—Ana, qué alegría verte otra vez, creo que la última vez que nos vimos fue el día de la boda, estabas fantástica ese día — Valeria se puso de pie y me dio un abrazo, no era distinta al día de la boda, ella de verdad era muy alegre —¿Viniste aquí sola? —No, vino con su mejor amiga, es aquella rubia bailando en la puesta de baile — dijo Gabriel señalando hacia la plata baja dónde Natalia bailaba muy feliz con otro chico – —Oh, conoces a Natalia, su madre es muy buena amiga de la mía y ella y yo estudiamos en el instituto de idiomas juntas – La miré por un momento, ya me encontraba sentada muy cerca de Gabriel. La otra silla estaba Sonia y frente del otro lado la linda pareja. —No sabía, ella y yo nos conocemos desde la universidad, yo estudiaba en el departamento Administrativo y ella en el de Arte — Reí un poco, quizás estaba fingiendo estar tan relajada o fueron los tragos, no sabía, pero toda la atención estaba centrada en mí, los chicos habían ignorado la presencia de Sonia — El
Sus brazos se movían de un lugar a otro sin control, estaba a punto de perderlo o ya lo había perdido. Lo observó perder el control otra vez mientras mi habitación sufre los daños, lanza todas mis cosas por los aires, saca gavetas de los estantes, grita tanto que creo que su garganta se va a romper. Solo puedo quedarme callada por unos minutos mientras él va de un lugar a otro. —Solo tienes que firmarlo. Me armó de valor para hablar y en menos de un segundo lo tengo sobre mí, mi espalda choca con fuerza contra la puerta tras de mí y gimo del dolor. Se está haciendo costumbre esto, mantengo mi mano sobre la manilla de la puerta por si Gabriel intenta hacerme daño, nunca me ha hecho daño, pero siempre hay una primera vez. —No — Grito tan fuerte, mi cuerpo se estremeció — Nada, no voy a firmar esta mierda, no vamos a divorciarnos, no te voy a dejar libre. —Gabriel… —Voy a salvar mi matrimonio, voy a recuperar a mi esposa — Su cuerpo se alejó de mí y fue por el sobre en la
André no levantó su cabeza para verme Si mi mujer pierde la movilidad de sus dedos voy a matarte sin importar que seas su hermano Me alejé para volver a preguntar por Ana, pero lo misma la enfermera decía que tenía que esperar que saliera el doctor. Cuando la puerta se abrió y el médico salió, corrí hacia él rápidamente y André se puso de pie. Cómo está mi esposa doctor Tranquilo señor, la señora Smith está estable, sus dedos sanarán poco a poco, esperemos que baje la hinchazón, quizás el dedo medio y meñique pierdan la movilidad en la mano derecha — El doctor me miró con pesar — Ahora están muy inflamadas sus manos esperemos y hagamos otra operación más adelante. Gracias doctor, pagaré lo que sea para que ella esté bien, de verdad, gracias. No tiene que agradecer, este es mi trabajo Una de las enfermeras salió y nos dijo que podíamos entrar de uno en uno para no agobiarla —Iré yo primero soy su esposo y dudo que quiera verte en este momento — Le dije Andrés Me dir
—Ana cálmate un poco, deje que lo hiciera porque necesitaba pagar de alguna manera todo lo que hice — Su voz se quebró — No quise hacerlo Ana, no iba a hacer nada en realidad, solo que te pusiste en el medio muy rápido, pero yo no iba a matarlo solo asustarlo un poco. —Esto es una locura, lo hice porque pensé que lo aria, te conozco Andrés, soy tu hermana, sé quién eres y como piensas, vi ese brillo en tu mirada — Mis lágrimas no tardaron en salir — Fue el mismo que tenías cuando mataste a nuestro gato, el día que papá y mamá no vinieron para tu juego de béisbol porque ese día ganaste y quería que ellos lo vieran te volviste como loco, Andrés pude ver eso en ti hoy y da miedo. No, no es así— Me interrumpe Sí, lo es y lo sabes, ese día perdiste el control y mates al nuestro gato, estabas como loco, si Rafa no te detiene no sé qué hubiera pasado. Lo siento, de verdad lo siento, no quise herirte, solo que saber que estás sufriendo junto a este tipo me pone… Estoy embarazada — De
Ana Algo estaba mal, fue lo primero que pensé, Gabriel tenía dos días que no venía a verme al hospital, pregunté por él, pero Andrés decía que estaba afuera ocupado con los asuntos del papeleo médico, su madre vino a verme y la expresión en su cara era tan triste que me llegue a preocupar le había pasado algo a mi esposo. Hablamos de muchas cosas su madre y yo, entre esas ella habló de Sonia, me pidió disculpas en nombre de Gabriel y dijo que su hijo estaba aprendiendo la lección, se había equivocado y debía aprender de su error, que había sufrido tanto como yo, que lo perdonará algún día y que sobre todas las cosas fuera feliz con y sin él. —Lo único que importa es tu felicidad querida — Fue lo que dijo Estaba actuando de forma extraña todos hasta mi hermano estaba muy raro, seguí metiendo mis cosas en la maleta algo desordenado porque aún no podía coger bien con mis manos, el doctor había dicho que podía irme a casa por lo que Andrés llamo a Natalia para qué nos ayudará un po
Ana Por la mañana fui la primera en despertar, baje a la cocina y comencé a preparar el desayuno, mientras mi corazón latía frenético mientras esperaba la respuesta de Gabriel, de seguro se volvería como loco. Nunca hablamos de los hijos y la verdad ni pensamos que esto pasaría, pero estaba muy feliz, si este niño que venía en camino ya estaba a poco de 4 meses era porque dios nos había dado una esperanza de hacer las cosas bien, como una pareja que se ama. Mi hermano entró por la puerta de la cocina y más atrás apareció Natalia con un cabello rebelde de recién levantada —Buenos días — dije con alegría en mi voz — Les preparé el desayuno, vengan a comer — Porque siento que hay dulzura en tu voz — pregunta Natalia de forma juguetona — Porque decidí que quiero ser feliz y que quiero a Gabriel y al bebé en la misma página, así que voy a hablar con él. — Felicidades, hermanita — Andrés besa mis mejillas — te quiero cariño, sigue tu corazón. — Te felicito Ana, no sueltes a tu
o la ecografía en sus manos mientras con mi mano enciendo la luz de la mesita de noche. — Felicidades, Gabriel, vamos a ser papás, cariños tu hijo y yo te extrañamos, no podemos estar sin ti, por favor déjanos volver a casa. Mientras yo sonreí con alegría y emoción, Gabriel hace todo lo contrario, rompe en llanto por segunda vez frente a mis ojos mientras mira la primera foto de su hijo. Ana Cuando los hombres nacen se le inculca que un nombre no debe llorar, que es de marica y solo las mujeres pueden llorar y ser débiles, es un pensamiento muy machista, lo sé, pero crecí escuchado eso a medida que fui creciendo, el hombre debe ser fuerte y no mostrar debilidad Es una mierda que los seres humanos piensen de esa manera y lo odio. En Venezuela ver un hombre llorando sería ser un marica, un hombre gay es como a todos les gusta mejor llamar a las personas débiles, inmaduras y mogólicas. Siempre he odiado este machismo con el que crecimos porque para bien o para mal todo somos se
Al medio día, cuando Gabriel dice sentirse mejor, ha dejado de vomitar y quejase porque le duele mucho la cabeza, salimos de casa para ir a comer en algún restaurante junto a sus padres, porque hacía un tiempo que no compartimos con ellos y Gabriel quería darle la buena noticia del embarazo, le había dicho que era muy pronto, pero sabiendo que tengo 3 meses de gestación el bebé en cualquier momento va a notarse así que decidimos darle la buena noticias a sus padres para que fueran ella los que me ayudarán con el cuidado del bebé. No tenía a mi madre conmigo y Andrés sabía muy poco de mujeres embarazadas, Natalia había dicho que sería la mejor tía, pero sabía que le daba miedo todo este tema del bebé porque ella y Carlos apenas estaban comprometidos y en sus planes no estaba los de un bebé aún. Habíamos pautado una cita con la doctora Alejandra López, según Gabriel era la mejor Obstetra de Caracas, había hecho sus investigaciones y la doctora nos había pautado una cita una hora antes