La madrugada del tercer día se anunció, y todos los vástagos Veneto invitados a la gran fiesta, hicieron acto de presencia en la entrada de la cripta de la casa principal, donde Adhemir y Heiner, y el resto de la segunda generación, descansaban en absoluta paz desde hacía más de ochocientos años.
La villa y la cripta se encontraban separadas por un camino de unos cincuenta metros, y esta, a pesar de tener su propio cerco de piedra, pertenecía al dominio principal.
En los límites de la amplia propiedad, muchos de los guardianes de los invitados vigilaban, y el grupo de distinguidos Veneto, con un par de Kyburg entre ellos, y algunos Flabiano que eran humanos e invitados especiales, se acomodó a unos cinco metros de la entrada, cuyos altos portones de hierro forjado estaban abiertos.
Detrás de ellos, grandes árboles brindaban una sensación de calma.
La brisa fría soplaba en una noche sin luna, pero los ojos de los vampiros eran capaces de distinguirlo tod
Tomsk Habsburg se vio rodeado de zombis en menos de dos segundos, y contempló con sorpresa la inmensa cantidad de esos seres flanqueando a todos los presentes.Pero no eran los únicos.Sus finos y conocedores ojos pudieron detectar entre la multitud liches: seres que no era iguales a los zombis, a pesar de su condición; los liches solían ser magos de las artes oscuras que separaron su cuerpo de su espíritu y lo encerraron en un «fetiche», el cual cargó su muerto cuerpo para regresarlo a la «vida».Los liches eran más astutos que los zombis, pero, cuando uno de estos últimos impactó un gran golpe en el pecho del viejo vampiro, recordó por qué los humanos les temían tanto.Tomsk se arrastró por un metro, pero pisó fuerte y se detuvo, hacia él se dirigieron tres zombis enardecidos, y se arrepintió de no haber tra&iacut
William se veía delgado, pero poseía un cuerpo fuerte, y esa fuerza destacaba cuando estaba bien alimentado.Luke había sido muy certero al decirles a todos sus hermanos que se alimentaran bien antes de salir esa madrugada hacia la cripta, y ahora comprendían la razón.Al momento de estallar el caos, él fue el primero en darse cuenta de que alguien iba en una dirección diferente a todos los demás, en medio de los zombis y liches, y se aproximó con su gran velocidad a embestirlo.Grande fue su sorpresa al ver que se trataba del tío Gregorio, que era el hijo de uno de los hermanos de su abuelo Adhemir, del cuarto hermano varón.Detrás del rubio, Cedric, Gabrielle y Jane se detuvieron, pues lo habían seguido tan pronto notaron la rareza; sin embargo, algo estaba mal con aquel sujeto: en sus ojos la negrura reinaba.Cedric se concentró en él, creyendo que se
Sin importar dónde Luke cortara, el cuerpo de Valentino se regeneraba al instante; sin importar donde Valentino desgarrara, el cuerpo de Luke se regeneraba al instante.Desde atrás, Elizabeth se preguntaba cómo era eso posible, cómo su hermano podía estar luchando tan a la par con un vampiro milenario sumido en la locura.Eso era inconcebible.Luke era bueno con la espada; en el pasado ganó grandes batallas con ella y, aunque el manejo de una katana era diferente, no parecía tener ningún problema en cortar la carne ajena segundo con segundo.La rodilla de Valentino tocó el suelo, y el menor vio su oportunidad. Avanzó hacia él y afianzó su posición, con la pierna derecha al frente, alzó la mano y lanzó la katana en un movimiento rápido, que separó la cabeza de Valentino del resto de su cuerpo con un corte limpio.Grego
Luke se deshizo de los primeros dos botones de su camisa, y tomó el pesado cuerpo de un Blaise que gimió por el dolor. «¿En qué parte la sangre afloraría con más fuerza y rapidez?», se preguntó en una centésima de segundo.—Vas a beber ahora, ¿comprendes? —dijo al menor, que alcanzó a mirarlo con incredulidad.—No… —murmuró Blaise—. Vas a…—No importa lo que me pase, ¿no es obvio hasta ahora? —habló con una dureza que hizo dudar al otro, aún en medio de su dolor.Del otro lado de la barrera, donde los Veneto estaban reunidos, Malcom, que observaba cada movimiento de su vástago con atención, advirtió sus acciones con inquietud, impresión y, al voltear hacia Tomsk, que se encontraba a su lado, notó en él un gesto similar.
La noche soplaba con la fiereza propia del continente de Düster, antigua Europa, pues el cambio climático que vino al planeta con el fin de la guerra, los sumió en una gran oscuridad.Allí, en medio de los terrenos de la casa principal de los Veneto, los ánimos se volvieron un desastre, y explotaron.Los ojos indignados y los comentarios críticos se transformaron en miradas sorprendidas y balbuceos sin sentido, al comprender la realidad de las palabras dichas por Luke, y se dirigieron hacia la entrada la cripta, desde donde un muy sereno Adhemir Flabiano salió, acompañado de su esposa y sus hermanos.Mientras el mayor caminaba a la salida, las raíces que aprisionaban a Gregorio, Bruno, Valentino y Charles, que en realidad venían desde la magia nata de un Luke que usaba esa negra masa para atacar y defenderse, se apretaron más y más, y movieron los cuatro cuerpos de los vásta
Los ojos de Tomsk se abrieron de par en par, y dio un paso hacia un Luke que se veía aturdido.—¿No pudieron matarlo? —preguntó el Lord de los Kyburg.Luke asintió, y una picaresca expresión se pintó en su rostro.—¿De verdad piensa que me iría por tanto tiempo sin dejar en Blaise un seguro para su protección?El cejo de Tomsk se frunció, así como el de Malcom.—Coloqué en Blas «algo» que los hizo marcharse. —Luke se volvió hacia Bruno, quien lo miró con ojos filosos, iracundos, lo que hizo sonreír al menor.»Por eso, padre, solicito tu permiso para destruir a estos traidores, que se atrevieron a tocar al ser más precioso para mí en este mundo.Sus palabras, en bruto, eran una mezcla de rosa y negro; sin embargo, la decisión y fuerza con las que fueron pronu
Año 1995 d.C. Steyr, Austria, Europa.Los jardines llenos de flores multicolores y los arbustos bien cortados, la blancura de una fachada de piedra trabajada y los grandes ventanales… le daban asco.A lo lejos, el fragor de la batalla y los cañones eran música para su muy desarrollado sentido del oído. A pleno sol del mediodía, justo a sus ochocientos ochenta y siete años, el día por fin había llegado.—Hoy… acabaremos con esto —declaró Bruno, cuyo oscuro y largo cabello revoloteaba en la dirección del viento.A su lado, Charles y Valentino sonrieron victoriosos. Detrás, una gran horda de tambaleantes y bravos zombis, acompañados de fieros cambia formas, licántropos, esperaban una simple palabra, una mera orden, para arrasar con todo y todos.—Acaben con todos —soltó Bruno con firmeza, pero sin hablar alto.
Bruno se volvió hacia Blaise y lo sentó en el suelo, se colocó detrás de él, lo abrazó por la espalda, y cruzó sus brazos sobre el tenso pecho ajeno.La figura del menor permanecía tiesa, con la vista al frente, y sin posibilidad de mover ninguno de sus músculos, ni siquiera de parpadear. El de ojos oscuros apoyó el mentón sobre su hombro, y sintió una corriente inmediata, y los deseos del otro de moverse.—Eres un luchador —susurró divertido.Charles fue con Valentino, y ambos tomaron a Lilly, le levantaron el vestido y la violaron entre los dos, desgarrando la piel de sus muslos, de su abdomen, y regando su sangre por todo el suelo, mientras los espantados ojos de la señora eran lo único que lograba comunicar sus emociones interiores, porque no podía resistirse, ni gritar, gracias al raro hechizo de dominación que ten