[CHIARA]
3 meses después: 7 de marzo
Miami, Florida— Estados Unidos
No puedo dejar de mirar el ultrasonido que me han entregado ayer en la clínica. Sé que aún es muy pequeña, tengo tan solo cinco meses, pero no puedo dejar de imaginarme como será. Mi hija es la única razón por la cual he querido salir adelante después del gran dolor que me ha causado su padre.
Mis padres han insistido en que regresara a Italia apenas les dije del embarazo. Han intentado convencerme de que así Massimiliano y yo no estemos juntos nunca más, él tiene el derecho de saber que será padre y hacerse cargo de su hija como corresponde, pero la verdad es que no tengo el valor de regresar allá. No me siento lista para afrontar nada de todo lo que sé que me espera. Sé muy bien que mi hija es una Draghi más y que sus abuelos paternos están dispuestos a tratarla así y hacerla parte de todo lo que conlleva ese apellido, pero a mi el dinero no me interesa.
—Chiara, deberías hablar con Massimiliano. — Me dice Luz interrumpiéndome de mi pequeña burbuja.
—No, ya tuve suficiente con lo que he visto el día de mi boda y con las fotos que han salido en redes sociales. — Respondo de manera fría.
—Deben tener una explicación. — Intenta convencerme, pero niego.
—¿Que siga con ella tiene explicación?— Pregunto con rabia y con tan solo recordar los titulares que han salido en los medios de comunicación italianos, me hierve la sangre.
—Amiga, sabes que no ha dejado de buscarte... es el padre de tu hija. — Insiste.
—No quiero volver a escuchar hablar de él.— Sentencio y sin más me levanto del sofá.
—Es que te tengo una mala noticia...— Comenta llamando mi atención, y debo voltear a verla.
—¿Qué noticia?— Cuestiono preocupada porque la conozco bastante bien.
Esta por responderme, cuando alguien toca el timbre de la increíble casa donde vive Luz y en la que afortunadamente acepto que compartiéramos por un tiempo —Mi noticia a de haber llegado...— Expone y va hacia la puerta.
Una vez que ella abre, la persona entra, y me quedo estática en medio del salón al ver a Salva —¿Qué hace él aquí?— Pregunto tan bajito que cuesta escucharme.
—Sabes muy bien que también es mi amigo.— Se explica Luz.
Mi mejor amigo no ha cambiado nada en estos últimos tres meses. Trae su cabello castaño oscuro con el mismo corte y físicamente sigue igual. Salva me mira de pies a cabeza con sus ojos negros y al notar mi embarazo se cubre la boca con una de sus manos. —Chiara, mia regazza... pero...— Intenta decir mientras se acerca a mí.
—Dime que no has venido con él. — Es lo único que digo dando dos pasos hacia atrás.
—No, ¿Cómo crees? Le dije que venía a una reunión de negocios de los hoteles. — Explica y vuelve a mirar mi abdomen —Chiara, estás embarazada...— Dice como intentando caer en cuenta de lo ve.
Me quedo quieta en mi sitio y dejo que se acerque. —Yo dejare que ustedes hablen.— Comenta Luz y luego la veo salir de la casa.
—¿Cuánto tiempo tienes?— Me pregunta a pocos pasos de mi.
—Por favor Salva, no le digas... Sé que es tu hermano...— Le suplico.
—Es un imbécil, no puedo creer lo que te ha hecho... — Interrumpe y saber que me entiende es un alivio.
—Tengo cinco meses.— Le explico y una gran sonrisa invade su rostro.
—¿Es decir que es mi sobrino?— Pregunta con entusiasmo.
—Sobrina... es una niña, y se llamara Aysel, pero yo ya he comenzado a llamarle Ayi.— Digo con la sonrisa que me causa hablar de mi princesa.
—¿Una niña? Pero, que bonita noticia.— Comenta con muchísima emoción y me mira como pidiéndome permiso para tocar mi barriga. Asiento con mi cabeza, y él lleva sus manos sobre mi niña —Mi mejor amiga me hará tío, es demasiado emocionante.— Expresa y me mira. —Siento tanto lo que te ha hecho mi hermano...— Dice avergonzado.
Sé que no es culpa de Salva, él siempre se ha comportado como un hermano mayor conmigo y me defendía de todos los idiotas que me molestaban, pero no contaba con que fuera su hermano quien me lastimara de la peor manera. —No es tu culpa Salva.— Le dejo sabes y es que la verdad no quiero verlo así de triste —Siento el haberme ido así, pero no puede hacer otra cosa. Me sentía tan mal...— Me explico.
—¿Sabías lo del embarazo?— Me pregunta triste.
—Pensaba decírselo en nuestra noche de bodas, pero lo vi con ella. — Le cuento mientras que siento como mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente.
—¿Recuerdas que te había prometido cuando te defendí de Carlos?— Me pregunta y como olvidar aquel día...
—Claro, me prometiste que matarías a quien me lastimase.— Digo repitiendo sus palabras.
—Mi niña, no pude hacerlo con mi hermano, no puedo convertirme en un Caín...— Se explica y niego.
—Claro que lo sé Salva, no esperaba eso.— Le dejo saber y acaricio su rostro con cariño.
—Pero, si puedo cuidarte a ti a mi sobrinita.— Propone.
Él siempre ha sido tan especial conmigo —Salva, yo estoy bien. Tú tienes a tu esposa y a tu niño. Yo he conseguido un trabajo muy bueno aquí y créeme que estaré bien.— Le explico.
—Sabes perfectamente que está niña tiene derecho a toda la fortuna de la familia, no tendrías que ni siquiera trabar— Me explica.
—Salva, nunca estuve con tu hermano por dinero, mucho menos voy a utilizar a mi hija para eso— Le explico con toda sinceridad.
—Lo sé, te conozco mejor que nadie…— Murmura y respira profundo —¿No regresaras a Italia?— Me pregunta y niego.
—No tengo el valor. Tú sabes que todos sabían lo de tu hermano y yo, no puedo enfrentarme a las miradas de todos, y mucho menos a ver a tu hermano con ella.—
—Lo ha engatusado, no entiendo que le ha sucedido a mi hermano. No entiendo porque está con ella, solo le está quitando dinero y paseándose en eventos.— Dice con frustración.
—Quizás nunca me amo.— Digo triste.
—No, no es eso. Debe de haber algo más, pero apenas hablo con él.— Me explica.
—¿Qué?—
—No puedo perdonarle lo que te ha hecho, y ahora que sé que estas embarazada mucho menos. Yo los he presentado en aquella fiesta de cumpleaños... se lo advertí...— Murmura.
—Ya Salva.— Digo y sujeto su rostro entre mis manos. —No es tu culpa. Yo debí darme cuenta de lo que sucedía, quien sabe por cuánto tiempo me ha engañado con ella...— Le digo firme e intento no llorar. —Solo no le digas que estoy aquí y menos lo de Aysel, no quiero que lo sepa por ahora. Necesito vivir mi embarazo en paz. — Le pido.
—¿En algún momento se lo dirás? Yo sé que no se lo merece, pero es el padre...— Me pregunta con dudas.
—Salva, te prometo que se lo diré cuando nazca la niña. Solo deja que pase mi embarazo de manera tranquila. No quiero vivir estos meses bajo sus falsas palabras y mucho menos en la disputa de con quien se criará la niña... Él lo sabrá, si, pero Aysel se queda conmigo y tan solo espero que no utilice sus influencias para hacer lo que él quiere. — Le aclaro.
—Está bien, cuenta conmigo, yo me encargare de que no haga ninguna idiotez con la bebé— Me asegura y se sonríe —¿Puedo mientras tanto invitarte a cenar o algo?— Me pregunta con entusiasmo y asiento.
—Claro que sí, tú puedes invitarme a lo que quieras. — Le digo y busco el ultrasonido que deje sobre el sofá. —Te presento a tu sobrinita. — Le dejo saber con entusiasmo y el ver su cara de felicidad, me hace sonreír.
—Serás la mejor madre que podrá tener mi sobrina.— Me dice con una enorme sonrisa.
—Gracias Salva, tú serás el mejor tío que podría haber pedido para ella, verás como se llevaran de maravilla.— Expreso feliz y es que sé que eso es verdad. —Me iré a cambiar para salir, ¿sí?— Anuncio.
—Te espero aquí mia regazza.— Me deja saber.
—Me daré prisa.— Indico y con está felicidad que me da tenerlo aquí conmigo, voy hacia mi habitación para cambiarme de ropa.
[MASSIMILIANO]7 de marzoMiami, Florida— Estados UnidosPaola llevaba razón, Salva nos ha mentido a todos, no ha venido a ninguna a Miami para asistir a ninguna convención. Me quedo en el auto que he alquilado en el aeropuerto, y lo observo entrar a una casa que más que casa parece una mansión como en la que nosotros vivimos en Sicilia. La junta directiva me matara, me he escapado previo a mi viaje a Latinoamérica sin previo aviso, pero no podía no viajar siguiendo los datos que me ha dado Paola acerca del repentino viaje de Salva a Miami. Era imposible si es que esto representa una posibilidad de encontrarla.Me quedo aquí y espero pacientemente, pero no puedo dejar de pensar en que Sandra también me matara. Sé que he sido un idiota por enredarme con ella, pero ahora debo asumir las consecuencias de mis actos, y la principal, es
2 semanas después: 23 de marzoMiami, Florida— Estados UnidosYa hace dos semanas del encuentro con Massimiliano, y aun no lo puedo superar. El ver esos ojos grises que tanto he memorizado en nuestros años juntos me ha hecho revivir todo lo que intenté borrar en los meses que estuve alejada de él. Todavía no puedo creer que tan solo me haya pedido que lo mantuviese al tanto del embarazo, ni siquiera me ha preguntado por mí. No le ha importado si estaba bien o no... supongo que ya no me ama, o quizás hace mucho no lo hacía y su historia con Sandra llevaba ya tiempo antes de nuestra fallida boda.Entro a mi taller de diseño y es solo cuando me cruzo con el presidente de la empresa es que regreso a la realidad. —Chiara, ¿te encuentras bien? — Me pregunta y debo mirar sus ojos negros para demostrarle que si lo estoy.&Eac
4 meses después 6 de JulioMiami, Florida – Estados Unidos—Mi amor, por favor tranquilízate.— Me dice Asier mientras aprieta mi manos en esta sala de espera donde esperamos por el doctor.—Tengo miedo, no me siento bien... llama a Salva por favor; pregúntale si Massimiliano ha llegado, me ha prometido estar aquí el día que naciera su hija.— Le pido en medio de mis nervios.En todos estos meses, Asier ha sabido ganarse mi corazón, o al menos lo que ha quedado de el. Me ha conquistado día a día y, aunque él es consciente de que aun no lo amo como lo ame a él, es paciente y me ama sin condiciones. Tanto así que me he atrevido a contarle quien es el padre de mi niña y ha aceptado de que Massimiliano se comunicase conmigo de vez en cuando para saber de su hija. Y en una de esas conversacio
6 de JulioMiami, Florida – Estados UnidosLa enfermera me acerca a mi niña cuidadosamente, y por primera vez la puedo ver bien ya que cuando nació se la llevaron rápidamente a hacerle estudios. Me parece estar viendo el sol por primera vez, es tan hermosa… Ella la coloca entre mis brazos y no puedo contener las lágrimas de emoción.—Hola mi princesa, soy tu mami. — Digo y tomo su pequeña manito con la mía.—Mi sobrina es preciosa.— Comenta Salva y solo puedo sonreírle.—Lo es, mira la carita que tiene... esa naricita... su cabello. — Señalo contemplándola como el más precioso tesoro que la vida me ha regalado. —Pero acércate. — Le pido a Asier quien me mira emocionado.Él camina hacia mí y toma la manito de mi niña —Es una mu&
Octubre 23Rio de Janeiro, BrasilSalgo de la sala de reuniones completamente agotado después de haber concluido con un reunión de negocios que me tuvo más de tres horas encerrado en una sala de juntas. Hoy ha sido la ultima, he estado cinco meses recorriendo el continente completo cerrando negocios y en medio de todo ese caos mi vida se convirtió en una mezcla de sueños y pesadillas. El éxito me sonríe, los socios me felicitan y todo sale a la perfección, pero por el otro lado lo que me ha destruido ha sido no poder ir a conocer a mi hija en persona, una bebé que tiene ya casi cuatro meses... No veo la hora de ir al aeropuerto mañana y viajar a Miami para finalmente conocerla. Su madre me envía fotos todas las semanas, pero no quiere hablar conmigo y la entiendo he sido un imbécil con ella.Tampoco logro superar lo que me ha hecho Sandra.
[MASSIMILIANO]Octubre 25Miami, Florida— Estados UnidosNo sé ni por dónde empezar a decirle todo lo que debo explicarle. Sus ojos me miran expectante, y nuestra hija jala su cabello mientras que está sentada sobre su regazo. Sonrió al verla hacer eso y de verdad que es preciosa.—¿Vas a hablar?— Pregunta firme.—Si prometes creerme. — Le advierto.El camarero deja lo que hemos ordenado sobre la mesa y ella asiente.—Te escucho. — Habla fría y soy consiente de que nada de todo esto es fácil para los dos.—El día de nuestra frustrada boda, Sandra me sedujo una vez más. Llevaba meses intentándolo, pero como imbécil caí en su red el día que menos debí hacerlo. Me he recriminado una y mil veces el haber hecho lo que hice. Ni siquiera s&
[MASSIMILIANO]Cinco días después: octubre 30Miami, Florida – Estados UnidosMiro el enorme edificio enfrente de mí y no puedo evitar sentir nervios antes de entrar. Volveré a verla después de cinco días. Me siento igual que el primer día que fui a casa de sus padres a buscarla para nuestra primera cita, pero nada puede estar más lejos de ese momento, tan solo me estoy apareciendo aquí para ver a mi hija e intentar recuperar de alguna manera a su madre.Tomo valor y entro al edificio donde me recibe una mujer de más o menos treinta años de cabello rojizo. —Buenos días, ¿en qué le puedo ayudar? — Me pregunta amablemente.—Estoy buscando a la señorita Chiara Rossi.— Le dejo saber.—¿Su nombre?—Inquiere—Massimi
Días después 15 de NoviembreMiami, Florida –Estados UnidosLos negocios por Estados Unidos hasta ahora han superado todas las expectativas, y es que por momento llegue a pensar que todo se caería de un momento a otro. Tenía miedo de no ser capaz de llevarlos a cabo, pero afortunadamente, el éxito me sonríe otra vez. Si tan solo ella y mi hija me hubiesen acompañado en estos viajes... Hoy me toca dar una conferencia en la ciudad de Miami y obviamente la he invitado para que fuera, pero no sé si lo hará.Pensar que ella me ha acompañado en cada momento importante de mi vida. Ha estado al lado de cada evento al que me han invitado y en cada reunión importante a la que he asistido. Sigo echándome en cara una y otra vez mi maldito error, llevo casi un año sin ella a mi lado y cada día la extraño más y má