>>> Gael: Sus hermosos ojos celestes me miraban fijamente, tornándose poco a poco de un intenso rojo carmesí. —Gael… ¡Cásate conmigo, ya mismo! —exclamó ella, su voz llena de una pasión que me dejó sin aliento. Mis ojos se abrieron con sorpresa. No era que no lo esperara, pero la intensidad con la que lo dijo me impactó. Ella no quería esperar, no quería protocolos ni rituales interminables; quería que en este momento, bajo la luz de las lunas carmesí, su diosa nos hiciera uno. —¿Aquí y ahora, estás segura, mi pequeña loba? —pregunté, aunque sabía la respuesta. Necesitaba escucharla… La verdad quería que me confirme, cuánto le importaba a ella, porque sentía, que estaría dispuesto a todo, incluso a morir, por ella y nuestro hijo. Connie asintió, y sus manos, cálidas y temblorosas, tomaron mi rostro. —Gael, no quiero esperar. No quiero que esta noche termine sin que seamos uno. Sin que seamos esposo y esposa, con la fuerza de mi manada y la bendición de la diosa. P
✧✧✧ Horas después. En la manada de la "Noche Carmesí". ✧✧✧ El sol apenas comenzaba a asomarse, dando paso a un nuevo día. La manada de la "Noche Carmesí" estaba reunida en uno de los claros principales. Un lugar rodeado por árboles altísimos cuyas ramas se entrelazaban como una cúpula natural, en la distancia se lograba escuchar el sonido de un río correr, y el cantar de las aves en compañia del rocío matutino. Los lobos, en sus formas humanas y animales, se encontraban reunidos en un semi círculo, todos expectantes. Alfa Connie se encontraba en el centro del claro. Sus ojos de un rojo profundo brillaban con la intensidad de la decisión que había tomado. A su lado, Gael permanecía en silencio, su postura firme pero relajada, aunque su mirada lo delataba: estaba listo para cualquier cosa… Sabía que este no sería un momento fácil. —¡Silencio! —Connie levantó la mano, y todos sus lobos se callaron—. Hoy tengo algo importante que anunciar. Los lobos intercambiaron miradas,
✧✧✧ Tres días después. En la mansión de la manada Noche Carmesí. ✧✧✧ En la habitación principal, Alfa Connie yacía en su cama llena de símbolos del Clan del Círculo Escarlata, su cuerpo sacudido por una oleada de dolor que la hizo arquearse hacia adelante. —¡¡¡AAAHHH!!! ¡GAAEEEL! —gritó la hembra, su voz desgarradora resonando por las paredes. Las sábanas estaban empapadas de sudor… Su rostro pálido reflejaba una mezcla de agonía y determinación. Gael estaba ahí, sentado a su lado, sosteniendo su mano con fuerza. Su rostro, habitualmente sereno, estaba marcado por la preocupación. —Estoy aquí, pequeña… No te dejaré. Aguanta un poco más… —susurró ese Rey dragón. Quería calmarla, pero sabía que las palabras eran insuficientes. La hechicera Zoraida, se movía rápidamente alrededor de la habitación. Sus manos expertas mezclaban hierbas y aceites que desprendían un aroma extraña, pero relajante para Connie. —Esto no será fácil. El niño lleva en su sangre el poder de do
✧✧✧ En el templo de agua del Clan Frostwind. ✧✧✧ El portal se cerró detrás de ellos con un chasquido, dejando a Connie y Gael en medio del puente cristalino que se extendía hacia el majestuoso templo. El ambiente era gélido, pero el aire estaba impregnado de magia pura y blanca. Connie sostenía al bebé albino en sus brazos, su pequeño cuerpo aún rodeado por ese aura blanca helada. El Rey dragón jadeaba, pero su mirada seguía fija en el templo blanco y casi cristalino que se alzaba frente a ellos. —No hay tiempo que perder —le susurró Gael con su voz débil pero decidida—. El ritual debe completarse aquí o su magia seguirá inestable. Connie lo miró con preocupación, pero no dijo nada. Sabía que Gael estaba al límite, y aunque quería exigirle que descansara, no podía ignorar el hecho que necesitaban primero ayudar al bebé. …………….. Cuando llegaron a las puertas del templo, estas se abrieron con un sonido suave, tras un chasquido del Rey dragón. En la habitación de iniciac
¡POOF! Un portal de magia blanca fue abierto, iluminando la penumbra de la noche. Alfa Connie lo atravesó, regresando al territorio de Noche Carmesí, con su pequeño bebé, Lior, acurrucado entre sus brazos.La revelación por parte de Zoraida de que Maray, la antigua Alfa híbrida, y madre de Connie, seguía con vida había sacudido a todo el consejo de lobos rojos. ¡¡Era una noticia que les obligaba a actuar con urgencia!!¡Al carajo la alianza! ¡Un miembro vital de ellos seguía vivo y en aprietos! Connie fue guiada hacia la sala de reuniones del consejo apenas llegó esa noche. En el centro del salón iluminado por las luces de los candelabros. Se encontraba una gran mesa de madera, rodeada por sillas adornadas con pieles y almohadones.Los lobos del consejo, sentados, sus ojos vigilantes, todos de un tono rojo carmesí que brillaban alertas. Sus expresiones serias hacían que el ambiente fuera tenso. Alfa Connie llegó y tomó asiento. Sus ojos también rojizos, recorrieron los rostros
Connie retrocedió un paso, apretando a Lior contra su pecho. Su instinto la instaba a huir, pero sabía que no tenía sentido… ¡Arthelis no la dejaría escapar! La Alfa respiró profundamente, y dejó al bebé en el suelo, envolviéndolo rápidamente en un capullo de su magia blanca. El capullo brillaba con una luz suave casi como escarcha en medio de la oscuridad de la noche. Alfa Connie lo miró con desesperación y mucho amor. —Estarás a salvo, mi amor. Lo prometo… Mamá se ocupará de esto rápido por ti. —Qué conmovedor —Arthelis dejó escapar una carcajada burlona—. Pero sabes que eso no tiene sentido, no le mientas a la cría, loba. Ni tú, ni él… saldrán vivos de aquí. ¡ESTA ES TU TUMBA! Connie se enderezó, sus ojos cambiando de su tono natural celeste a un rojo intenso, su loba hirviendo de furia y lista para la acción. Su cuerpo comenzó a transformarse en ese momento. Su figura adoptando la forma de una majestuosa loba de pelaje rojo como la misma sangre. Sus colmillo
✧✧✧ En el bosque, en las afueras de Noche Carmesí. ✧✧✧ >>> Ingrid: La barrera mágica cedió con un suave zumbido cuando la atravesé, dejando atrás su manto invisible. El aire frío de la noche me golpeó el rostro, pero no me importó… Había cosas mucho más importantes que el clima en este lugar. La luz de la luna iluminaba el bosque destruido frente a mí, un paisaje de devastación helada que hablaba de la batalla que había tenido lugar. Árboles caídos, ramas congeladas, nieve cubriendo todo, y en el centro de este caos, un cuerpo sin vida destacaba: el de la dragona Arthelis… sin su cabeza. Mis ojos estudiaron la escena mientras el anillo púrpura de mi Clan brillaba débilmente, como si reaccionara a la energía mágica que aún flotaba en el aire. A unos metros de la dragona, yacía esa m@ldita Alfa Connie, su cuerpo inconsciente y cubierto de escarcha. La loba alfa, derrotada pero por desgracia, viva. —Impresionante —murmuré para mí misma con una sonrisa—. Una loba ve
>>> Ingrid: Una sombra cruzó el salón justo antes de que pudiera continuar con mi trabajo. Mis ojos se entrecerraron y dejé los frascos flotando en el aire mientras mi magia se activaba automáticamente, escaneando las esquinas del laboratorio. No estaba sola. —¿Quién se atreve a interrumpirme ahora? —dije con voz fría, proyectando mi magia púrpura en una aura que me rodeaba por completo. —Yo, mi señora —respondió una voz grave y calmada. La figura del brujo emergió de las sombras como si hubiera estado ahí todo el tiempo, con su capa negra envolviéndolo y el símbolo en su rostro brillando tenuemente bajo la luz púrpura de las antorchas. Sus ojos cafés me observaron con intensidad, como si intentaran leer mis pensamientos. —Ah, mi guardián… —susurré, relajándome—. Espero que tengas una buena razón para irrumpir aquí. Estoy en medio de algo importante, ¿no lo ves? El brujo inclinó ligeramente la cabeza, una señal de respeto que no logró calmar mi mal humor. —Es la niña —di