Connie abrió lentamente los ojos, paseando su mirada celeste por los alrededores… ¡SE SORPRENDIÓ! ¡De inmediato se encontró con un antiguo escenario de su niñez!, estaba en la sala principal en la mansión de "Luna Plateada". La hembra comenzó a sentarse pero en ese momento… —¡Ah! —soltó un gritito cuando volvió a caer recostada en el sofá, estaba muy débil—. ¿Hay alguien ahí que me pueda escuchar? —preguntó pero un silencio sepulcral invadió la elegante sala principal. Ella comenzó a llenarse de preocupación, un sentimiento en su corazón crecía. Fue entonces, cuando Connie recordó todo lo que sucedió en la mansión de la Noche Carmesí. Cómo su bebé tenía hambre, ella quiso darle de su magia, pero el pequeño dragón la rechazó con violencia, dejando que Connie la libere en descontrol y casi matándose. Connie recordó el dolor agónico y cómo su marido llegó y la ayudó a que el bebé se calme, sin embargo… ¡Aún tenía hambre!, y ahora no solo era el dragoncito en su interior, si no
—¿Quién…? —susurró Connie, sin embargo, en ese mismo momento, se percató que se trataba de Beta Korina—. ¡ESPERA! —gritó yendo tras ella. Cuando Korina escuchó la voz de Connie, comenzó a ir más rápido, el bebé en sus brazos llorando desconsolado. —¡Whaaa!~ —¡Cálmate, esto es por tu bien! —le gritó Korina, pero el cachorrito lloraba más alto ante el agitamiento de la hembra rubia que corría a gran velocidad, esquivando los árboles y saltando ramas, rocas y desniveles de la tierra. —¡¡KORINA, ES PELIGROSO!! —le gritó Connie y es que… ¡LOS BOSQUES DE LUNA PLATEADA ESTABAN REPLETOS DE TRAMPAS! Solo los mismos lobos de más alto rango e importancia en la manada tenían conocimiento de esas trampas y no cualquiera podía esquivarlas. Connie, al haber vivido toda su niñez en esa manada y por ser una niña muy rebelde, llegó a conocer absolutamente todas las ubicaciones y no era para menos, incluso su padre Rezef el ex-Alfa de Luna Plateada, solía dar paseos con ella de pequeña.
—¡¡MALDITO, QUÍTATE DE ENCIMA!! —gritó Ingrid, mientras forcejeaba con el enorme lobo oscuro que la encimaba. Bina, de inmediato se apresuró, avanzando a grandes zancadas llegó hasta donde la hechicera había empezado a trazar los símbolos anteriormente, en ese momento, la loba de un pelaje tan oscuro como la noche, comenzó a deshacerlos con sus patas. Bina tuvo una horrible sensación electrizante que la recorrió por completo, aullando, pero, no se detuvo hasta borrar todos los símbolos. —¡¡LOBA DESGRACIADA!! —gritó Ingrid al darse cuenta de lo que la loba de Blanca hizo. "¿Cómo pudo tocar mis símbolos sin que mi magia no la haya envuelto y lastimado?, es una loba novata en su primer transformación… ¿Son así? ¡No!" Pensaba confundida, la hechicera Ingrid, mientras los colmillos afilados de Alfa Connor se clavaban despiadadamente en su hombro derecho, y sus patas la prensaban de los brazos, manteniendo a la hechicera presionada contra la tierra boca arriba, su cuerpo comenzan
¡Connie comenzó a forcejear contra Beta Korina! —¡¡QUÍTATE!! —la Reina Alfa de la Noche Carmesí la empujaba, pero… ¡Estaba demasiado débil!, tan solo horas atrás su bebé la hizo perder una cantidad exorbitante de energía y magia casi llevándola al borde de la muerte. Aunque la ligera aura blanca la rodeó, era mínima y débil, apenas evitando que se desangre cuando Korina en un rápido movimiento le sacó la cuchilla. —¡¡NO LO ENTIENDEN!! —gritó esa hembra rubia—. ¡Ustedes nunca lo entenderían! —volvió a gritar entre lágrimas. ¡BUM! ¡EN ESE INSTANTE, THARA, LA LOBA DE TABITHA SE LE LANZÓ FEROZMENTE! —¡¡Aaaaayyyy!! ¡Déjame, quítate m@ldita perra! —le gritaba Beta Korina a la enorme loba de un brillante pelaje de tonalidad negra. ……………. ✧✧✧ Mientras eso sucedía. En el campo de batalla en la frontera de la manada "Luna Plateada". ✧✧✧ ¡Gael se quedó inmóvil al sentir el peligro y el dolor por el que Connie estaba atravesando! El Rey dragón, aún así… ¡Decidió ayudar y d
—Connie está sangrando. Su herida cierra demasiado lento, ella está muy débil y necesita de la medicina de Zoraida —le informó Tabitha a Gael. —Lo sé. Tendré que venir en otro momento, si es que salen vivos de esto —dijo ese ser con una media sonrisa burlista—. Esa hechicera es muy poderosa y sinceramente no creo que tu Alfa, logre detenerla. ¡La loba Thara rugió con furia por cómo hablaba ese Rey dragón, despreciando a Alfa Connor! —¡¿Y por qué no la detuviste y ayudabas así a tu cuñado?! —le preguntó la loba madura, perdiendo la calma. —Tengo mis propiedades —dijo Gael, nuevamente abriendo un portal. La magia blanca comenzó a arremolinarse como una neblina densa y escarchada, del otro lado comenzó a volverse nítida una ubicación en el territorio de Noche Carmesí. —¡Oh, ya era hora!~ —sonrió Zoraida atravesando el portal que Gael recién a abrió. ¡Él se quedó petrificado!, viendo el descaro y el poder de esa hechicera longeva para realizar tal acto insolente. —T
✧✧✧ En el interior de la mansión de Luna Plateada. ✧✧✧ —Listo. Ya he sanado tu herida, mi niña —dijo Zoraida, observando a Connie en la cama, agotada y adolorida. Sus ojos se fijaron en el hombre-dragón que estaba sentado al borde de la cama, junto a ella—. Aeron me contó todo sobre lo que sucedió en la manada de la Noche Carmesí —le habló Zoraida a Gael. Gael arqueó una ceja, mirando fríamente a la hechicera. Deseaba decirle que no se metiera en sus asuntos, pero ella acababa de curar a su esposa. A pesar de que lo hizo porque Connie era su bisnieta, él sentía una mezcla de gratitud y tensión. —No permitiré que Connie aborte a nuestro hijo. Los ojos de Connie se abrieron con sorpresa, y su rostro se volvió pálido. —¿Por qué dices eso, Gael? —preguntó, apoyando rápidamente sus manos temblorosas en su vientre—. ¡Mi bebé no…! —susurró, con la voz quebrada. Él acercó su mano a su mejilla, limpiando suavemente las lágrimas que caían de sus ojos. —No, pequeña, nadie le quita
Connie sentía la calidez del cuerpo de Gael contra el suyo, el peso de ese ser ligeramente sobre ella, mientras sus labios seguían saboreando los suyos. —Ah… Gael… —susurró ella contra su boca, los ojos entreabiertos y su mirada celeste tiñéndose de un rojo carmesí de su loba emocionada. Su voz, impregnada de deseo, fue suficiente para detenerlo, aunque solo por un breve instante. Los ojos de Connie eran como fuego, uno ardiente que amenazaba con consumirlo todo de él. Gael sintió su corazón desbocado en el pecho. Ese Rey Dragón perdiendo el control en manos de esa loba indomable. —Mi pequeña loba… —murmuró él con una voz suave pero llena de intensidad. Una de sus manos se deslizó hacia los bordes de la capucha blanca que apenas cubría a Connie. Con un simple movimiento de su magia, la prenda desapareció, y su cuerpo quedó desnudo ante él, tan vulnerable y al mismo tiempo, poderosa. Sus dedos recorrieron lentamente las curvas de la cintura de esa hembra, provocando un estremecim
Su cuerpo se movió con instinto, guiando su miembro hacia la entrada húmeda y cálida de Connie. Pero ella, renovada por la magia de su Rey Dragón… ¡Lo sorprendió! Con una fuerza que desbordaba pasión, lo empujó sobre la cama, tumbándolo con un movimiento inesperado. ¡PUM! El Rey Dragón quedó boca arriba, con su blanca figura extendida como un dios en su lecho. Connie lo montó con una sonrisa traviesa, acercándose a su oído, susurró con un tono juguetón: —¿Quieres que te haga sentir aún mejor, mi hermoso Rey dragón? Una de sus manos se apoyó en el firme abdomen de Gael, mientras la otra descendió sin titubeos, tocándolo con descaro en esa dura masculinidad. —No. Quiero tomarte ahora mismo —dijo él con voz profunda, sin poder ocultar su deseo de hacerla suya. Pero Connie hizo un puchero encantador, y con un simple movimiento de su mano, una ráfaga de magia blanca surgió. Las cadenas se materializaron al instante, atrapando las muñecas del dragón a la cama. Gael arq