantó por un vestido corte de tubo, rojo vino y con cuello de barco dejando los hombros libres rodeados de una gargantilla de diamantes blancos que su marido le regaló.Ellos pretendían hacer ver que no andaban detrás del dinero de nadie porque si algo les sobraba era dinero, pero no dejaban de jugar a
Capítulo ochenta: Tienes que divorciarte Thalia y Praxis bajaban en el ascensor en silencio. Los dos intentaban calmar sus propias rabias para no condicionar más todavía al otro sobre todo en el caso de Praxis que estaba viendo a su mujer a punto de romperse.Todo el tiempo iba pensando en recibir esa información a su mail para empezar a trabajar al respecto, no pretendía dejar a esas personas metiéndose en su vida laboral y menos aún, personal.Al griego no se le escapó la forma en que Gary había mirado a Thalia y sabiendo lo que ya sabía sobre el pasado de su mujer con los socios de su padre no se atrevia a preguntar por absolutamente nada a ese respecto, sentía demasiados oscuros instintos como para arriesgar su libertad tocando ese tema ye tan violento lo ponía.—Te juro que quiero volar lejos de todo esto —murmuró Thalia atravesando el lobby del edificio—. No soporto tanta gente sucia a mi lado. Es demasiado. —Voy a cumplir mi promesa y pondré en marcha la investigación, pero c
Capítulo ochenta y uno: Nunca voy a dejarte "Prepara los papeles del divorcio"Esas cinco palabras aún seguían retumbando en su mente pasadas dos minutos de haberlas dicho su mujer.Praxis no sabía que ella estaba oyendo todo desde una extensión de su habitación, estaba tan alterado que no había notado nada, ni una pista de aquello. No contaba con que la morena hubiese tomado una línea interna para llamar a sus hijos porque se había quedado sin batería en el móvil y de pronto sintió la necesidad de hablar con ellos, de sentir que todo estaba bien y acabó oyendo otro conflicto. Eso fue lo que provocó que se tropezara con aquella conversación entre su marido y su abogado. Thalia esperó por él, y viendo como este dudaba de tomar semejante decisión, no tuvo reparos en comprobar el amor que le tenía y calibrándolo con el suyo pensó en darle un respiro y bajó al despacho para decir en voz alta justo eso que él no podía pero que se avistaba como la única salida para protegerse a sí mismo mu
Capítulo ochenta y dos: Mientras te tenga a ti A Thalia le encantaba Praxis, tenía tanta personalidad que era incapaz de no hervir en ganas por él. Pero también lo admiraba, le amaba.Ella había visto su desesperación por no saber que hacer con el problema que les dejó su padre y de todo lo que esperaba, no creyó que su decisión de ayudarle concediéndole el divorcio le sentaria tan mal y a la vez disfrutaría tanto de su negativa rotunda. —No quiero que vuelvas a hacer algo así —reclamaba el griego trazando círculos en la espalda dssnuda de su mujer—. Es que me molesta jncluso que te lo plantees, Thalia. —Cuando me llamas por mi nombre es porque estás enfadado —espetó ella apoyada boca abajo en su almohada con el cuerpo desnudo y agotado por los placeres que le dió su marido durante horas—. Solo quería ayudarte a tomar una decisión que no parecías capaz.—Es que no lo soy, mi pequeña esposa —le dió la vuelta—. Y me molesta que tú sí lo seas.—Ya vuelvo a ser tu pequeña —se puso mim
Capítulo ochenta y tres: Lo haré todo por ti Thalia esperaba impaciente la llegada de Praxis. Se había dado un baño caliente en la tina y se engalanó con el conjunto de ropa interior que había comprado en su viaje a Londres, después de su casamiento y que solo había usado una vez, se puso encima una bata de encaje color turquesa que le pegaba a la perfección con sus ojos, se miró en el espejo y se arregló el cabello negro que ya le tapaba la espalda por completo, era increíble cuanto le había crecido en estos últimos tiempos.Unos toques en la puerta interrumpieron sus pensamientos, la abrió y allí estaba él, con un pijama y una bata que le hacia una perfecta combinación con sus ojos esmeraldas, el cabello negro algo desordenado, pero le daba un aspecto tan varonil, que Thalia tuvo que hacer un esfuerzo para no arrojársele encima y besarlo hasta dejarlo sin aliento. ¡Oh Dios! ¡Cuánto lo deseaba! —¿Estás despierta, pequeña Stratos? —le preguntó Praxis antes de entrar a la habitación.