Capítulo cincuenta y cinco: El fin justifica los medios Aquello era un duelo de miradas asesinas. Los dos se sostenían con fuerza la manera desafiante en que se veían. Incluso llegando a poner los brazos en jarra, ella.Praxis proponía con sus ojos chispeantes un montón de retos para que la ardiente esposa que tenía le demostrara que en realidad no le quería allí, que no estaba en un solo pie de alegría al verlo y que no se moría de las mismas ganas que él de saltar a sus labios. Quería que le demostrara que no eran imaginaciones suyas el destello de alegría que veía en ella mucho más allá de sus palabras. Podía notar cuánto le costó darse la vuelta a encararlo y algo le decía que estaba en un aprieto con su propio cuerpo al que, si pudiera tener acceso, le daría una exquisita bienvenida desmontando todas las palabras beligerantes de su mujer.Thalia por su parte le observaba altiva, llena de reproches, de recuerdos dolorosos y ardientes que no paraban de mezclarse en su cabeza.Para
Capítulo cincuenta y seis: Lo que quieras tú Thalia esperó a que sus hijos terminaran de saludar a su padre y de bombardearlo a preguntas sobre todo lo que había pasado en las pocas horas en que no había estado juntos. Ella se dió cuenta cuanta falta le hacían los niños a él y sobre todo cuan imprescindible se había vuelto Praxis para ellos. Aquella certeza le rompió el corazón. Nunca antes había sido un problema para ella la ausencia de la figura paterna más si entonces se había vuelto motivo de explicaciones constantes. Ellos ya no aceptaban días sin papá y estaba claro que su marido no cejaría en su empeño de recuperar su vida con su nueva familia.—Ni por asomo te imagines que todo volverá al punto en que lo dejamos —amenazó la hermosa mujer poniendo los brazos en jarra desde la pequeña cocina.—Primero —alzó el pulgar el griego acercándose a su esposa como una anaconda saboreando su presa antes de engullirla—, tú y yo nunca lo hemos dejado —ella contrajo la mandíbula para no re
Capítulo cincuenta y siete: Besar a otro Ella no se lo esperaba, aquel beso significaba demasiado para lo que Thalia pensó hacer con el. En un inicio cuando vio a su marido con claras intenciones dejó que se acercara lo bastante como para plantarle un rodillazo en los testículos y dejarlo K.O. Pero no pudo. Sintió sus manos abrasando la piel de su espalda, su lengua abriéndose paso en su boca y cuando él gruñó su nombre entre mascullos de placer, fue ella quien le tomó del pelo y tiró de él hasta que el beso se volvió más profundo, más salvaje...intensamente intimo. Ella no esperaba que le extrañara tanto, no creía posible que su piel sufriera por la ausencia de Praxis y fue incapaz de no caer en su propia trampa. Se bebió a su esposo con toda la fuerza que pudo porque se juró a si misma que no volvería a permitirle eso pero entonces él detuvo el beso, le tomó del cuello plantando los pulgares en sus mejillas y sonrío. Thalia sabía que no era una burla ni un estado de suficien
Capítulo cincuenta y ocho : Besar a Otro (Segunda Parte)De un momento a otro Praxis había olvidado todo su discurso interno y su mantra. La simple idea de imaginar a Thalia, a su esposa, su mujer... ¡suya! Imaginar a quien era el centro de su mundo con otro hombre lo ponía enfermo. ¡Besando a Otro! No, no podía ser. Tenía que ser una mentira, una provocación de ella o... tal vez un castigo, una cucharada de su propia medicina.—Quiero que desmientas ahora mismo lo que has dicho —bramó el griego llevando a su mujer contra una pared—. Los dos sabemos que mientes. Solo di que tengo razón y prometo calmarme.—¿Por qué tendría que hacer yo eso? —Thalia...Él ponía un tono de advertencia que le gritaba que se estaba pasando, que sus palabras iban a poder con sus mentiras y se acabaría creyendo algo que aún no se atrevía ni siquiera a considerar.—¿Qué pasa Praxis, acaso ya no soy la mentirosa manipuladora que recuerdas? ¿Ya no es fácil hacer que algo como eso no pasó, cierto?—Me estás c
Capítulo cincuenta y nueve: Papá tiene pulgasCinco días habían pasado desde que Praxis y Thalia se habían enfrentado entre ellos cada cual por sus propios motivos y defender su postura ante el futuro de su relación se había vuelto una batalla de dos puntas distintas. Mientras él trataba de conseguir algo, ella decidió demostrar su punto.Thalia tuvo que trabajar con lo que tenía para poder mantenerlo a distancia y que no se diera cuenta de que se moría por perdonarlo, por lanzarse a sus brazos y por volver a empezar desde el principio a su lado, enterrando el pasado que tanto daño les había hecho a los dos. En tanto Praxis, comiendo más ansias que nunca se tuvo que morder la lengua y esperar pacientemente a que las aguas tomaran su nivel. Él había entendido perfectamente que se había equivocado con ella, que aquella mentira de verlo en brazos de otra no había jugado tan a su favor como pensaba y que había sido como cometer un suicidio pero entonces, no tenía más remedio que enfrenta
Capítulo sesenta: Del sueño a la realidad Eran las doce del mediodía y los niños no podían dejar de jugar con su padre, su tío y las dos nanis en la playa. Thalia que miraba la escena desde su cama colgante sobre el agua, no podía creerse lo que la playa y las gracias de su marido habían hecho con sus hijos. Los pequeños gemelos habían dejado de lado enseguida la teoría de las pulgas una vez pisaron las Maldivas. Incluso habían hecho buenas migas con su tío solo por el hecho de que Praxis les dijera que esa era la única forma de librarse de las malas pulgas. Aquello además de surrealista le parecía imposible pero lo veía con sus propios ojos. El griego le lanzaba a los niños una pelota de playa que hacía rebotar en sus cabezas mientras Athos les lanzaba chorros de agua y entre los dos los hacían sonreír a grandes carcajadas. Sacar los ojos de su libro por unos minutos para admirar el panorama era lo que pretendía hacía media hora atrás. Ella no podía dejar de ver lo felices que
Capítulo sesenta y uno: Mi boca, mis besos y todo yo somos tuyos —Te mueres de ganas de besarme —susurró la boca de Praxis demasiado cerca de la suya, Thalia podía casi tocar sus labios—, y de que te coma a besos. No puedes negarlo.—No lo hago —balbuceó ella, encendida como nunca antes—. Pero eso no significa que vaya a dejar que me beses. Tu boca estuvo en otros labios, no puedo olvidar eso.—Mi boca, mis besos y todo yo somos solo tuyos, mi vida...Ella aún no habría los ojos, le escuchaba a través de sus caricias y se dejaba llevar por la pasión que provocaba semejante hombre en ella. Casi la besaba, casi la rozaba, casi la hacía suya pero no pasaba de ahí...del casi.—Pídemelo. —¡No! —ella se mantuvo férrea e inamovible —. No puedes jugar conmigo cuando quieras.—Todo juego se vuelve serio en algún momento —pasó la nariz por el cuello de su mujer logrando que lanzara un pequeño gemido de deseo y sonrío en su piel—. Lo estás deseando...—Desde hace mucho —respondió honesta.—Ent
Capítulo sesenta y dos: Arreglando el desastre... y creando otroPraxis tomó a su mujer de ambas manos para impedir que saliera del abrigo entre sus piernas, la hizo sentarse otra vez y se quedaron un segundo mirándose a los ojos, lenta y profundamente...en silencio. —Por favor...—Cállate —masculló ella queriendo no llorar pero incapaz de controlar la lágrima que salió de uno de sus ojos—. Me haces daño hasta queriendo arreglar las cosas. No te das cuenta de que no estamos hechos el uno para el otro.—Tú eres mi vida entera, Thalia —ella pretendió interrumpirlo pero le besó duro y rápido para tomarla por sorpresa y silenciarla—. Nuestro amor es grande como el maldito universo y todo lo que digan es manipulación. Sí, cometí el error de besar a esa mujer esa noche para silenciar mi propia consciencia y no aceptar que también te amo...que te amo como nunca pensé admitir y ahora me está pasando factura pero no dejaría nunca que te lastimaran. Lo voy a solucionar.—Me lastimas tú que ere