TIC-TAC
Capítulo 31 Nicky había sido trasladado a una habitación en el ala privada del hospital, donde podría estar protegido de los paparazzi que buscaban información sobre su accidente. Siendo un modelo reconocido, había mucha curiosidad sobre lo que le había ocurrido. Romma contrató vigilancia privada para su habitación y nadie, aparte de los autorizados, podría ingresar. El personal había sido avisado de que debían mantener a todo el mundo alejado de él y que con cualquier información que ofrecieran de su estado, incurrirían en la violación a su privacidad. Romma permanecía sentada al lado de su amigo, y le hablaba todo el tiempo, esperando el momento en que Nicky abriera los ojos. Su estado ya era estable, y le habían suspendido los sedantes. Esperarían a que despertara por sí mismo para conocer los efectos del accidente. Sus fracturas sanaban satisfactoriamente, la inflamación de su cerebro cedía y su estado actual permitía pensar que ya estaba fuera de peligro. La chica apenas se mo
La vida de Romma se estaba complicando demasiado con todo lo que cada día descubrían en sus intentos de averiguar más sobre Leo. Con lo que habían podido recopilar, tenían suficiente para hundir a Leo, pero seguía sin ninguna prueba contra sus otros enemigos. Y si estaban embarrados en el atentado contra Nicky, tendrían que caer igual que su exjefe. Ya Nicky había sido dado de alta para continuar su recuperación en casa y Oliver lo atendía con esmero, lo que hacía que Nicky cada día estuviera más seguro de que “ahí sí era” como lo expresaba el joven en sus charlas con Romma. Cuando el trabajo de Oliver lo obligaba a ausentarse, una enfermera lo atendía y Romma procuraba pasar todo el tiempo que su empresa le permitía junto a su amigo. Ese tiempo lo ocupaban haciendo llamadas a personas de interés en lo que estaban armando contra Leo. Romma se entrevistó con mucha gente tratando de mantener el más bajo perfil en todo. No podía permitir que nada de eso llegara a los oídos de Leo. Tenía
Para Romma fue una gran satisfacción llegar al piso de Nicky y ver a éste dando sus primeros pasos sin ayuda del terapeuta. Las heridas de su cuerpo sanaban pero su corazón estaba muy lastimado, aún tenía pesadillas en las que trataban de matarlo y aunque intentaba ser el locuaz joven de antes, en su expresión había tristeza y a veces, miedo. Por más que Oliver y Romma procuraban alegrarlo, lo sucedido había dejado en él una marca indeleble, que iba mucho más allá de las cicatrices que los cirujanos no habían podido borrar aún; eso sólo podrían hacerlo cuando su recuperación estuviera completada. —¡Mi Nicky, me encanta verte de pie de nuevo! ¡Qué alegría siento de verte recuperado! —la chica se abrazó a su amigo por un rato, que resultó demasiado largo para el chico que apenas se ponía de pie. —Gracias, Tridente, pero no aprietes tan fuerte porque me vas a desarmar de nuevo y mejor deja que me siente un poco o tendrás que llevarme en brazos a la cama, ¡las piernas me tiemblan! —se qu
Romma y Sandro se quedaron un par de días más en la isla, pero la incomodidad ante lo ocurrido los obligó a tomar la decisión de regresar a casa. Al llegar, encendió su móvil, que habían acordado mantener apagados durante las vacaciones. Tan pronto estuvo encendido comenzaron a llegar los mensajes de Nicky, que los urgía a comunicarse. Romma llamó a su amigo mientras dejaban sus maletas en el piso y Sandro la veía con mirada interrogante. La chica le explicó. —Nicky está llamando desde temprano porque tiene información urgente. Ya le estoy marcando. — escuchó a voz del modelo al otro lado y le preguntó— ¿Qué ocurre, Nicky, qué es tan urgente? —No podemos hablarlo por teléfono, vengan a mi piso ya. Romma colgó y le explicó a Sandro y ambos se fueron inmediatamente a ver a su amigo. — ¿Qué está pasando, Nicky? No me asustes. — dijo la joven al cruzar la puerta del hogar de Nicky. — ¿Pasando? ¡Va a pasar! El comisario Montero me llamó y dijo que ya tienen todo lo que requieren y h
Aquella tarde, Lorenzo y Amario tomaban juntos el té en el estudio del anciano, como lo hacían con cierta frecuencia. — Entonces, Amario ¿cuáles son tus planes con la tía de Romma? — Por ahora, Leira y yo no hemos tomado decisiones definitivas, pero hemos pensado mudarnos juntos. Sabes que nunca pensé en casarme, pero si se da el caso, creo que Leira sería la indicada. — Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites y espero que tu decisión no implique dejar de trabajar conmigo. —Todo dependerá de ella, si acepta mudarse aquí, podría continuar, pero no estoy seguro. Por la situación con Francesca podría resultar incómodo para ambas. — Esas son cosas del pasado que ambas deberían dejar atrás. En caso tal, podrías mudarte a la casa de huéspedes, la del jardín lateral. Allí tendrían privacidad y no vivirías en tu habitación de siempre. Te la he ofrecido antes y nunca la aceptaste, pero con Leira vas a tener que hacerlo. — Realmente nunca me ocupé de tener una casa propia por
La noche se hizo infinita para la pareja que esperaba noticias en la sala de espera. Sandro permanecía en silencio, tenso y casi sin moverse. En su rostro se reflejaba la angustia que lo consumía. Romma permaneció callada a su lado, sin obligarlo a mantener una conversación. Era inútil repetirle que no era su culpa, principalmente porque ella misma sentía que ambos eran responsables de lo que estaba pasando, pero nada iba a conseguir con aumentar la tristeza de Sandro. Al llegar la mañana, poco a poco se fueron despertando los pasillos que se llenaban de empleados y pacientes que le iban dando vida y sonido a la solitaria sala en la que se hacía insoportable escuchar sólo los sonidos de los aparatos que les recordaban constantemente dónde se hallaban. La vida de Lorenzo corría peligro y sólo el tiempo diría si lograría salir de ese lugar. Un par de veces la chica se había asomado a observarlo de lejos y era duro ver a aquel hombre decidido, firme y dominante, que había aprendido a qu
Aquella voz en el teléfono le causó a Sandro una sensación extraña y le removió recuerdos que había sepultado dentro de sí. Intentó mantener la ecuanimidad mientras respondía al cariñoso saludo de la mujer.—¿Realmente eres tú, Elisa? —“Por supuesto, Alessandro, claro que soy yo, no te sorprendas tanto, que tampoco es que soy una extraterrestre”—Disculpa, me sorprende mucho tu llamada.—“Imaginé que así sería, pero voy a estar en el país unos días y me gustaría verte”.—Por supuesto, me encantaría. Dime cuándo podemos vernos.—“¿Podría ser hoy, que estaré desocupada? Tengo varias reuniones pautadas y no sé cuándo volveré a tener tiempo libre. Estaré en el hotel en una hora quizás. Estoy en el aeropuerto”.—Por favor, dime que te quedarás en alguno de nuestros hoteles. Déjame arreglar todo para tu alojamiento y te confirmo. Enviaré un chofer a buscarte y te esperaré en el hotel.—“No tienes que tomarte tantas molestias, Alessandro, puedo tomar un taxi”—No lo permitiría jamás. Espera
A Romma le extrañó recibir una llamada de Amario en su móvil y la atendió enseguida. Suspiró aliviada cuando aquel le dijo que Lorenzo Dolciani deseaba verla. Desde que Sandro le contara su conversación con él, Romma había evitado deliberadamente permanecer a solas con el abuelo, pero sabía que esa conversación era inevitable y finalmente había llegado el momento.La chica, quien se encontraba en su oficina, tomé sus cosas para ir a la clínica inmediatamente. No había razón para continuar evadiendo esa situación.Al llegar allí, Francesca se encontraba con su padre, sentada a su lado. Al verla entrar, Lorenzo le pidió a su hija que lo dejara a solas con Romma. Una vez solos, Lorenzo miró a la joven detenidamente sin hablar.—Dilo, abuelo. Estoy preparada para escucharte. No voy a tratar de justificarme ante ti. —expresó la joven decidida. —No es mi intención pedirte explicaciones sobre lo que hicieron, muchacha. Sólo quiero entender por qué aún no te das cuenta de lo que sientes por