A Rossie no le extrañó no volver a encontrar a Jared por la mañana. Habían tenido una difícil conversación de almohada la noche anterior.
–¿Sigues queriéndome ahora que sabes tanto de mí? –le había preguntado el Goodboy (y no debió hacerlo), mientras se dejaba acariciar la cabeza por Rossie.
–Mis sentimientos no son tan volátiles como los tuyos, querido –Rossie tenía a Jared recostado sobre su pecho, así pasó él la noche con ella.
–Pero, me amas, ¿verdad? –insistió él.
–Hoy, menos que ayer.
Creo que eso fue todo. Al menos, así lo comprendió él. Con suerte, Rossana acabaría por tratarlo con indiferencia, cuando no con odio. Y no había nada que pudiera hacer al respecto.
–En cuanto solucione mi problema con Adalyn, Rossie –dijo el Goodboy–, te juro que te llevaré de aquí muy lejos. Y nos casaremos en Maldivas, o algo así.
Rossie se había quedado en silencio ante la descabellad
Ni Jared ni Rossie habían pisado las Islas Galápagos desde el triste episodio de Jared abandonando a Ro sola en la isla. De hecho, ambos se habían hecho la promesa –bastante vana y poco creíble– de no regresar nunca más al escenario principal de sus respectivas derrotas.Pero, como a los planes de ambos se los llevaba el diablo, pues ahí se encontraban, de camino –en una lancha–, hacia el por tercera vez renovado GoodGirl, el yate que Jared Cavalier se había negado con rotundidad a vender, pese a que le costaba un ojo de la cara mantenerlo encallado en cualquiera de los puertos del mundo en el que se encontrara en aquel momento.Se trataba, quizás, de la única posesión material realmente costosa que llegó a ocultarle a Adalyn, durante tantos años.Aunque Jared nunca supo, en realidad, si había tenido éxito en aquel intento.–Bienvenida, pequeña –el Goodboy desembarcó primero, se estiró después y elevó a su Rossie como a una pluma hasta la cubierta del yate–. Espero que esta vez sea l
–Y, ahora, ¿cuál es el problema? Rossana Regiés volvió a experimentar el pasado, en cuanto vio la cara de acontecimiento del Goodboy, luego de colgar el teléfono. –Adalyn –respondió él, en seco. –Todo se resume en Adalyn –dijo Ro. Jared quiso aproximarse a ella para abrazarla, pero Rossie dio, inconscientemente, un paso atrás. –Necesito regresar hoy en la madrugada. –Si haces eso, otra vez –amenazó Rossie–, no habrá un siguiente día para nosotros. –Pero Bobby necesita mi firma. –Nada que no pueda esperar hasta el día siguiente –protestó Ro–. Jared, por lo que más quieras, ¡no puedes hacerme esto por tercera vez! Pero, lo que no sabía Rossie, es que se trataban de circunstancias que siempre estuvieron fuera de su control. Del de ella, del de Jared, del de todos. Incluso del de Adalyn. –Podría perderlo todo, si no respondo ahora –dijo El Emperador–. Y tú no tienes la más mínima idea de cu
El 250 de Highbrook Avenue en Pelham era la única propiedad en la cuadra que carecía de adornos navideños. Lo que era extraño porque, en el pasado, había incluso ganado un par de premios especiales por la sofisticada elegancia de su decoración.Por supuesto, en este año, las circunstancias eran muy diferentes.Adalyn había llegado de Puerto Rico un par de días antes, para finiquitar, con su abogado, los papeles de la demanda de divorcio. Pasó el fin de año con el legista, bebiendo vino y leyendo documentos en su despacho, mientras conversaban sobre los pormenores de sus respectivos matrimonios deshechos recientemente, lo que les dio, a ojos del otro, una secreta complicidad que rara vez solía compartirse entre un experto en leyes y una clienta.Adalyn llegó apenas una hora antes que Jared a su casa. Apenas si le dio tiempo de tomar una ducha de agua muy caliente y cepillar
–¿Insinúas que piensas sabotear tu propia serie para salvar tus muebles? –no es que Adalyn Fernández-Cavalier fuese, precisamente, un modelo de virtud, pero, incluso para los estándares de ella, aquella proposición le resultaba totalmente… cuestionable, desde un sentido moral. –Yo no lo llamaría “sabotaje”, precisamente –Jared intentó suavizar el tono de la rotunda afirmación de su todavía esposa–. Pero podría arreglarlo con Rossie, para que se omita completamente la parte de nuestro… acuerdo. ¿Me hago entender? –Querrás decir que se omita completamente toda la parte en la que se mencione nuestra relación, Jared –Adalyn acostumbraba a no quedarse estática cuando estaba discutiendo. Así que se levantó de su sofá para pasearse a través del amplio living room que acogía, en aquel momento, a la pareja. –Yo diría que esa petición es un tanto aventurada, babe –Jared tenía claro que no podía prometer a su esposa algo que podría ser imposible (y que resentiría todavía más, si es que algo as
Son los primeros días de enero en Manhattan. Rossie se encuentra sola en su oficina. Nadie ha venido a desearle Feliz Año Nuevo, y probablemente nadie lo hará. Ro quiere pensar que está en paz con ese hecho, pero no es cierto. Sin embargo, intentará pensar en otra cosa: en iniciar la investigación para la segunda temporada de la serie, por ejemplo.Los productores ya han hablado de ello: en caso de que Netflix cancelara el contrato, buscarían otras estrategias de distribución. Aseguraron a Rossie que habría trabajo para rato y que no se preocupara, que se dedicara a escribir.Y eso es, exactamente, lo que tiene planeado hacer.Grabar la primera temporada de una serie podría tomar varios meses. Rossie está consciente de ello. No puede esperar a que eso ocurra para escribir la siguiente. Aprovechará aquel tiempo para cotillear sobre la vida de los Boyz y escribir
Ustedes se preguntarán por qué rayos, durante toda la redacción de la primera temporada de The Boyz in the Band: la serie (título provisional, creo), nunca se me ocurrió entrevistar a ninguna fan. Pues, bien, tal como han sido narrados los acontecimientos, inferirán la obviedad de la respuesta: porque The Boyz no tenía, por entonces, admiradora alguna.Y es que, afrontémoslo: los chicos carecían de gracia y el talento de algunos de ellos todavía necesitaba una buena dosis de pulimento (y, con respecto a los demás, ni siquiera lo tenían. Así, a secas). Además, no eran ni la mitad de agraciados que llegaron a ser durante el momento cúspide de su carrera; y todo esto, sumado a su extrema juventud, no les hizo ni medio flaco favor a la hora de conseguir la popularidad entre una audiencia bastante crecidita y más bien heterogéna (por no decir amo
Extracto de la entrevista realizada a A.K.A The First Fan, considerada por el fandom de The Boyz in the Band como la primera fan oficial en la historia de esta agrupación Fecha de la entrevista: 4 de enero del nuevo año Continuación… –¿Por qué no le pides un autógrafo? –fue lo que preguntó mi tío, mientras se agachaba a mí para ofrecerme un cotton candy que rechacé sin ninguna educación. Obvio que me iba a negar. ¿Qué carajos le podría decir una niña como yo a un chico como él? Yo ni siquiera hablaba inglés, y estaba bastante segura de que él no sabía ni una pizca de español. Así que, ¿con qué objeto? Uncle Welly, que Dios lo tenga en su gloria (y hablo en serio), me extendió una servilleta de papel que todavía estaba impoluta, y sacó del bolsillo de su camisa una pluma ordinaria de tinta azul. –Cuando acaben la presen
Por lo general, la única en ir a trabajar los sábados al Libery Hall era Rossana Regiés, entre otras cosas, porque no tenía nada mejor que hacer los fines de semana. Suponía que los otros miembros del equipo habían laborado demasiado duro durante la semana como para hacer horas extras en el plató. Luego se enteró que se trataba de políticas del sindicato, que impedían a los productores cualquier tipo de abuso laboral. Rossie, que ni siquiera tenía permiso de trabajo en Estados Unidos –pero lo estaba tramitando, ¿eh?–, se hallaba, por supuesto, fuera de la ecuación. Así que no le quedaba más que trabajar ad honorem, con la esperanza de que, algún día, sus esfuerzos de cara a la serie se vieran retribuidos (económicamente, que se entienda). Cuando llegó hasta su despacho, antes de las ocho de la mañana, se sorprendió sobremanera al encontrar a Jared Cavalier, de pie, caminando sobre sus pasos, como si el piso alfombrado de rojo tierra le quemara. Se suponía que seguirían trabajando j