Capítulo 2 Joss

No hay trabas suficientes cuando de verdad se desea lograr algo.

—¿Vamos a cazar Licht y a retomar el control de los humanos? —pregunté ansioso de saber cómo lo haríamos.

—Sí, Ricardo será el encargado de llevar a cabo esa difícil y delicada tarea.  

—¡A mí me mandas a entrenar mujeres sombras y a él a cazar Licht! Rut, creo que te equivocaste... los planes no deberían de ser así... ¡esta decisión tuya no la acepto! —era maravilloso sentir algo, como conversábamos sobre humanos mi ser sí podía experimentar rabia... me sentía vivo y no estaba invadido por la indiferencia.

—¡No me jodas! ¡Malversas lo que digo! —Rut golpeó la mesa y alzó la voz, se dejó ver molesto— No es un trabajo menor el que te estoy asignando, a decir verdad, es el más importante porque estoy dejando en tus manos la vida de las mujeres del Reino... ¿Y me sales con esto? ¡Eres un gran idiota!

—Ehhh... Rut, espera, tienes razón en eso que dices, es solo que quiero estar donde se desarrolle la acción... yo no digo que nuestras mujeres no sean importantes, no lo veas así —mis palabras iban llenas de sinceridad, tampoco era tan patán y como lo hacía ver el Rey, había que aceptar que tenía completa razón.

—Ustedes van a luchar, Ricardo se encargará de eso... nadie está diciendo que nos limitaremos a solo estar en nuestros puestos; sé que en mi caso tener peleas cuerpo a cuerpo será arriesgado, pero trataré de estar con ustedes lo más que pueda.

—Sí, claro, eres el Rey, no puedes arriesgar tu vida luchando con nosotros —lo interrumpió Ricardo y Rut asintió.

—Pero igual sé que me escaparé de mis obligaciones y de Julie para ayudarlos en lo que pueda, fuimos los cuatros mejores guerreros del reino pasado, podemos recordar buenos tiempos.

A eso llamo yo tener optimismo.

—Suerte con eso Rut —me burlé. Él solo puso sus ojos en blanco.

—En esos papeles están todos sus obligaciones y puntos a considerar, necesito que los lean bien —me miró con mala cara—, y quiero sus informes en una semana, especificando cómo van a lograr los objetivos, conversáremos de esto si es posible... si no hay nada más que discutir sobre lo allí expresado, entonces, manos a la obra, necesitamos tomar las riendas del asunto lo más pronto posible —Rut se disponía a levantarse de la silla, pero lo interrumpí.

—Rey... Rut —me corregí, es que me costaba llenar su ego— ¿Cuánto tiempo nos quedáremos en este recinto?

Desde que la sede principal había sido atacada y destruida nos encontrábamos en la propiedad que tenían los anteriores Reyes, era un lugar grande de descanso, ellos lo usaban para alejarse de los problemas por varios días. La zona era amplia, con terreno para el entrenamiento al aire libre y las instalaciones eran cómodas y espaciosas. Habitábamos la gran mansión alrededor de cincuenta sombras, eran los pocos que se habían quedado con nosotros. Por el momento, en estas pocas semanas que teníamos aquí, nos habíamos encargado de hacer guardias algo regulares para protegernos de cualquier ataque Licht... estaba claro que este lugar no nos proporcionaba la seguridad que teníamos en la antigua residencia.

—El tiempo que sea necesario, creo que el terreno es grande, se puede construir, aunque eso traería como consecuencia que se reduzca los lugares para entrenar... estamos coordinando mudarnos a otro lugar más seguro para la tranquilidad de todos.

—Tengo conocidos brujos que pueden ayudar a mejorar un poco la seguridad y tal vez puedan desaparecer este lugar de la vista de los humanos.

—Estaba pensando en algo parecido hace unos días... me parece una gran iniciativa de tu parte que consideres eso; si quieres puedes ir y comentárselo a Julie, ella está en su habitación... creo que saldré de aquí con Ricardo para planear las estrategias sobre la caza de Licht y así evitar que se sigan organizando con los humanos.

—Me parece bien, entonces quedamos así —concluí levantándome de la silla, tomé la carpeta con los papeles que me entregaron y salí de la habitación.

Camino hacia los aposentos de la Reina, imaginé este lugar con mayor infraestructura y pensé hacer el área de entrenamiento en la planta alta del lugar, así no necesitaríamos tanto espacio si llegáramos a usar más terreno del necesario. Este lugar sería fácil de proteger, además estaba alejado de la urbe más cercana, estábamos a veinte minutos de la ciudad que un día nos acogió.

Toqué la puerta una, dos veces y me contestó una voz con cierta amargura.

—¡Puede entrar!

Oh, que desagradable resulta ser esta mujer.

Frente a mí estaba la insoportable de Gaby. Su cabello rubio lo llevaba suelto, le llegaba a los hombros, podría jurar que sus ojos color café con miel me miraban con odio.

—¿Y la Reina? —me limité a preguntar, no tenía ganas de discutir con ella.

—Está cambiándose de ropa —respondió con arrogancia.

—Dile que necesito hablar con ella, saldré de aquí, supongo que necesita privacidad —di la vuelta, preparado para salir.

—Ya terminé —alzó la voz Julie, corrió hacia mi encuentro con una sonrisa en la cara. Estaba vestida como una humana, no tenía sus prendas reales, normalmente llevaba vestidos no muy elaborados, aunque eso no evitaba que se viera delicada y frágil; ahora llevaba ropa pegada al cuerpo como la usaba Gaby y sus hermanas. Tenía el cabello recogido en una alta cola de caballo.

Al verla al lado de Gaby, me dio la impresión de que ambas parecían hermanas, ya que la dos eran rubias de ojos marrones, sin mencionar que al ser de estatura baja se veían más indefensas.

—¿Hay algo que no te guste de mí, guerrero? ¿Por qué me miras con tanto detenimiento? Es un poco incómodo.

—Mi Reina, no estoy acostumbrado a verla así, los siento, no fue mi intención incomodarla —bajé mi cabeza en señal de profundo respeto.

—Ahhh es por mi nuevo atuendo, sí, de ahora en adelante solo usaré las vestimenta real en las reuniones importantes con las personas de poder del Reino de las Sombras; de resto, utilizaré estás que son más cómodas y me ayudarán a estar preparada ante un posible combate. 

—Nadie podrá jamás tocarte un cabello mi Reina, nosotros, tus guerreros, somos poderosos, cuidamos de ti como lo más preciado, incluso eres más importante que nuestras propias vidas.

—Y no son infalibles, pasó con mis padres y eso no ocurrirá con Rut o conmigo; es por eso por lo que promulgaré la ley para que las mujeres sombras aprendamos a luchar; así no vayamos a trabajo de campo, podremos cuidarnos por sí mismas.

Viéndolo desde ese punto de vista, tiene mucha razón.

—Así será. He aceptado el cargo que me han otorgado, aunque por el momento no tengo nada preparado.

—Entonces, ¿cuál es el motivo de tu visita? —intervino Gaby colocándose al lado de Julie, como si se tratara de un animal marcando territorio ante su dueña.

—Los asuntos reales no los pienso discutir con medio humanas —quise decir las palabras con desprecio, pero sentí una rara sensación en el pecho, fue fugaz, pero entendí el por qué lo había sentido. Gaby por unos segundos reflejó en su rostro cierto dolor, tal vez no esperaba esa respuesta tan déspota de mi parte.

—Guerrero Joss, que sea la última vez que trates de esa forma tan desconsiderada a una media sombra o a una humana; fomenta el respeto entre los tuyos, no ganas absolutamente nada restregándole tu complejo de superioridad a tus allegados...  —no sé qué otra cosa dijo, porque me enfoqué en el tono rojo que empezaba a reflejarse en el rostro de Gaby. La condenada reprimía una carcajada y por mi parte no podía hacer nada porque Julie tenía razón y no quería darle más motivos para que siguiera regañándome.

En cuanto escuché que Julie dejó de hablar, le respondí:

—Me disculpo, no volverá a pasar.

—Eso espero, aunque conociéndote sé que solo te comportarás estando en mi presencia.

—No hay porqué mentir —me sinceré sonriendo.

Ella miró hacia Gaby por unos segundos y se mantuvo en silencio.

—Antes de que digas el motivo por el cual estás aquí, te comunicaré de una decisión que acabo de tomar.

¿Más decisiones? Por el amor del Dios ausente, ya se nota que se la está pasando mucho con Rut.

—Dime, mi Reina.

—Marcos, por varios siglos, ha sido mi protector personal; pero asumo que él también aceptó las medidas explicadas en los documentos que fueron entregados por Rut, entonces estará muy ausente porque tendrá que hacer viajes y enfocarse en muchas cosas que tienen que ver con la diplomacia... por eso he decidido nombrar a la media sombra aquí presente para que me proteja.

—¿Quéééé- quéééé? —Gaby y yo dijimos al unísono; por lo que veía a los dos nos había caído de sorpresa la noticia.

—¡Sí! —Se dirigió hacia ella— Eres tenaz y muy habilidosa pensando bajo presión, me lo demostraste el día que me salvaste la vida.

—Sí, pero a ella le hemos salvado el trasero más de dos veces —la oración salió sin filtro, no quería ser odioso, pero no había ni una sola gota de mentira en esa afirmación.

Ambas me miraron con ganas de quererme golpear.

—Ella va a aprender a luchar, para eso estás tú aquí... además es un punto positivo en mi cuidado, porque ella puede salir de día y protegerme sin volverse una sombra bajo los rayos del sol, eso evita el riesgo de que ambas quedemos indefensas en un ataque Licht o peor aún donde utilicen magia para atraparnos.

Es buena estratega, pero es muy mala eligiendo... hasta Andrea está mejor capacitada para el trabajo... creo que hasta la misma Miriam.

—Estoy al corriente de que, si ya tomaste la decisión, en estos momentos solo me estás informando, sé que no cae en discusión... está bien, te ayudaré para que ella sea la mejor luchando, aunque ya que mencionas el asunto de la magia, quisiera saber si existe la posibilidad de que nosotros también lo usemos para defendernos. Así como hay brujos que ayudan a Licht... sé de algunos cuantos que nos auxiliarían en esto de la seguridad del lugar, claro, por una buena paga.

A Julie se le iluminó el rostro.

—¡Sí! Me agrada la idea, eso complementa lo ya planteado... ¡Y por supuesto habrá que conseguir unos brujos confiables! Me agrada la idea.

—Conozco a varios, me comunicaré con ellos para ver si están dispuesto a ayudarnos.

—¡Perfecto! Estás encargado también de eso.

—Mi Reina, cayendo de nuevo en la conversación anterior, ¿usted cree que es necesario ese cambio tan drástico en el tema de su protección? Yo no soy la indicada, Miriam y Andrea son más fuertes... además es demasiada responsabilidad para mí, soy una joven humana de solo veintiséis años... disculpe que se lo diga, pero su decisión cae en lo absurdo, nadie en su sano juicio se inclinaría por lo que acaba de decidir.

Ohhh, al menos tiene consciencia, sabe cuáles son sus limitaciones.

—Gaby, te he visto luchar, sé de lo aguerrida que eres cuando quieres algo... y no, no eres una simple humana, eres una sombra, un ser sobrenatural inigualable, solo acepta lo que eres y toma en serio tus nuevas responsabilidades, confío en tu potencial, confío en ti —Julie la miraba de esa forma tan suya que reflejaba entre dulzura y entendimiento, era difícil resistírsele cuando miraba de esa forma.

Gaby bajó la cabeza con cierta vergüenza y segundos después asintió.

—El cambio supongo que lo harás cuando Gaby esté en perfectas condiciones, ¿cierto? —pregunté para darle cierta tranquilidad a la joven, se veía que quería salir corriendo de la habitación, pero para nadie era un secreto que ambas parecían tener un fuerte lazo.

—Sí, eso sí es una realidad, cuando tú me confirmes que ella está preparada, haremos el comunicado para condecorarla como mi protectora.

—Se va a morir de la impotencia el guerrero Marcos —me burlé soltando una corta risa.

—Necesitas madurar gue-rre-ro —musitó Gaby con la mirada llena de molestia. La palabra “guerrero” fue dicha en un tono en que casi lo hizo parecer un insulto.

—Creo que ambo son tal para cual —afirmó Julie alejándose de ambos, mientras que caminaba hacia lo que imaginé era el cuarto de baño, dijo en tono alto —Joss, organiza el plan para entrenarme, necesito saber cuándo empezarán para organizar mi agenda y no faltar a ninguna clase... te dejo a cargo a Gaby, desde ya puedes empezar a entrenarla... no quiero que se pierda el tiempo.

—¿¡Ya?! —replicó Gaby en un chillido irritante.

¿Ah? ¿Hoy? ¿Entrenar? ¿Con ella? Dios ausente, lléname de paciencia por favor.

No me dio chance de formular las preguntas de forma audible, porque Julie se dio la vuelta y con una sonrisa pícara en el rostro le respondió a la que considero era su amiga:

—Sí... ya... y es a entrenar, no los envío a hacer otra cosa, ¿me entendieron?

Ese me entendieron fue un chiste tipo Rut, ay... ay... ya me imagino a la Reina siendo más influenciada por ese desgraciado.

—Está bien, mi Reina —respondimos al unísono. Julie siguió su camino y Gaby se me quedó mirando con desprecio.

No tenía tiempo para perderlo con ella, me di la espalda y sin despedirme comencé a caminar hacia la puerta. Cuando iba cruzando la esquina del pasillo, Gaby apareció delante de mí con mala cara.

—¿Qué, se te perdió algo? —mi media sonrisa le mostraba suficiente arrogancia para que se alejara de camino.

—A ti, por lo que veo, el cerebro... ten... toma —hizo aparecer uno de juguete y lo acercó hacia mí.

—¿Estás graciosa, no? Déjame solo, no tengo ganas de compartir mi ahora limitado tiempo contigo.

—Tenemos que entrenar, lo ha pedido la Reina, hay que obedecerla.

Puse lo ojos en blanco.

—Voy de salida a buscar al brujo.

—¡Te acompaño! —se invitó y el hecho me molestó.

—Yo trabajo solo, no eres bienvenida.

—Bien, entonces le diré a la Reina, ella me dirá que te acompañe, supongo que te obligará.

Me detuve ante su irracional comportamiento.

—¿Qué te pasa? ¿Pretendes pasar sobre mí y mis decisiones?

—No, no te confundas, yo solo quiero hacer lo que me provoca.

—¿Qué te provoca? —me acerqué lo suficiente para reducir todo el espacio entre nosotros. Escuché como se le detuvo la respiración y su corazón empezó a palpitar más rápido. Aunque luego de unos segundos recompuso su postura autoritaria.

—Me provoca sacarte lo suficiente de quicio como para que desistas de entrenarme y al menos me enseñe otra persona.

—Primero que nada, yo no deseo entrenarte, siento hacia ti cierto desprecio... lo que haré por ti será por obligación —poder olerla me ardía, me quemaba por dentro de buena manera, de hecho, debí concentrarme para poder alejarme.

Tenerla enfrente era complicado, supongo que, por su condición de medio humana, le había mentido, no podía sentir nada, aunque sabía lo que me gustaba en alguien y lo que no... No tenía necesidad de sentir algo, cuando sencillamente podía evocarlo.

—¡Un completo patán es lo que eres! —me insultó con rostro serio y creo que ofendido.

—No me dices nada nuevo —me alejé de ella y continué mi camino.

Sabía que mis nuevas responsabilidades eran para realizarlas con sumo cuidado, pero tenía muy en claro que ese gran saco hormonal, arrogante y mal criado llamado Gaby, no me haría nada fácil la situación.

Fue así como acepté que ya no solo me joderían la paciencia las acciones y decisiones de Rut... ahora también debía lidiar con las de Julie.

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