«Qué más da, voy a ir a ese jodido club, pero para que ellos sepan que están bajo mi dominio, y que sin mi autorización no podrían haber ido si hubiera querido, aunque ellos salgan; aunque ellos hagan y deshagan, lo hacen porque yo lo permito»Después de tener este pensamiento autoritario Isaías se levantó de golpe y Alice vio a Isadora.—Hijo, pero tienes trabajo que hacer — le repitió lo mismo que anteriormente él había dicho.—Madre, conozco tu intención, me voy.En cambio, Ronald, Sacha y Zoe llegaron al club después de una larga caminata por el bosque. El lugar estaba situado en el corazón de la manada y tenía una reputación excelente. Al entrar, se dieron cuenta de que la decoración era elegante y sofisticada, con luces tenues y música suave.Ronald se acercó al encargado y solicitó un reservado VIP. Una vez allí, se acomodaron y pidieron los mejores tragos. Mientras estaban disfrutando de su tiempo en el club, una banda comenzó a tocar música en vivo. Las luces comenzaron a par
Mientras, Zoe sufría por los sentimientos que se mezclaban en su interior, sintiendo terror y emoción a la vez. Estaba aturdida, y tan sonrojada que las mejillas le ardían.—Eres tan mía— declaró Isaías con voz tan ronca que a ella le penetró en la mente y no era capaz de procesar esas palabras con cordura.Isaías quitó el broche que le tenía atado el cabello dejándolo caer como cascada, pasó los dedos con delicadeza por los lados de su pelo y lo alisó.Ella se enroscó sobre él y se sentó sobre sus muslos. Se le cortó la respiración cuando él le agarró las caderas. Se le subió la falda hasta la cintura mientras le metía la lengua en la boca para que él sacara la suya. Zoe se echó hacia delante y encontró lo que había estado buscando de su alfa; el falo duro y dilatado que estaba siendo aplastado contra su zona inflamada y sensible, solo separados por las capas de ropa que no lograban ocultar el calor que él exudaba. Sus gruñidos eran música para sus oídos mientras que ella enroscaba
Al dia siguiente:Kira estaba en el calabozo sintiéndose débil, sentada en la camilla que el primer dia con arrogancia no quiso tocar creyendo que era tan fuerte que podría permanecer de pie en esas horas que duraría ahí dentro, sin embargo, su energía estaba tan agotada que el orgullo quedó en un segundo plano, y ahora reía con amargura porque fueron muchos los lobos en su manada que ella pedía encerrar en calabozo como el que está por puro capricho y estaba conociendo en horas lo cruel que es estar ahí.—Denme agua, por favor— escuchó las peticiones lamentosas de Ross y sintió más resequedad en sus labios, al escuchar la palabra "agua", puesto que mataría por una sola gota de ese líquido, porque a pesar de ser inmortal su cuerpo necesita nutrientes.—Hasta que tu ama no vea al alfa, eso no será posible— le respondió un guardia que se detuvo frente a la celda de Kira y empezó a abrir la cerradura.—¡¿Ya veré a Isaías?!— Aunque no quería sentirse emocionada por verlo, igual, lo hizo
Isaías se encontraba afuera de la universidad esperando a Zoe cuando se dio cuenta de que algo no iba bien. Aunque había sentido como si alguien lo estuviera siguiendo mientras iba hacia allí y ahora podía sentir la misma sensación a su espalda, pero más certera. Y a pesar de que la situación estaba llena de misterio, decidió no hacer caso, o al menos eso pensaba antes de enterarse de que ellos iban tras Zoe.«¿Quiénes son estos tipos?», se preguntó a sí mismo porque sus olores eran totalmente diferentes.Decidió enfrentar a sus perseguidores antes de que pudieran acercarse a Zoe. Se aproximó al área verde detrás del campo universitario, el cual sabía que estaban esos individuos. Al llegar ahí, se encontró con los cuatro lobos que lo habían estado siguiendo, con gesto arrogante en su rostro.—¿Qué quieren? — preguntó Isaías con un tono firme.—¿Acaso tienes alguna virtud especial para creer que nosotros queremos algo de ti? — le cuestionó uno de los hombres mientras reían a carcajadas
Harold y Zoe llegaron a la aldea de cazadores después de viajar a través del bosque. La aldea estaba rodeada por altas paredes de madera y custodiada por cazadores armados.— ¡Alto ahí!, ¿qué hacen aquí? —preguntó el cazador mientras apretaba su arco con firmeza.— Buscamos la ayuda de la aldea para mi amiga, que está en peligro —respondió Harold, tratando de mantener la calma y pidiendo internamente que el hombre no dijera algo que lo dejara mal delante de Zoe.El cazador se acercó a Harold y puso su mano en su pecho. Harold se tensó al sentir el contacto, pero no intentó apartarlo.— ¿Qué buscas aquí, Harold? Ya no eres bienvenido en esta aldea.Zoe tiró del brazo de Harold porque no entendía nada y él le agarró la mano mientras que el cazador continuaba diciendo:— Nos decepcionaste al perder al e…—decía el cazador con desprecio cuando Harold lo interrumpió para que no siguiera hablando.—Lo sé, — aceptó con cabeza gacha para mostrarse arrepentido, —pero necesito hablar con el jefe
Isaías reunió a su manada y juntos llegaron a la plaza principal del pueblo. Una vez allí, él se puso frente a la multitud y anunció en voz alta:—¡Escúchenme! He convocado a toda la manada porque tengo una noticia que darle. La diosa ha elegido a Zoe como nuestra luna destinada y yo, como alfa de esta manada, he decidido aceptar su designio.La multitud se miró escéptica entre sí, pero luego comenzaron a celebrar la noticia. Aplaudieron y vitorearon, felices de tener a una luna destinada para su manada.Sin embargo, la alegría duró poco. Un hombre se acercó a Isaías y le preguntó:—¿Por qué han ocultado este hecho durante tanto tiempo? ¿Cuál es el motivo?Isaías suspiró y bajó la cabeza por primera vez como líder porque sabía que tenía que decir la verdad, aunque eso signifique poner a Zoe en peligro.—Hay algo más que deben saber — anuncio decidido—. Zoe a su vez es el elegido de sangre.Los integrantes de la manada se quedaron en silencio, sabiendo bien lo que eso significaba. — P
Isaías, acababa de terminar una reunión importante con sus hombres. Y con Zoe en sus pensamientos se dirigió al calabozo donde tenía al prisionero capturado y a Ross la criada de Kira. Decidió que era hora de enfrentarse a ellos y ordenó a sus subordinados que llevaran a los prisioneros ante él.En la sala de interrogatorios, Isaías se sentó en una silla mientras observaba a sus cautivos arrodillados frente a él y el hombre, aún se mostraba con cierta arrogancia—¿Sigues exigiendo tu muerte? — preguntó Isaías, quien se levantó de su silla y se acercó al individuo que estaba arrodillado a su lado, pero él seguía desafiante y no mostraba señales de arrepentimiento.—Sí—, respondió él con una mirada desafiante.Isaías suspiró. —No me gusta matar a mi propia gente, pero si eso es lo que quieres… —Isaías se detuvo de repente y lo miró con una sonrisa malévola. Por otro lado, Ross parecía débil y exhausta, ya que llevaba días sin comer.—¿Hay algo en este hombre que te resulte familiar?
A la hora de la cena, Isaías fue al comedor a pesar de que no tenía hambre, puesto que solo quería salir a buscar a Zoe; sin embargo, necesitaba ser prudente con cada movimiento dado, ya que el peligro acechaba a cada instante. Observando a los padres de su luna, se tomó un momento para respirar profundamente antes de hablar.—Necesito hablar con todos ustedes sobre algo importante —, dijo con seriedad mientras todos se sentaban en la mesa.Joshua levantó la cabeza de su plato y Sacha dejó de jugar con su comida.Alice, por otro lado, evitó el contacto visual con Joshua y fingió estar ocupada con su plato, mientras que Zulema miró a su esposo con preocupación.—Desde este momento queda prohibido rotundamente que cualquier persona salga de esta manada, incluyendo a mi madre y abuela. Los padres de Zoe y su hermano, por su seguridad, se quedarán a vivir en la manada— anunció autoritario, esperando la reacción de todos.Daren se puso de pie de golpe, con los ojos clavados en Isaías. —Nu