Epílogo. Volver a empezar Lily estaba abrazada a su marido, en un domingo cualquiera como esos que ellos solían tener cuando los niños se iban a pasar tiempo con sus tíos al campo, tiempo que ellos aprovechaban para dedicarse el uno al otro, instante para su pareja, tiempo a solas donde la felicidad batía récords, siendo amada como solo él sabía hacerlo. Como solo a su lado encontraba sosiego, felicidad y extrema alegría.Sus piernas le rodean las caderas mientras sus manos subían y bajaban por su miembro sediento de ella. La barriga que tenia eea enorme porque ya estaba de siete meses de embarazo de su tercer hijo pero aún así, todas las mañanas él le hace el amor como nadie era capaz de imaginarse. Y ese domingo un poco más, ella ya sabía que tenían una cita cuando los niños se iban con sus tíos.Una cita diferente, donde había una manta en la terraza en la zona de césped artificial que su esposo había ordenado poner para simular un jardín urbano. A sus hijos les encantaba el áti
Después de un fatídico accidente, sus sueños frustrados y el engaño de su pareja, Diane se sentía decepcionada del amor y de la vida en general. Ahogando sus penas en un bar de Madrid se encontró con un desconocido con pinta de acosador y ojos hipnotizantes que la hizo olvidar sus penas a cambio de un huracán de pasión. Después del fiazgo de vida que tenía Tyler West en Londres decidió comenzar de nuevo en España con su carrera de Chef y desde que conoció a Diane se sintió dispuesto a reparar su corazón roto. Un bar, mucho alcohol y una noche de pasión fueron suficientes para cambiar su destino y obtener aquello que tanto anhelaban los dos... aunque el sueño llega en el momento y de la persona más inesperada. ***Hola mis amores. ¿Cómo están? ¿Creían que el viaje había terminado? Pues ahora comenzamos con la historia de Tyler West, el hermano de Thalia y Athos. Hay muchas sorpresas preparadas que no se pueden perder.***
Capítulo uno: El desconocido del bar.Diane bebía sin parar mientras miraba hacia la nada perdida en sus propios pensamientos. Saboreaba un trago tras otro en tanto recordaba su mísera existencia.Hacía ya siete meses desde que su padre había caído en un estado de coma tras un aparatoso accidente. Fernando de la Concepción, el famoso presidente de la Cadena de Hoteles de la Concepción, había decidido tomarse unas vacaciones junto a su esposa en una isla paradisíaca, sin embargo, la pareja no llegó al aeropuerto, puesto que el coche se estrelló contra un camión de carga a mitad de camino.El matrimonio de la Concepción tuvo la mala suerte de toparse con aquel conductor ebrio. El sujeto fue condenado a prisión, pero el daño ya estaba hecho. Fernando quedó inconsciente sin un pronóstico preciso de si despertaría o no, mientras su mujer por fortuna no había sufrido daños físicos severos, aunque quedaron las secuelas emocionales. Ana Lucía de la Concepción se sumió en un estado de depresió
Capítulo dos. Tu casa o la mía.El extraño no le dio tiempo a replicar, puesto que de inmediato tomó su mano y la arrastró hacia la pequeña pista de baile.¡Y cómo bailaron!Por horas movieron sus cuerpos al compás de la música, se sedujeron el uno al otro, se tentaron, se excitaron y final, se besaron. El encuentro de sus bocas había sido inevitable. Ambos se sentían atraídos hacia el otro por una corriente inexplicable desde que sus ojos conectaron.—¿Tu casa o la mía? — preguntó ella con suspicacia. No le gustaba irse con rodeos y aquella noche deseaba ser más impulsiva de lo habitual.—Mi departamento queda cerca.Diane no esperó por él, simplemente emprendió al camino hacia la salida. Tyler se detuvo unos minutos a contemplar con detenimiento su sensual movimiento de caderas al andar.Aquella mujer despampanante de pocas palabras era el mejor espectáculo que había visto en toda su puñetera vida sin dudas y lo quería para sí mismo.Le siguió el paso mientras sonreía de manera abie
Capítulo 3. Nos volvemos a encontrar.Diane contemplaba a sus padres desde el pequeño sofá dispuesto en la habitación de aquel hospital, el cual ya podía considerar como su segunda casa.La madre acariciaba el rostro de su esposo con una ternura increíble. Ana Lucía y Fernando de la Concepción habían tenido que atravesar difíciles obstáculos a muy temprana edad para estar juntos. No obstante, con cada prueba superada el amor se había vuelto más fuerte entre ellos.Diane jamás había visto una pareja tan sólida, amorosa y compenetrada. Por esa razón siempre había anhelado experimentar aquella clase de amor en primera persona y por supuesto, tener su propia familia; pero nada había salido según sus planes.Mientras poseía una habilidad extraordinaria para los negocios desde la infancia cuando era capaz de extorsionar al ser más inflexible a cambio de una golosina, en cuestiones del amor resultaba ser fiasco.Más de cinco relaciones fallidas en los últimos diez años, siendo la más recient
Capítulo cuatro. El deseo sigue latente.El pervertido del bar con aspecto de Titán apareció frente a ella como una especie de espejismo e incluso llegó a dudar por unos segundos si era real o no.Podría reconocer aquellas esferas esmeraldas con matices brillantes en cualquier sitio. De hecho, soñaba con ellos a menudo. Él también la reconoció y por varios minutos, ambos quedaron atrapados en la mirada del otro, encerrados en su propio mundo.El desconocido llevaba un traje a la medida que marcaba cada uno de sus trabajados músculos. Diane recordó haberlos tocado, acariciado, lamido y casi al instante percibió el ahora tan familiar rubor en sus mejillas.—Mi querida Diane —intervino su buen amigo Hector, quien además era la mano derecha de los de la Concepción en la empresa —, permíteme presentarte al creador de tales manjares adictivos —se vio arrastrada hasta el último hombre con quien había compartido más que gemidos —. Tyler West, el chef con una Estrella Michelín más famoso de Es
Capítulo cinco. El cabronazo infiel. Diane se detuvo a observar a su ex novio con detenimiento; Ernesto llevaba el cabello un poco despeinado, la camisa desabotonada, la pajarita había desaparecido y sus ojos oscuros brillaban de una forma peculiar. Podía asegurar con certeza que se había pasado de copas. —Eso no es asunto tuyo —utilizó su habitual tono cortante e intentó continuar su camino, pero el sujeto volvió a cortarle el paso. —Claro que lo es —objetó él —. Nadie mira a mi mujer de la manera en que ese tipejo lo hizo y mucho menos delante de mis propias narices. —No soy tu mujer —protestó ella —y quítate del medio. —No me iré hasta que hablemos. Eres mía, Diana, solo mía, ¿lo entiendes? —¡Deja de llamarme Diana! — exclamó la muchacha furiosa. Ernesto había perdido el derecho de llamarla de esa forma el día que la había traicionado —. Lo único que entiendo es que el alcohol te está haciendo delirar —le empujó con todas sus fuerzas al sentirse atrapada —. ¡Suéltame! El enf
Capítulo seis. Está despierto El viaje en coche estuvo cargado de una ansiedad mezclada con miedo y tensión pese a que no fue silencioso, puesto que Tyler intentaba por todos los medios distraerla con preguntas.Para él había sido una forma de matar dos pájaros de un tiro: consiguió su cometido de calmar la desesperación y a su vez, obtuvo información adicional sobre ella.Se sorprendió al saber sobre el estado de gestación de la madre de Diane en primera instancia. Luego se metió de lleno en la historia acerca del tórrido romance entre Ana Lucía Velázquez y Fernando de la Concepción.El británico la contemplaba hablar fascinado a ratos, anhelando dejar de conducir para poder prestarle toda su atención. Era incluso más hermosa de lo que la recordaba.La muchacha hablaba de una forma tan soñadora respecto a sus padres que le removió las entrañas de una manera extraña e incómoda. Debía admitir que la historia parecía sacada de una novela romántica famosa que pasaban por la tele.Por va