Ana Algo estaba mal, fue lo primero que pensé, Gabriel tenía dos días que no venía a verme al hospital, pregunté por él, pero Andrés decía que estaba afuera ocupado con los asuntos del papeleo médico, su madre vino a verme y la expresión en su cara era tan triste que me llegue a preocupar le había pasado algo a mi esposo. Hablamos de muchas cosas su madre y yo, entre esas ella habló de Sonia, me pidió disculpas en nombre de Gabriel y dijo que su hijo estaba aprendiendo la lección, se había equivocado y debía aprender de su error, que había sufrido tanto como yo, que lo perdonará algún día y que sobre todas las cosas fuera feliz con y sin él. —Lo único que importa es tu felicidad querida — Fue lo que dijo Estaba actuando de forma extraña todos hasta mi hermano estaba muy raro, seguí metiendo mis cosas en la maleta algo desordenado porque aún no podía coger bien con mis manos, el doctor había dicho que podía irme a casa por lo que Andrés llamo a Natalia para qué nos ayudará un po
Ana Por la mañana fui la primera en despertar, baje a la cocina y comencé a preparar el desayuno, mientras mi corazón latía frenético mientras esperaba la respuesta de Gabriel, de seguro se volvería como loco. Nunca hablamos de los hijos y la verdad ni pensamos que esto pasaría, pero estaba muy feliz, si este niño que venía en camino ya estaba a poco de 4 meses era porque dios nos había dado una esperanza de hacer las cosas bien, como una pareja que se ama. Mi hermano entró por la puerta de la cocina y más atrás apareció Natalia con un cabello rebelde de recién levantada —Buenos días — dije con alegría en mi voz — Les preparé el desayuno, vengan a comer — Porque siento que hay dulzura en tu voz — pregunta Natalia de forma juguetona — Porque decidí que quiero ser feliz y que quiero a Gabriel y al bebé en la misma página, así que voy a hablar con él. — Felicidades, hermanita — Andrés besa mis mejillas — te quiero cariño, sigue tu corazón. — Te felicito Ana, no sueltes a tu
o la ecografía en sus manos mientras con mi mano enciendo la luz de la mesita de noche. — Felicidades, Gabriel, vamos a ser papás, cariños tu hijo y yo te extrañamos, no podemos estar sin ti, por favor déjanos volver a casa. Mientras yo sonreí con alegría y emoción, Gabriel hace todo lo contrario, rompe en llanto por segunda vez frente a mis ojos mientras mira la primera foto de su hijo. Ana Cuando los hombres nacen se le inculca que un nombre no debe llorar, que es de marica y solo las mujeres pueden llorar y ser débiles, es un pensamiento muy machista, lo sé, pero crecí escuchado eso a medida que fui creciendo, el hombre debe ser fuerte y no mostrar debilidad Es una mierda que los seres humanos piensen de esa manera y lo odio. En Venezuela ver un hombre llorando sería ser un marica, un hombre gay es como a todos les gusta mejor llamar a las personas débiles, inmaduras y mogólicas. Siempre he odiado este machismo con el que crecimos porque para bien o para mal todo somos se
Al medio día, cuando Gabriel dice sentirse mejor, ha dejado de vomitar y quejase porque le duele mucho la cabeza, salimos de casa para ir a comer en algún restaurante junto a sus padres, porque hacía un tiempo que no compartimos con ellos y Gabriel quería darle la buena noticia del embarazo, le había dicho que era muy pronto, pero sabiendo que tengo 3 meses de gestación el bebé en cualquier momento va a notarse así que decidimos darle la buena noticias a sus padres para que fueran ella los que me ayudarán con el cuidado del bebé. No tenía a mi madre conmigo y Andrés sabía muy poco de mujeres embarazadas, Natalia había dicho que sería la mejor tía, pero sabía que le daba miedo todo este tema del bebé porque ella y Carlos apenas estaban comprometidos y en sus planes no estaba los de un bebé aún. Habíamos pautado una cita con la doctora Alejandra López, según Gabriel era la mejor Obstetra de Caracas, había hecho sus investigaciones y la doctora nos había pautado una cita una hora antes
Andrés Recibí un mensaje de mi cuñado donde me pedía venir a casa, así que tome mis cosas y las de Ana las volví a empacar, bueno solo algunas porque mi hermana en realidad nunca desempaco sus maletas. Cuando llegue a casa de mi hermana primero deje mis cosas en mi recámara y luego me dirigí al salón donde encontré a Gabriel pensativo con una nota en las manos. Un sobre negro que me recordó a uno que Gabriel me enseñó hace unos días. —No me digas que lo volvieron hacer — preguntó lo que era más que obvio —Si — respondió distraído, notando mi presencia —¿Qué ha dicho el detective? Pregunto por qué ya estaba al tanto de lo que estaba pasando, a pesar de las cosas que pasaron entre Gabriel y yo hace poco él decidió no ocultar nada. —Esta es una copia de la nota que me enviaron otra vez, pero esta vez estaba con Ana cuando la encontré — me entrega la nota y puedo leer el mensaje. —Mierda esta maldita mujer, espero que no se le ocurra hacerle nada a mi hermana Gabriel porque yo mis
Gabriel —No es la señorita Sonia, no salió de su casa en los últimos cinco días, sus padres están con ella, una de las sirvientas dijeron que se encontraban algo mal de salud — dijo el detective Había venido muy temprano por la mañana en cuanto analizo el sobre dónde habíamos recibido la nota para ver si conseguía huellas dactilares en esta pero nada. No había rastro de nadie, en el estacionamiento la caramera de seguridad mostró una persona vestida negra, gorra y cubrebocas negro, dejar las flores sobre el capó del auto. Pero no había forma de verle la cara, era como si esa persona supiera muy bien la ubicación de la cámara de seguridad de hospital, fue muy cuidadoso a la hora de hacer todo. — ¿El auto que uso para salir del estacionamiento, Tenía placa? — Pregunta Andrés, quien se encontraban acostado sobre el sillón de mi oficina. —Si tenía matrícula, el auto fue robado hace un mes, tenía una denuncia de una pareja que le robaron el auto cuando salía de una tienda, pero lo peor
AnaMe sentía muy cansada, esto del embarazo me causaba sueño y siempre tenía ladilla de hacer cualquier cosa así que casi siempre me la pasaba en casa viendo televisión.Aunque la doctora me había dicho que debía hacer ejercicio, casi no lo hacía, porque quería salir de casa y caminar libremente, pero Gabriel había colocado a cada guardia en cada parte de la casa que salir al patio y ver tantos ojos fijos en mí me enfermaba más.Así que había subido en la caminadora y había hecho algo de caminata por una hora, pero no era igual, quería salir de aquí. Había llamado a Natalia para que viniera a visitar y le había contado lo feliz que estaba de que por fin iba a conocer a la pareja de Andrés porque me hacía mucha ilusión conocer a mi cuñada.Por eso con la señora Marcela habíamos organizado un menú especial para su llegada, los invitados serían Valeria, Fabio y Carlos, el novio de Natalia.Quería hacerla sentir como en casa y que bueno el tiempo que pasaran aquí fuera del agrado de ella
— Mamá, te adora Ana, fue ella quien te escogió para ser mi esposa, estaba desidia a que tenía que cansarme contigo, llegó amenazarme — Su pecho tiembla mientras lo escucho a reír.— Ella sabía que en ningún lugar ibas a encontrar una mujer como yo que te ame tanto — subiendo ahorcajada sobre su cuerpo, inclino su rostro muy cerca al suyo, tomando sus labios en un beso.— Volvamos a casa cariños — Pidió ella y luego se puso de pie mientras se ponía algo de ropa al igual que Gabriel.Recogieron todas las cosas que habían usado y la colocaron en el maletero de auto, Gabriel coloco un poco de crema para el cuerpo en los brazos de su esposa para proteger su piel.De camino a casa pararon en un restaurante donde pidieron algo de comida para llevar y la comieron dentro del auto donde con una canción sonando en la radio y un poco de vino y juego de manzana cenaron.Habían pasado un día diferente que los había ayudado a conocer el uno al otro, cómo sus gustos por la música, la ropa que prefer