La lluvia era torrencial por lo que esperaba que Tom y Yenefer se quedaran en sus casa y no se les ocurriera venir a visitarme. Tenía otras cosas en mente. Nicolás bajo su maleta y corrimos hasta la recepción entre risas. Estaba el vigilante de turno nocturno que siempre me veía más a las tetas que a los ojos. –Señorita Hope. –Me llamo una vez iba cerca de él. Mi intención era pasar de largo, Nicolás era un hombre posesivo y celoso, pero si me llamaba era por algo. –Dime, Miguel. –Me pare frente al mostrador. Como lo había imaginado, su vista me hizo un recorrido en todo el cuerpo, deteniéndose en mis pechos–. ¿Se te perdió algo allí o nunca has visto unas tan bonitas? El chico espabilo apenado. Nicolás le lanzo una mirada tan oscura que terminó por atemorizarlo y como si crease un tipo de barrera, se colocó detrás de mí y me tomo de la cintura. –Su correspondencia. –Me entrego una pila de documentos que recibí y me di la vuelta. Los guarde antes de que Nicolás los viera, previn
Como todas las mañanas de mi cumpleaños, esa fue un tormento. La lluvia empapaba los ventanales del balcón de mi habitación y las lágrimas empapaban mi rostro. Era este día uno de los más duros, desde siempre. Siempre hubo una sensación nostálgica al ver como mi papa no lo recordaba, no escuchar una palabra de cariño salir de su boca. Pero lo que de verdad me mataba era Reaven. A todos les había dicho que su muerte había sido unos días después de mi cumpleaños, pero era ese día, justo mi día. Siempre me iba lejos a lidiar con mi dolor, a llorar por él en la que hubiese sido nuestra casa. Nadie iba a ayudarme con ello así que prefería recluirme hasta que fuese yo otra vez. Sin embargo, ahora todo había cambiado. Incluso yo. Tenía a un nuevo hombre en mi vida y para hacerlo ms complejo era el hermano de mi exesposo. Hoy no podía irme sin más y llorar hasta que tuviera la fuerza de estar bien. Hoy debía estar bien, pero no podía. Era fuerte todos los días de mi vida, hoy ya no tenía e
La casa de Tom y Yen era un caos por completo. Desde la puerta de la calle escuchaba la algarabía de Tom y los gritos estresados de Yenefer. Estuve a punto de dar la vuelta.—Esto es una maldita locura. —Murmure entrando.Habían accesorios por todas partes. Yenefer en una silla con una chica arreglándole las uñas y otra alisándole el cabello. Tom estaba en la cocina que humeaba bastante.—¡Flor! —Salió corriendo a abrazarme.Tena el cabello alborotado y olía a humo. Yenefer fue más civilizada, me dio un par de besos en las mejillas y me dio las felicitaciones por un nuevo año más de vida.—Ve a darte un baño, te arreglaran en cuanto salgas. ¡Se acaba el tiempo! –Me arrastro hasta la ducha de su cuarto.Me desnudé por completo, pero me detuve a llamar a Nicolás.—Cielo. –Su voz ronca me golpeo atravesó de la línea, aclarándome la respiración.No tenía idea de si sería así cada cosa que se tratara de él, esperaba que sí.—¿Qué haces?—Estoy cerrando un trato e un apartamento.No viviría
Aprill Los dedos se me detuvieron temblorosos y lo primero que hice fue mirarlo a él. Me devolvió la mirada con tanto amor que el nudo que ya tenía en la garganta se intensifico, haciéndome apretar los dedos de los pies. Me levante y me acerque a él, incapaz de un segundo más sin abrazarlo. —Hay que cerrar ciclos. –Murmuro sobre mi mejilla. Y así era... tenía el libro de Reaven en mis manos, Nielas y yo como coautores, aunque yo no había hecho mucho. No había tenido un regalo tan precioso como aquel. Significaba bastante, podía cerrar ese ciclo, cumplir el sueño por lo que Reaven lucho y que nunca consiguió. Se trataba de un final para él y un inicio para mí, y no iba a verlo como un acto egoísta. Reaven viviría varios años más en mi memoria, pero ya no influiría en mis decisiones como antes. —Eres una de las mejores cosas que han llegado a mi vida. –Le dije aferrándome a su cintura. Sabía que nos estaban viendo, incluso podían estar fotografiándonos juntos, peo no iba a darle im
Tras al menos dos horas de navegar en la oscuridad, mis labios estaban tan hinchados de pasarme aquellas horas dándome besos hambrientos con Nicolás como un par de adolescentes llenos de hormonas. Me estire bajo la manta que habíamos encontrado en algún lugar del yate y me aferre a la cintura de Nicolás. No estábamos desnudos, pero nuestras manos habían tocado cada parte de nuestros cuerpos, venerándolo. Sentí la mano de Nicolás rodear mi pecho y la otra magrearme la nalga de forma que nuestros cuerpos quedaran más unidos. No habíamos querido encender la llama porque no íbamos a poder apagarla si continuábamos. Teníamos a un conductor náutico a cargo del manejo del yate, pero por lo demás estábamos completamente a solas, eso no nos habría detenido, el sexo exhibicionista estaba dentro de las fantasías que cumplíamos anteriormente. Nos gustaba sentir la adrenalina de ser descubiertos. —Briana Scott se ha puesto en contacto conmigo. –Murmuro apresando mi pezón entre su dedo índice y
Cuando abrí los ojos la mañana siguiente, fui consciente de dos cosas. La primera, Nicolás no me había despertad con ninguna clase de atención y la segunda que ya había llegado el momento de hablar. No sabía cuál de las dos me aterrorizaba más, pero era necesario. Una vez me había dicho que no podía desatar el nudo sin saber cómo se había formado, y el de nosotros iniciaba en aquellas palabras no dichas. Me levante con pereza, queriendo retrasar la conversación. En momentos como esos quería que la tierra me tragase y que no me escupiese nunca. Me duche y quise morirme cuando al abrir la malea que me había empacado Tom no había ninguna prenda que me cubriera más allá de los pechos. Al final me puse unas bragas y me envolví en una bata de satín que me llegaba a la mitad de los muslos. No quería hablar con Nicolás medio desnuda, pero no podía hacer más nada. Me fui directa a la cocina, un lugar donde debía encontrarlo y así fue. Vestido con un chándal y el pelo revuelto de la cama, Nic
Cuando abrí los ojos la mañana siguiente, fui consciente de dos cosas. La primera, Nicolás no me había despertad con ninguna clase de atención y la segunda que ya había llegado el momento de hablar. No sabía cuál de las dos me aterrorizaba más, pero era necesario. Una vez me había dicho que no podía desatar el nudo sin saber cómo se había formado, y el de nosotros iniciaba en aquellas palabras no dichas. Me levante con pereza, queriendo retrasar la conversación. En momentos como esos quería que la tierra me tragase y que no me escupiese nunca. Me duche y quise morirme cuando al abrir la malea que me había empacado Tom no había ninguna prenda que me cubriera más allá de los pechos. Al final me puse unas bragas y me envolví en una bata de satín que me llegaba a la mitad de los muslos. No quería hablar con Nicolás medio desnuda, pero no podía hacer más nada. Me fui directa a la cocina, un lugar donde debía encontrarlo y así fue. Vestido con un chándal y el pelo revuelto de la cama, Nic
Echa un vistazo a la segunda entrega de la trilogia No se lo digas a nadie: Lo que paso en las vegas, no se quedó en el cruceroHabía pasado unas vacaciones de ensueño con Nicolás en la isla cielo, una noche inmejorable cuando le confesé todo, ver como no me juzgaba como yo creí que lo haría. Flotaba en nubes rosas.Después de ver la noticia de Briana acerca de mi apellido, comprobé por fin que mi padre no iba a cambiar y que solo me quedaba ignorarlo o contratacarlo. Ya había intentado la primera opción y no había traído cosas buenas, así que, aunque me pese, tendría que contraatacar.Decidí darle a la prensa algo que los hiciera voltear la carta a mi favor, tenía cientos de noticias y primicias acerca de mi trabajo, pero había una que necesitaba sacar, airearla, deseaba dárselo a conocer a todo el maldito mundo, pero primero debía decírselo a Gaia, hablarlo con ella y saber qué opinaba de lo que estábamos construyendo. Tenía miedo de su reacción, cosa que me había orillado a posponer