Zack se encontraba revisando algunas cosas detrás del mostrador cuando escuchó el sonido de la puerta principal abrirse, no conocía al sujeto que se encontraba a escasos centímetros de él
— Buenas tardes señor, bienvenido. ¿Puedo ayudarle en algo?—
— Buenas tardes— el hombre achicó los ojos para leer el nombre en su placa — Zack. Soy un... Amigo de Marisa Carrington y quiero entregarle esto— fue cuando notó el enorme arreglo que cargaba
— Oh, la señorita no se encuentra en este momento—
— Lo sé, esperaba poder encomendártelo... No puedo esperarla en esta ocasión aunque me gustaría—
— Claro que sí, no hay problema. Apenas llegue se lo daré con mucho gusto—
— Te lo agradezco mucho—
— No es molestia. ¿De parte de quién le digo que es el obsequio?—
— El arreglo tiene tarjeta, pero puedes decirle que es de parte de Jace Smith. Que tengas un maravilloso día Zack—
— Igualmente señor Smith—
La curiosidad lo estaba carcomiendo, sin embargo, sabía que sería completamente inapropiado inmiscuirse en asuntos. El regalo estaba lleno de preciosas flores de diferentes colores, tamaños y formas
El chico pensó en aquel momento que era el obsequio perfecto para una mujer como Marisa
El día pasó volando entre todos los pendientes y las capacitaciones que estaba recibiendo para terminar de establecerse en ese empleo. A eso de las 3 de la tarde, entró Alessandra con una niña que no conocía. La pequeña parecía distraída, tanto, que no se dio cuenta cuando su cuaderno cayó al suelo y Zack se agachó para devolvérselo
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La chica aparcó frente a la escuela justo a tiempo, Gabriela pronto reconoció el auto y subió afanada. No lucía feliz
— Hola chicuela, ¿Qué tal tu día?—
— Hola Ale, pues... Estuvo bien, tengo mucha tarea y solo quiero llegar a casa. ¿Dónde está mi mami?— preguntó con lo que a ella le parecía desesperación
Alessandra frunció el ceño, estaba actuando muy raro. Gabi siempre hablaba hasta por las orejas luego de la escuela por muy cansada que pudiera estar
— Tu mamá aún está trabajando linda. ¿Está todo bien?— la observó a través del retrovisor, no quería perderse de ninguna de sus expresiones
— Oh, creí que ya estaría en casa—
— ¿Qué tienes Gabi? Sabes que puedes confiar en mí—
No obtuvo respuesta y no insistió más, pero se propuso que al llegar a la casa intentaría subirle los ánimos a toda costa. No le gustaba verla así
Marisa le había pedido encarecidamente que se quedara con ella, pues Zuri había quedado atascada en el tráfico de la ciudad y no había nadie esperándola en casa. Apenas llegaron al edificio Gabriela se bajó sosteniendo su cuaderno de deseos contra su pecho, ella caminaba unos cuantos pasos atrás
Entonces lo vio
Marisa ya le había comentado que Zack ahora trabajaba ahí, sin embargo, no lo había visto desde el día del accidente. Encontrarlo de nuevo la emocionó
Se distrajo un poco cuando la puerta se atascó y retrasó un poco su entrada. Para cuando ingresó, por alguna razón era Zack el que sostenía el cuaderno de la niña. Gabriela prácticamente había corrido hasta el elevador sin mirar atrás
— Hola— saludó y el chico le sonrió — Gabi, espérame—
La niña regresó sobre sus pasos cuando notó que algo le faltaba. Zack sle devolvió el preciado objeto
— Gracias— evitó mirar al desconocido
— Con mucho gusto—
— Te presento a la hija de Marisa. Gabi, él es un amigo de tu mamá—
Una pequeña "o" se formó en su boca ante la revelación. Ahora que la veía de cerca, tenía mucho sentido
— Son como dos gotas de agua, un placer conocerte Gabriela— le extendió su mano y la niña tímida la tomó
— Antes de que nos vayamos y se me olvide Zack, Marisa me pidió que te dijera que estás invitado a cenar esta noche, no faltes. Vamos Gabi— la pequeña salió disparada — No suele ser así, al parecer tuvo un mal día. Nos vemos en la cena— elevó la voz alejándose para que la escuchara
— Nos vemos— apenas tuvo tiempo de responder en medio del aturdimiento
Horas después Marisa entró empapada de pies a cabeza cargando tres bolsas de cada lado, corrió para ayudarla. Estaba lloviendo a cántaros
— Oh, gracias Zack. Eres muy amable—
— ¿Día rudo?—
— No tienes ni idea. No veía la hora de llegar—
La mujer soltó su moña y escurrió su cabello, temblaba del frío. La dejó sola un momento para ir a la máquina y servirle un café como el caballero que era
— Eres un encanto, gracias— de inmediato le dio un sorbo deleitándose con el calor que emanaba
— No creas que he olvidado lo de tu paquete, le pregunté a Alexander y me dijo que lo buscara en la bodega. Lo guardó allí porque imaginó que era muy importante y no quería que se refundiera. Ahora mismo voy por él—
— Te acompaño, necesito revisar que esté completo... Alex tiene razón, es importante—
Zack asintió y juntos comenzaron a bajar las escaleras
— Conocí a tu hija, se parece muchísimo a ti—
Ella sonrió
— Eso me dicen, me alegra que así sea. ¿Ale te dio mi mensaje? Quiero que cenes con nosotras—
— Me lo dijo por la tarde, pero... ¿Estás segura de que no soy inoportuno?—
— Por supuesto que no, serás bienvenido. Uno de estos días, me gustaría que vinieras con toda tu familia. Por cierto, ¿Cómo están?—
— Muy bien, mi madre ha estado estable estos días—
— Me alegra mucho que así sea. Precisamente de eso quería hablar contigo, conozco a un especialista que podría verla... Quizás les recomiende un tratamiento que le venga bien, puedo hablar con él—
— Muchas gracias Marisa, pero creo que has hecho mucho por nosotros— bajó un par de escalones por delante de ella, pues era él quien tenía las llaves
Justo cuando le iba a contestar, la delgada punta de su tacón se dobló y por poco rueda por las escaleras. Zack reaccionó a tiempo para sostenerla antes de que pasara a mayores
— ¿Te hiciste daño?— sus rostros quedaron escandalosamente cerca, aún así, no se separaron. Los ojos del muchacho se deleitaron con la vista, Marisa por su parte, contuvo la respiración sintiéndose cohibida y anonadada por el escrutinio y la intensidad que sus ojos desprendían
Para su sorpresa ella soltó una estruendosa carcajada, pocos segundos después lo contagió. Estaba entre sus brazos, sin un zapato y el golpe seguramente sería un morado al día siguiente. Aún así, ella optó por burlarse de si misma
— Gracias por salvarme, parece que siempre estás en el momento y lugar indicado—
— Eso me alegra, ¿Segura de que estás bien?—
— Lo que más me duele es mi dignidad, no pasa nada—
Se incorporaron y fue por su zapato, se lo puso recreando toda una escena de princesas
— No entiendo cómo las mujeres pueden caminar con estas cosas—
— No te preocupes, ningún hombre lo hace. Regresando a lo de antes, no he hecho nada en realidad... Si está en mis manos ayudar, lo haré con mucho gusto—
— Estaré eternamente agradecido contigo, a este paso jamás lograré saldar mi deuda—
— No es una deuda Zack, no quiero que lo veas como tal. Somos amigos—
Ambos sonrieron, terminaron de bajar y luego de asegurarse de que todo estaba en orden, regresaron al vestíbulo
— ¿Y ese arreglo? ¿Lo mandó alguna novia guardada por ahí?—
Él bufó
— De hecho, lo dejaron para ti—
— ¿Para mí? Quién?—
— Dijo que se llamaba Jace Smith—
Eso hizo que se detuviera en seco por un segundo
— Parece que la que tiene un novio escondido en algún lado eres tú—
— Oh no, él es mi socio—
— Pues es un socio muy considerado y con muchas ganas de trabajar contigo al parecer—
— Lo es— comentó — Está hermoso— se acercó y lo ojeó un poco
— Déjame ayudarte a subirlo, parece que su intención fue comprar toda la floristeria para ti—
— Tu turno ya acabó así que... Subes y te quedas para que comamos—
— Sí señora—
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Marisa había ido al baño, Alessandra estaba atendiendo una llamada y la niña miraba curiosa el regalo que reposaba sobre la mesa de la entrada principal
— Perdón por lo de esta tarde— Gabriela se acercó cautelosa — No quise ser grosera, no tuve un buen día—
— No fuiste grosera para nada. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?— se aventuró a preguntar
— No en realidad, pero gracias—
Lucía triste, decaída... Se dio cuenta a pesar de lo poco que la conocía
— Quizás yo no pueda hacer nada por ti, pero tu mamá sí... Deberías contarle qué te tiene así—
— Mi mami está muy ocupada, muchas veces no tiene tiempo—
Pensó un momento en sus hermanos, ¿Alguna vez se habrían guardado sus sentimientos porque pensaban que él ya tenía mucha carga encima como para agobiarlo con más?
— No hay nada más importante para tu madre que tú. Haría cualquier cosa para asegurarse de que estés bien—
La niña sonrió y se paró frente a él
— He decidido que me agradas—
— Me siento honrado por eso Gabi—
— ¿Sabes contar cuentos? Te convertirás en mi mejor amigo si sabes—
— En ese caso, te contaré muchos a partir de ahora, mejor amiga—
Ambas mujeres regresaron como si se hubieran puesto de acuerdo, Marisa acaparó la atención de la niña
— Mami, abre el regalo... ¡Quiero ver, quiero ver!—
— ¡Queremos ver, queremos ver!— La secundó Alessandra
— Necesito tu apoyo en esto Zack— lo miró suplicante
— La cuestión es... Que yo también quiero ver. Estás sola Marisa—
Los miró indignada, finalmente aceptó y con la ayuda de su hija sacaron todo lo de adentro mientras el otro par esperaban expectantes
— Madre mía, se nota que quiere impresionarte— Ale soltó un gritito emocionado
— Creo que esto es tuyo Gabi— su mamá le extendió una caja y la pequeña no tardó en comenzar a dar brinquitos eufóricos — No te emociones tanto, seré la encargada de administrarlos—
— Pero mamá... Me lo regaló a mí—
— Y no te los voy a quitar, solo me aseguraré de que no te los comas todos de buenas a primeras—
— Que considerado de su parte mandarle algo a Gabi también. Tu mami tiene novio cariño— canturreó y Marisa chilló escandalizada
— No digas tonterías, solo está siendo amable—
Zack se carcajeó con la escena, era obvio que Marisa no quería ver la verdad y él no era quien para obligarla a retractarse
— Muchas gracias por la velada, la pasé de maravilla... Pero ya me tengo que ir—
— Nooo— Gabriela protestó — Quédate otro ratito—
— Nos veremos pronto y te presentaré a mis hermanos, lo prometo—
Eso pareció convencerla, asintió satisfecha
— Te llevo a casa, también tengo que irme— se ofreció Alessandra
— Vayan con cuidado y me avisan cuando lleguen—
Su primera semana en el trabajo estaba saliendo bien, terminó las jornadas mucho menos exprimido que cuando trabajaba como repartidor en el restaurante y recibiría una mejor paga. El día de la entrevista, muchas dudas comenzaron a surgir cuando supieron que el postulante era un indocumentado, fue una suerte que el mismo Alexander cubriera sus espaldas, le dijo a la que sería su jefe que ya había revisado y que todo estaba en orden con su documentaciónLa noche había sido cómoda, extraña, pero cómoda... Mientras ayudaba a Marisa con sus cosas se contaron cosas que no se le dicen a cualquier persona, cosas que hicieron que él reafirmara cómo se sentía con respecto a ella. También estaba lo de la escalera... Llevaba varias horas soñando despierto con el momento en el que la sintió tan cerca en todos los sentidos, por primera vezAlessandra hablaba y hablaba, hac
Alessandra se miró frente al espejo por última vez, pocas veces usaba vestido... Pero quería lucir todos sus atributos y era la forma perfecta de resaltar esas largas piernas que poseíaPasó el día entero pensando en cómo hacer para que todo fuera perfecto, no quería decir o hacer alguna estupidez que lo espantara... No sabía si Zack era de los que huía a la primera señal de peligro, pero tampoco deseaba ponerlo a pruebaSu hermana entró detallándola, incluso silbó— ¿Para dónde tan guapa?—— ¿Recuerdas que te conté del chico del accidente?—— Claro Ale, no has hablado de otra cosa en toda la semana... ¿Qué pasa con él?— Alessa le insistió mucho para que se tomara una cerveza, Zack no quería porque en un rato su turno empezaría. Pero al final, entre broma y broma sobre lo pésimo bebedor que era... AceptóEso aligeró el ambiente, ambos se relajaron y se permitieron perder lo poco de reserva que les quedaba, parecía que llevaran años siendo buenos amigos y contándose sus secretos— Ve tú primero, eres el experto... Y así agarro valor—— Okey, si me voy a humillar salgamos de eso de una vez— Se puso de pie decidido y caminó hacia el chico que estaba presentando a los que se animaban a subir, le dio su nombre y esperó su turno— Buenas noches a todos, mi nombre es Zack Frier y como no sabía que vendríamos a un lugar así tendr&eacutAleck 1: Parte 2
Por fin había podido salir de la empresa un poco más temprano para ir a la escuela por su hija, quien no dudó en recordarle a su madre que tenía una caja de dulces esperando por ella y que ya no tenía ninguna justificación para impedírselo— Quiero que hagas tus tareas temprano para que pueda revisarlas, ¿De acuerdo?—La niña asintió— ¿Vas a salir mami?—— Tengo un compromiso por la noche cielo, pero toda la tarde podemos ser tú y yo—— Y nani—— Tu nani vendrá más tarde, tenía algunos asuntos por resolver—En realidad no le había dado muchos detalles Marisa no dudo en darle permiso para ausentarse teniendo en cuenta lo amorosa y atenta que era con ellas siempre, tenían suerte de tenerla... De eso no había duda— ¿Crees que alcance
PoemarioSu papá aún vivía, su mamá caminaba y bailaba mientras preparaba la cena y ninguno conocía la maldad que habitaba en las personas. Un joven Zack escribía en la azotea de su casa acerca de lo hermoso que le parecía el alba, también reflexionaba en torno a la eternidad, la vida y la muerte. Tantas ideas que se le cruzaban y no sabía por dónde empezar, pero para eso tenía su cuaderno, su poemario, el mismo que lo había acompañado desde la infancia y su más preciado tesoro. La fuente de sus secretos más profundosMuchos se habían burlado con anterioridad porque al chico le gustaba escribir poemas en su tiempo libre y no jugar fútbol como al resto de los de su edad, pero eso nunca afligió a su familia y mucho menos a su papá, quien siempre lo apoyó y demostró lo orgulloso que se sentía de
Jace no la conocía lo suficiente como para saber identificar sus gustos, solo esperaba haber atinado en una mínima parte aunque fuera. No tardó mucho en elegir el traje que usaría por la noche, tenía muy claras cuáles eran las intenciones de la cena y así mismo como quería verse para ella. También había hecho una reservación en un restaurante muy elegante de la ciudad que un socio cercano a su papá le había recomendado... Peinó si cabello totalmente atrás con algo de gel y finalmente emprendió su camino. Condujo hasta el edificio de Marisa y le avisó al vigilante que estaba de turno a quién venía a buscar para que le avisara que bajaraEra una mujer hermosísima ante los ojos de cualquiera, incluso había clasificado tres años consecutivos como una de las solteras más codiciadas de la industria... Lo sabía porque
Iban por la segunda copa de vino y ambos estaban más parlanchines, se sentían en confianza y hablaban de temas algo más personales con mucha seguridad. — Si por mi fuera, hubiera elegido un camino completamente diferente para mi vida— — Puedo imaginar lo difícil que es cargar con semejante responsabilidad, eres el único que por sangre podría heredar todo el imperio de tu padre— — Y por eso mismo la decisión nunca estuvo en mis manos— Jace degustó otro de los ravioles permitiéndose saborear la salsa con mayor ímpetu — ¿Alguna vez le dijiste la verdad a tu papá? Tal vez lo habría entendido de haberlo hablado en su momento— — Lamentablemente nuestra relación nunca fue muy estrecha. Todo empeoró luego de que mi mamá muriera— Marisa abrió los ojos con sorpresa, eso no lo sabía y podría estar cometiendo una imprudencia — No tenía idea de lo de tu madre. Lo lamento mucho— Él asintió, le regaló una pequeña sonrisa — No
Estaba acostumbrada a madrugar, pero teniendo en cuenta que había tomado bastante vino la noche anterior, era de esperarse que durmiera tan profundamente encontrándose entre las cómodas sábanas del señor Smith Jace la observó dormir por largo rato, conteniendo su emoción por tocarla para no arruinarlo todo. Luego de una hora, pensó en sorprenderla y fue por su celular No sabía cocinar, pero de todas formas pensaba que lo que contaba era la intención y cuando ella abriera los ojos tendría un desayuno decente en la cama, la consentiría, la dejaría con ganas de mucho más Para agregarle peso a su cometido pidió comida vegetariana para ambos. No era vegetariano y nunca se había dado la oportunidad siquiera de pensarlo, pero quería que se diera cuenta de que estaba dispuesto a probar cosas nuevas solo por ella La comida llegó a los quince minutos, la sirvió en una de sus bandejas favoritas y puso una rosa en medio esperando que no fuera demasiado. Cuando en