Isaías se encontraba afuera de la universidad esperando a Zoe cuando se dio cuenta de que algo no iba bien. Aunque había sentido como si alguien lo estuviera siguiendo mientras iba hacia allí y ahora podía sentir la misma sensación a su espalda, pero más certera. Y a pesar de que la situación estaba llena de misterio, decidió no hacer caso, o al menos eso pensaba antes de enterarse de que ellos iban tras Zoe.«¿Quiénes son estos tipos?», se preguntó a sí mismo porque sus olores eran totalmente diferentes.Decidió enfrentar a sus perseguidores antes de que pudieran acercarse a Zoe. Se aproximó al área verde detrás del campo universitario, el cual sabía que estaban esos individuos. Al llegar ahí, se encontró con los cuatro lobos que lo habían estado siguiendo, con gesto arrogante en su rostro.—¿Qué quieren? — preguntó Isaías con un tono firme.—¿Acaso tienes alguna virtud especial para creer que nosotros queremos algo de ti? — le cuestionó uno de los hombres mientras reían a carcajadas
Harold y Zoe llegaron a la aldea de cazadores después de viajar a través del bosque. La aldea estaba rodeada por altas paredes de madera y custodiada por cazadores armados.— ¡Alto ahí!, ¿qué hacen aquí? —preguntó el cazador mientras apretaba su arco con firmeza.— Buscamos la ayuda de la aldea para mi amiga, que está en peligro —respondió Harold, tratando de mantener la calma y pidiendo internamente que el hombre no dijera algo que lo dejara mal delante de Zoe.El cazador se acercó a Harold y puso su mano en su pecho. Harold se tensó al sentir el contacto, pero no intentó apartarlo.— ¿Qué buscas aquí, Harold? Ya no eres bienvenido en esta aldea.Zoe tiró del brazo de Harold porque no entendía nada y él le agarró la mano mientras que el cazador continuaba diciendo:— Nos decepcionaste al perder al e…—decía el cazador con desprecio cuando Harold lo interrumpió para que no siguiera hablando.—Lo sé, — aceptó con cabeza gacha para mostrarse arrepentido, —pero necesito hablar con el jefe
Isaías reunió a su manada y juntos llegaron a la plaza principal del pueblo. Una vez allí, él se puso frente a la multitud y anunció en voz alta:—¡Escúchenme! He convocado a toda la manada porque tengo una noticia que darle. La diosa ha elegido a Zoe como nuestra luna destinada y yo, como alfa de esta manada, he decidido aceptar su designio.La multitud se miró escéptica entre sí, pero luego comenzaron a celebrar la noticia. Aplaudieron y vitorearon, felices de tener a una luna destinada para su manada.Sin embargo, la alegría duró poco. Un hombre se acercó a Isaías y le preguntó:—¿Por qué han ocultado este hecho durante tanto tiempo? ¿Cuál es el motivo?Isaías suspiró y bajó la cabeza por primera vez como líder porque sabía que tenía que decir la verdad, aunque eso signifique poner a Zoe en peligro.—Hay algo más que deben saber — anuncio decidido—. Zoe a su vez es el elegido de sangre.Los integrantes de la manada se quedaron en silencio, sabiendo bien lo que eso significaba. — P
Isaías, acababa de terminar una reunión importante con sus hombres. Y con Zoe en sus pensamientos se dirigió al calabozo donde tenía al prisionero capturado y a Ross la criada de Kira. Decidió que era hora de enfrentarse a ellos y ordenó a sus subordinados que llevaran a los prisioneros ante él.En la sala de interrogatorios, Isaías se sentó en una silla mientras observaba a sus cautivos arrodillados frente a él y el hombre, aún se mostraba con cierta arrogancia—¿Sigues exigiendo tu muerte? — preguntó Isaías, quien se levantó de su silla y se acercó al individuo que estaba arrodillado a su lado, pero él seguía desafiante y no mostraba señales de arrepentimiento.—Sí—, respondió él con una mirada desafiante.Isaías suspiró. —No me gusta matar a mi propia gente, pero si eso es lo que quieres… —Isaías se detuvo de repente y lo miró con una sonrisa malévola. Por otro lado, Ross parecía débil y exhausta, ya que llevaba días sin comer.—¿Hay algo en este hombre que te resulte familiar?
A la hora de la cena, Isaías fue al comedor a pesar de que no tenía hambre, puesto que solo quería salir a buscar a Zoe; sin embargo, necesitaba ser prudente con cada movimiento dado, ya que el peligro acechaba a cada instante. Observando a los padres de su luna, se tomó un momento para respirar profundamente antes de hablar.—Necesito hablar con todos ustedes sobre algo importante —, dijo con seriedad mientras todos se sentaban en la mesa.Joshua levantó la cabeza de su plato y Sacha dejó de jugar con su comida.Alice, por otro lado, evitó el contacto visual con Joshua y fingió estar ocupada con su plato, mientras que Zulema miró a su esposo con preocupación.—Desde este momento queda prohibido rotundamente que cualquier persona salga de esta manada, incluyendo a mi madre y abuela. Los padres de Zoe y su hermano, por su seguridad, se quedarán a vivir en la manada— anunció autoritario, esperando la reacción de todos.Daren se puso de pie de golpe, con los ojos clavados en Isaías. —Nu
En la asamblea de cazadores uno de los presentes preguntó sí la esposa del líder estaba segura del embarazo de Zoe, ya que un lobo debía odiarla, y según entendía, ni siquiera la tocaría siendo ella quien es. La mujer aseguró que sí lo estaba. Luego pidió a un guardia que entrara con el mismo niño que Zoe había visto antes. La mujer alzó la mano derecha, mostrando una daga filosa, y dijo: —Esta daga tiene sangre de la elegida.Sin más, la mujer clavó la daga en el brazo del chico, quien cayó por un momento, pero no tardó en levantarse sin herida alguna. La mujer explicó: —El cuerpo de ella reconoce a la criatura en su vientre como parte de él, por lo que mientras más avanza su embarazo, menos dañina será su sangre para un lobo, muchos aquí lo saben, y no se trata solamente de esperar la edad apropiada. Por lo que pongo a votación la idea de abrir su vientre y sacar ese engendro que lleva dentro.Zoe se apretó el vientre, aterrorizada, mientras todos parecían estar de acuerdo en que
Zoe y Alezna caminaban con precaución por el bosque, y veían como cada vez más estaban cerca de la manada, pero de repente, dos lobos aparecieron en su camino, custodiando la entrada de la manada.—¿Qué hacemos ahora? — preguntó Alezna, muy nerviosa.— Mantén la calma — respondió Zoe, aunque ella misma estaba preocupada por lo amenazantes que se veían esos animales con sus fauces llenas de espuma y con miradas frías y salvajes que dejaban claras sus intenciones.Los lobos gruñeron y se acercaron, con intenciones de atacar. Alezna sacó su cuchillo, pero estaba claro que no sería suficiente para enfrentar a los dos. Zoe se mantuvo en posición de defensa, pero algo en ella cambió; se sintió diferente, más fuerte, y de repente supo lo que tenía que hacer.—¡¡No se atrevan a dañarme!! — gritó Zoe con autoridad.Los lobos se detuvieron en seco volviendo a sus formas humana, y sus rostros dejaban ver cuán sorprendidos estaban por la voz que acababan de escuchar y miraron a Zoe con ojos desor
Stuart le había advertido a Zoe que Alezna debía esperar afuera de la mansión, ya que nunca antes un cazador había estado dentro de la casa de un lobo o en la manada. El lobezno que Zoe rescató de los cazadores estaba aferrado a la mano de Alezna, puesto que a pesar de que ella es parte de los cazadores nunca lo lastimó.Mientras que todos los demás que se habían reunido fuera de la mansión para ver a la luna de la manada que había llegado sana y salva, la miraban con irritación, desconfianza y desprecio. Ella podía escuchar las murmuraciones y gruñidos de desaprobación mientras se movía incómodamente y sabía que no era bienvenida allí.—Stuart, ¿por qué ella no puede entrar conmigo? — insistió Zoe sintiendo pesar por dejar a Alezna ahí, puesto que ya conoce la incómoda sensación de ser mirada con repudio.—Lo siento mi luna, esto se escapa de mí, de verdad quisiera, incluso el deber es encerrarla en el calabozo, pero la he dejado aquí porque es su invitada— respondió apenado y Zoe