Capítulo sesenta y cinco: Te prometo que será diferente —¿Crees que nos hayan oído? —preguntó Thalia a su marido mirándose al espejo con él detrás, abrazándola por la cintura y saboreando el reflejo de ambos, juntos —Estoy seguro que no y aunque hubiese sido así, Athos se habría llevado a los niños, no te preocupes. Ella entonces quedó en silencio. La sola mención de su hermano le dejaba a las puertas del secreto otra vez. Con todo lo que había pasado probable Athos había decidido dejar todo en pausa y no preguntar más pero ella sabía que debía darle una solución a aquello y contárselo a su marido, si estaba dispuesta a empezar de nuevo con Praxis, lo mejor era que fuese desde la absoluta franqueza. —Espero no estarnos equivocando, Praxis —se dió la vuelta en sus brazos, quedando frente a frente con él.—No lo haremos porque estamos destinados a estar juntos, porque estamos enamorados y tenemos dos hijos que nos hacen una familia y si hasta ahora nos hemos equivocado en nuestras d
Capítulo sesenta y seis: Son hermanosTodo el viaje de regreso Praxis intentaba reaccionar de forma adecuada pero no lo conseguía. Por un lado estaba su mujer que necesitaba su apoyo y él así se lo había prometido, mientras por el otro lado no dejaba de estar en capilla ardiente la situación de Athos. No quería empezar a pensar en todo aquello hasta que tuviera la certeza pero algo le decía que en aquella historia no había camino fácil. Y después de todo, las mentiras de la maldita prensa amarillenta que en veintitantos años no le había perseguido tanto como entonces, que tenía familia sorpresiva y conflictos por doquier. —¿Estás enfadado conmigo?Thalia sentía que aquella era un pregunta estúpida pero necesaria. Casi la había hecho afirmativamente pero no podía no hacerla pregunta sintiendo como sentía... la ausencia emocional de su marido.—Estoy intentando conducir todo lo que viene, nena —luchó por no besarla mientras se acercaba a ella, entendía que no era el momento—. No es fác
Capítulo sesenta y siete: No está muerta Todo se había sumido en un triste y abrumador sorfeo de respiraciones agitadas. Ninguno decía nada y Athos era el más observado.Para Thalia era menos complicado porque a pesar de la canallada de su padre a la madre de Praxis, ella había ganado un hermano. De lo otro aún no tenían muchos datos. Ahora lo principal era que ella tenía un nuevo hermano que sería el tío por partida doble de sus gemelos.¿Que la odiaba? ¡Sí! Pero eso era cuestión de tiempo. Sin embargo ellos dos eran los que habían perdido muchísimo. Además del honor de su madre, los dos habían perdido el vínculo carnal, se sentían una mitad inconclusa.Como bien había dicho Praxis durante mucho tiempo había sido el propulsor del destino de su hermano y ahora todo se había venido a abajo como un castillo de naipes. Sentían que habían vivido una mentira y aunque Praxis aún conservaba parte de su cordura, Athos se veía completamente fuera de sí. Perdido...roto en pedazos y dolía casi
Capítulo sesenta y ocho: Enfrentar la verdadPraxis condujo a su mujer por los pasillos, colocando su mano en la franja dorsal de su esposa. Los suelos tan redondamente blancos daban cierto aire de asfixia en cada paso que daban. Eso, sumado a los médicos yendo y viniendo y el olor a hospital eran abrumadores a medida que se adentraba en la institución. —Bienvenidos, señor y señora Stratos.Una enfermera regordeta y entrada en años les recibió en la puerta de una pulcra habitación. Les indicó que entraran y por fin Thalia entendió para quien era el ramo de flores que llevaba en la mano su marido.La había llevado a conocer a su madre... en coma.—Esta es mi esposa, Gladya —el griego presentó a Thalia—. ¿Cómo ha estado mi madre?—Tranquila como siempre, señor, sin grandes cambios.Praxis le dió la mano a Thalia y procedió a darle detalles del estado de la señora a su hijo.Mientras, la chica se dedicaba a observar la belleza en los rasgos de la madre de Praxis, le resultaba casi un cr
Capítulo sesenta y nueve: Marido y mujer a solas —Buenos días, princesa...Los labios de Praxis se pegaron a los suyos justo en el momento exacto en que Thalia abría los ojos a un nuevo día.Sonrío más enamorada que nunca, pletórica de pasión tirando los brazos alrededor del cuerpo de él, haciendo que el beso se volviera más húmedo de lo que su marido había pretendido en algún momento. Praxis solo quería despertarla con ánimos de hacerle un regalo que, de cierta forma, era más para él que para ella.Cuando por fin consiguió separarse de la hambrienta boca de su mujer, se estiró y tomó la caja que había escondido debajo de la cama para que ella no lo descubriera. No podía disimular su sonrisa divertida, se moría de ganas por verla metida en su regalo.—¡Hmmm, encaje...!Thalia pasó los dedos por la fina tela de encaje que envolvía la caja y avisaba de la probabilidad de encontrar lencería elegante dentro.—Venga, cariño, por favor.—Estás ansioso, ¿eh?Entre risas divertidas ella con
Capítulo setenta: Nos pertenecemosDaban las diez de la noche y Thalia ya estaba lista. Se miraba al espejo acariciando la suave tela de su vestido de seda notando el fresco de la noche en su espalda desnuda. La pieza se anudaba en el cuello, y tenía un escote de espalda hasta la entrada de los glúteos, era escandalosamente atrevido y excepcionalmente bello. Praxis había elegido con gusto erótico aquel vestido que por delante también era escotado hasta casi el ombligo, solo una mujer con la figura de su esposa podía lucir aquello con absoluta elegancia. Los peluqueros le hicieron un tocado alto adornado con brillantes para cabello y combinado al color de sus ojos todo era perfecto en su apariencia. —¡Estás impresionante! —farfulló Praxis nervioso al ver a su hermosa esposa—. Siempre he amado tu belleza pero esta noche Estás especialmente asombrosa. Me enamoro más de ti con cada segundo que pasa, Thalia. —No seas exagerado, salamero —ella se dió la vuelta y contuvo el aliento—. Tú
Capítulo setenta y uno: El teatro de Christian West Frente a la limusina se abría una alfombra magenta bordeada por periodistas que no esperaban ver ahí. La cantidad de flashes que se incrustaban contra los cristales del coche era abrumadora. Praxis y Thalia no se imaginaban qué hacían ahí todas esas personas ni qué querían de ellos. Tampoco es que fueran las personas más influyentes del planeta como para ser acosados de esa forma.—¿Qué es todo esto, por el amor de Dios? Thalia no disimulaba su nerviosismo. Odiaba la prensa y el poder que las revistas amarillistas tenían en su vida. Podía oler la sangre en el agua frente a tanto tiburón. —No lo sé pero sabremos manejar lo, mi pequeña esposa... Tranquila.Si los orgasmos no la habían calmado lo suficiente, dos besos suaves de su esposo en sus labios le hicieron volver a poner los pies sobre la tierra y pisar con fuerza antes de bajar de la limusina. En cuanto los dos estuvieron frente a los fotógrafos, los periodistas les bombarde
Capítulo setenta y dos: "Muerto el perro, se acabó la rabia".Casi al borde de las náuseas Thalia separó a su padre y a su marido y fingió darle un abrazo también a su padre que no soltaba la sonrisa de suficiencia de los labios, sin pensarlo dos veces masculló pata que Praxis también la oyera.—Aléjate de mi familia y de la familia de mi marido o seré yo misma quien te meta a la cárcel para que salgas de nuestras vidas para siempre —solo así sintió que el padre se ponía tenso—. Ya me destrozaste la vida una vez y no volverás a hacerlo. Ya no soy esa niña y tengo pruebas de lo que hiciste, he guardado todo, papá... Aléjate de nosotros o yo te echaré a patadas de mi vida y de la de los míos.—Soy tu padre, nunca podrás hacerme eso...—Ahora soy madre y protegeré a mis hijos hasta de mi misma —padre e hija se miraron a los ojos duramente—. No sé cómo diste con Magda, ni qué intenciones tengas, pero te garantizo que puedo hacer que nada se cumpla. No quieras que lo haga aquí y ahora.—No