Abrill Mi aterrizaje en Colombia no fue ni de lejos un descanso. No hubo viaje a mi departamento para dejar las maletas ni a descansar el culo adormecido por las casi diez horas en el maldito avión. En lugar de eso me dirigí de inmediato a las oficinas a una reunión con Carlos, Yennefer y el comandante de Dream. Sabía que el crucero estaba en el astillero, esperando mis órdenes para ser o no restaurado, reparación que me costaría millones, posiblemente la mitad de lo que me costó construirlo. Tome asiento, como siempre, en la cabeza de la gran mesa. Marcos no se atrevía a mirarme a la cara, mientras Yennefer y Carlos no le quitaban ojos de encima. Esos dos sí que intimidaban. Me sentía horrendamente mal, así que quería salir de todo de una vez. —Dame un reporte de todo lo que ha pasado en mi ausencia. —Como bien supo, la hazaña para recuperar el crucero fue fructífera. –Comienza Carlos fijando la atención en mi—. Hemos salvaguardado todo lo que se pudo conservar, sin embargo, el
No sé en qué puto momento me quede dormida en el sofá de la sala. El codificador del televisor me muestra que van a ser medianoche. Reparo la botella a medio acabar a mi lado y me la vuelvo a empinar yéndome a la cocina a rebuscar en los últimos cajones. No suelo tener esta clase de cosas en mi casa, pero Yen los dejo cierto día y ya no los bote nunca. Saco un cigarrillo de la caja. Me quito la ropa, poniéndome una camiseta del refugio que me llega hasta los muslos y me voy al balcón. La ciudad está en silencio, algo raro, pero logro ver los televisores encendidos por las ventanas sintonizados con la novela de los lunes. A mi hoy me vale saber quién se muere o de quien es la herencia, me vale m****a todo. Las lágrimas vuelven a empaparme el rostro. Bajo la cara a la barandilla del balcón y me quedo allí lidiando con el mareo que me provoca haberme bebido una botella y media yo sola. Me fumo dos cigarrillos de seguido, sincronizándolos con la botella y es que todo me harta. Mi padre
Deje la carta bien guardada debajo de una pila de papeles para que Tom no la viera. Tom nunca tocaba, no recuerdo que lo haya hecho nunca. Entro en mi oficia, impregnándola de su loción. Descubrió los ventanales que había mantenido cubiertos, obligándome a oscurecerlos con los botones que había en mi escritorio. Estaba metido en su traje de tres piezas blanco y una ridícula corbata negra con estampados de palmeras blancas. Tomo asiento frente a mí, cruzando las piernas –Mara me ha dicho que tenemos una reunión. –Abrí una botella de agua y me desabroché el sostén. –Así es. –Afirmo. Entrecerré los ojos. Estaba completamente serio. –Te escucho. –El sábado es tu cumpleaños y no hemos planeado nada. Tome aire ruidosamente. Tenía cosas más importantes que planear una m*****a fiesta. –Tom, tengo una pila de asuntos que atender. No me importa celebrar que todavía no me he muerto. Rodo los ojos, exasperado. Me daba igual que él le diera importancia. Yo nunca había celebrado mi cumpleaño
El jueves llego y con ello el cansancio de haber acabado con todo el trabajo acumulado. Le daría unas merecidas vacaciones a Mara que se veía más delgada e igual de agotada. No habíamos encontrado a nadie para el puerto y no había podido hablar con Yenefer porque estaba en Brasil. Me había mensajeado todos estos días con Nils, me reía entre pausas de los menajes que me enviaba y poco a poco lo que solo era una relación meramente laboral donde cada uno se mantenía en lo suyo empezaba a construir los cimientos de una amistad. Nos manteníamos al tanto de los negocios y había más confianza, aunque después de que me viera prácticamente desnuda y supiera la consistencia de mi vómito, pensar en confianza parecía un juego de niños. Mensaje de Nils A Aprill. 4:40pm No me gusta, demasiado pequeño. Le estaba mostrado el terreno que tenía destinado para el complejo hotelero que íbamos a crear juntos, una fusión de dos apellidos que sin duda empezarían a dar de que hablar. Él quería algo extra
La mañana siguiente aproveche la mañana para ir a ver a Dream. Tenía que decidir algo y encargarme. Carlos insistía en que había sido algo intencionado, pero no tenía algo verídico a lo que pudiera agarrarme. El comandante de Dream estaba fuera de mis oficinas porque para bien o mal, no debía detener el crucero a mitad de la ruta cuando los motores estaban en perfecto estado, mucho menos hacerlo sin la supervisión de ningún otro. Aunque también tenía que pensar lo que iba a hacer con el ingeniero mecánico, él tuvo que estar de acuerdo en pagar los motores. Era un tema complicado que poco a poco se iba aclarando, pero ahora me enfocaría en mi crucero.Llegue a la parte del puerto donde estaban mis cruceros, como cosa rara estaban los siete en filas. Me encantaba verlos, llenarme de orgullo cada vez que los tenia de frente, tan imponentes y hermosos.Gaia era un crucero infantil lleno de colores y actividades que mi hija había elegido. La mayoría del diseño lo habíamos ideado juntas. He
La lluvia era torrencial por lo que esperaba que Tom y Yenefer se quedaran en sus casa y no se les ocurriera venir a visitarme. Tenía otras cosas en mente. Nicolás bajo su maleta y corrimos hasta la recepción entre risas. Estaba el vigilante de turno nocturno que siempre me veía más a las tetas que a los ojos. –Señorita Hope. –Me llamo una vez iba cerca de él. Mi intención era pasar de largo, Nicolás era un hombre posesivo y celoso, pero si me llamaba era por algo. –Dime, Miguel. –Me pare frente al mostrador. Como lo había imaginado, su vista me hizo un recorrido en todo el cuerpo, deteniéndose en mis pechos–. ¿Se te perdió algo allí o nunca has visto unas tan bonitas? El chico espabilo apenado. Nicolás le lanzo una mirada tan oscura que terminó por atemorizarlo y como si crease un tipo de barrera, se colocó detrás de mí y me tomo de la cintura. –Su correspondencia. –Me entrego una pila de documentos que recibí y me di la vuelta. Los guarde antes de que Nicolás los viera, previn
Como todas las mañanas de mi cumpleaños, esa fue un tormento. La lluvia empapaba los ventanales del balcón de mi habitación y las lágrimas empapaban mi rostro. Era este día uno de los más duros, desde siempre. Siempre hubo una sensación nostálgica al ver como mi papa no lo recordaba, no escuchar una palabra de cariño salir de su boca. Pero lo que de verdad me mataba era Reaven. A todos les había dicho que su muerte había sido unos días después de mi cumpleaños, pero era ese día, justo mi día. Siempre me iba lejos a lidiar con mi dolor, a llorar por él en la que hubiese sido nuestra casa. Nadie iba a ayudarme con ello así que prefería recluirme hasta que fuese yo otra vez. Sin embargo, ahora todo había cambiado. Incluso yo. Tenía a un nuevo hombre en mi vida y para hacerlo ms complejo era el hermano de mi exesposo. Hoy no podía irme sin más y llorar hasta que tuviera la fuerza de estar bien. Hoy debía estar bien, pero no podía. Era fuerte todos los días de mi vida, hoy ya no tenía e
La casa de Tom y Yen era un caos por completo. Desde la puerta de la calle escuchaba la algarabía de Tom y los gritos estresados de Yenefer. Estuve a punto de dar la vuelta.—Esto es una maldita locura. —Murmure entrando.Habían accesorios por todas partes. Yenefer en una silla con una chica arreglándole las uñas y otra alisándole el cabello. Tom estaba en la cocina que humeaba bastante.—¡Flor! —Salió corriendo a abrazarme.Tena el cabello alborotado y olía a humo. Yenefer fue más civilizada, me dio un par de besos en las mejillas y me dio las felicitaciones por un nuevo año más de vida.—Ve a darte un baño, te arreglaran en cuanto salgas. ¡Se acaba el tiempo! –Me arrastro hasta la ducha de su cuarto.Me desnudé por completo, pero me detuve a llamar a Nicolás.—Cielo. –Su voz ronca me golpeo atravesó de la línea, aclarándome la respiración.No tenía idea de si sería así cada cosa que se tratara de él, esperaba que sí.—¿Qué haces?—Estoy cerrando un trato e un apartamento.No viviría