Máximo.
—Ni creas que recibiré órdenes tuyas —sisea entre dientes.
¿Qué le sucede? Dentro de la casa estaba hecha un ángel de Dios y ahora está hecha una furia del demonio. ¡No comprendo nada!
—¿Disculpa? ¿Tienes problemas menstruales? —pregunto de golpe sin medir las consecuencias, pero al parecer empeoré las cosas, ya que ella me lanza una mirada matadora.
—Por eso uno queda viudo y olvidado —me quedo en shock.
Ella pasa dándome un empujo para entrarse al auto dejándome… Los recuerdos vuelven nuevamente en mi mente, no pierdo el tiempo y me voy detrás de ella, cuando la quería lograr agárrala, ella se adentra al auto.
¡Maldita sea! Le doy un puñetazo al auto, sacando un poco la furia que tenía contenida.
—¿Qué pasa hermano? —mi hermano viene hacia mí y es ahí cuando volteo a ver atrás y veo una silueta recostada en el barandal del jardín, ¡puta m****a! Dylan me ha visto. Avanzo y no espero a que él me diga algo o que me mate de un balazo.
(...)
En unos minutos era el señor de señores, el padrino de la Mafia, pero ahora seré un ¡Niñero! ¡Mierda! Yo pensé que era un macho y al enterarme de que era la niña de los ojos de Dylan, mi cuerpo empieza a tensarse, porque tengo que cuidar a una niña, ¡una niña! Pero la necesito, sin ella no podré recuperar todo el negocio que está al borde de la m****a.
No soy una persona serena y menos tierna, pero en este momento tengo que hacer una excepción. Le prometí a Dylan que cuidaría de ella, ya que ella es el cerebro que me ayudara a que el negocio siga en marcha. Como es la hija de Dylan la tendré que cuidar con mi propia vida, eso incluye vigilarla las veinticuatro siete.
—Así que traes una muñequita —habla mi hermano.
No sé por qué me siento estresado, ¡Claro que sé por qué estoy así!, y por eso quisiera romperle la maldita cara a quien sea y más sí es solo para joder
—Cuida tus palabras —espeto—, ella es una niña prohibida.
—Y entonces por qué la traes con nosotros —protesta.
Me hierve la sangre, mi hermano es completamente estúpido y estúpido se va a quedar.
—Soy la persona que necesitan —ríe—, esto lo hago únicamente por mi padre.
Vamos en camino a mi finca, mi hermano está conduciendo y yo voy sentado a la par de él y la princesita va en el asiento trasero, aparte mis hombres de seguridad van al frente y detrás de mi auto.
—Explícame, que no entiendo —frunce el ceño, sin quitar la mirada del camino hace gestos—, dime. ¿Cómo una muñeca está con el mafioso más buscado?
—Me importa una m****a quien es o quien pretende ser —brama—, y lo diré por última vez, estoy aquí únicamente por mi padre—recalca.
Ah, que niña tan prepotente, como deseo darle un par de toques para que respete.
—Tiene huevos la muñeca —exclamó con furor.
—Déjala en paz Alfredo —sentencié—, es la hija de Dylan.
—¿Qué? —detiene el auto en seco—¿Qué hace aquí??
—Ella es la que nos ayudará —grité exasperado.
Se siente una tensión dentro del auto, y todo por el cabeza de m****a de mi hermano. En dos y tres segundo suena mi móvil, contesto y son mis hombres de seguridad. Nuevamente le vuelvo a gritar a mi hermano, le exijo que ponga en marcha el auto, él asiente y lo pone en marcha. Les ordeno a mis hombres que avancen, ya que no hay ningún problema.
—Máximo, para la próxima, me dices a quien llevamos a bordo —sisea.
Mi hermano está nervioso y puedo comprender por qué, Dylan no es cualquier cosa y menos si se trata de meterse con su familia.
(...)
Cinco horas después de estar soportando las quejas de la consentida y de quejarse por hacer favores que no le corresponde, pero todo lo hace únicamente por su familia…
Hemos llegado a la finca Abrámtsevo. La finca se encuentra lejos de la ciudad y no es novedad porque en este mundo de la mafia tenemos que andar listo “pa lo que sea”.
La niña de los ojos de Dylan es muy valiosa y eso lo tengo que tener presente, él me dijo una y otra vez que la cuidara con mi vida. Me hierve la sangre porque ahora seré niñero de una niña mimada. Pero se equivoca si cree que la atenderé como reina, conmigo aprenderá lo que es ser una mujer y no una niña de papi.
—Niña… llegamos —le hablo, pero ella me ignora.
¡Santo Dios! Será que sea sorda.
—¡Déjala! No notas que no quiere hablarte —habla mi hermano burlándose.
Abro la puerta del carro y salgo sin decir ninguna palabra, me encabrona que me ignoren y menos una chiquilla mimada, me detengo y siento que el clima está desatado, hay mucha nieve, por eso el auto se detuvo antes de llegar a la entrada de la casa.
No tardo mucho y la chiquilla sale del auto, ella se detiene y queda en shock al ver todo lo que le rodea. Por un momento me quedo ido observando la inocencia de su rostro, es tan tierna por fuera, pero por dentro es una chiquilla mimada. Aunque sienta rencor al tocar un tema que me llega al corazón
—Así que ahora soy una niña —da media vuelta y se encamina hacia mí. Me causa un poco de risa al ver como se le dificulta caminar, ya que la nieve ha ascendido.
—Ooohh... Lo siento, la reina ha llamado —exclamó sarcásticamente.
—Así que esta es tu doble cara —vocifera—, puedo comprender las cosas.
—Esta es la única que tengo y si te parece bien y si no... También —me acerco hasta estar frente a ella.
Me sorprende al ver que no le causó ni una pizca de miedo y menos de interés.
—¡Disculpa! Si estoy aquí es porque tú…, tú…, tú, necesitas de mí —chilla—. Así que no me vengas con mierda—grita,
¡Qué niña tan boca sucia!
—¡Wao! La niña ha sacado las garras —lentamente levanto mi mano y le tocó la mejilla.
No sé que me pasa, siento que la quiero odiar, pero a la vez siento y me dan ganas de protegerla.
—A mí no me vuelvas a tocar —al sentir su tacto de piel, no me percate que un manotazo venía sobre mi mejilla—. Eso es para que me respetes maldito.
—Qué te pasa… ¡Estás loca! — bramé, llevando mi mano a mi mejilla al sentir un gran ardor—. No se te vuelva ocurrir tocarme—. No se te ocurra volverme a levantar la mano porque no respondo—atrapo su brazo, lo estrujo con fuerza.
—Suéltame… Suéltame maldito… —con una mano sostengo su cintura y con la otra tengo su brazo—. Eres un maldito perro.
—Esto es lo mínimo que he hecho con personas que se han atrevido levantarme la voz, alzarme la mano y verme a los ojos —siento la adrenalina correr por mis venas, todavía siento el ardor en mi mejilla.
Esta chica tiene huevos para enfrentarme.
—No sabes con quién te estás metiendo puto infeliz —grita—. Eres un maldito hijo de puta, ¡suéltame!
—Soy más que eso niña de papi —le susurre cerca del oído.
—Ooohh... No… —musita.
Baje la guardia al ver que su cuerpo se relajó. En un dos por tres la muy hija de su madre me ha dado un rodillazo en mis partes sensibles. Aaayyy… ¡Por Dios! Que dolor...
Caigo sobre la nieve y la muy condenada se va corriendo a pesar de que no puede por la nieve, pero el detalle esta que se va sin ayudarme.
—No la vuelvas a tocar... —me reprende mi hermano—, deberías de meterte con uno de tu calibre.
Se ha enojado mi hermano y yo estoy sin comprender el porqué la defiende tanto.
Liliam.
Quien se cree para hablarme así, no soy de las personas que tolera ni una sola cosa y menos si viene de una persona que no le importa lo que piensen los demás, personas que solo ven por sí misma sin importar lo que la otra persona siente y deje sentir, son personas controladoras y poseedoras a todo lo que le rodea, no es necesariamente ser sabía para ver qué es lo que quiere y que es lo que le molesta.
Él tiene que ser una persona agradecida y más por todo lo que haré, aunque también lo hago por mi padre y familia, pero creo que merezco el mínimo respeto y sin embargo solo he obtenido una agresión. Está equivocado si piensa que tolerare cualquier m****a que quiera hacer, porque yo soy perteneciente de mi misma, si él sigue con esta actitud creo que pensaré bien las cosas y hablaré con mi hermano o mi papá, ya que si haré las cosas debería tener el espacio y respeto.
No me ilusiona estar en un lugar que no es el mío o que no considero que él sea digno de mí, sé que soy muy caprichosa o muy prepotente, pero si lo soy es porque me encabrona las personas que se creen superiores a las demás. Con dificultad me encamino hacia la casa, aunque no sé por donde entrar porque veo que hay varias entradas, al parecer son cabañas, pero cabañas como si tal fuera una enorme casa.
La tormenta de nieve no deja de cesar y eso es porque que estamos en inicios de invierno, recordaré toda mi vida que un diez de noviembre es cuando inicia mi pesadilla mortal, le pediré a Dios y a los maestros de la tecnología, que me ayuden a encontrar la paciencia.
No me pude despedir de mi madre y menos de mis hermanos porque las despedidas me saben amargas y muy dolorosas, aunque la verdad conociendo a mi madre, ella hubiese interferido en la idea estúpida de venir ayudar a un cretino como Máximo. No hay duda que mi hermano se pondrán furiosos y es capaz de venir. Toda mi familia es demasiada protectora y me incluyo porque de igual manera soy con mis hermanos y padres, además con el sacrificio que estoy haciendo es más que obvio.
—Así que la niña mimada ha sacado las garras —ash…
Que fastidio, siento que este hombre me sacara de mis casillas y sinceramente hoy estoy cero tolerable.
—Y eso te perjudica en algo —cierro mis ojos e inhalo y exhalo—… o no me digas que lo poco hombre se te quitara.
—Que graciosa —se acerca hacia mí y yo ignoro su gesto de molestia, sinceramente me siento hastiada.
—Máximo… —lo reprende el hermano—, ella se cansará de tu altanería, piensa bien las cosas antes de hacerla.
—Es que las niñas mimadas como ella merecen que la reprendan —ooohh…
No, no te imaginas la clase de persona que puedo ser.
—Quien te crees que eres animal de dos patas —explote—, ¡No te ayudaré! Me largo.
—Wou… Wou… Wou… Espera, necesitamos tu ayuda —me siento impotente, ¡quiero matarlo! No sé en qué momento pasamos de amabilidad a odio.
Paso a lado del cretino y decido irme nuevamente al auto, sé que me he dado por vencida tan pronto, pero en realidad está primero mi orgullo ante de estarle aguantando a un imbécil.
—Me creo el rey del mundo —escucho que grita.
—Tú sabes perfectamente que la necesitamos —exclamó el hermano—solo recuerda que tenemos mucho encargo y mil cosas que depositar.
—¡Mierda! —uno… dos… tres...—¡No te vayas!
Ahora jódete… Al parecer ambos necesitan de mi ayuda y eso quiere decir que los tengo en mis manos, oh… Por Dios. Mi otra Liliam esta que estalla de felicidad y velozmente la rabia sea transformado en un éxtasis de felicidad.
—¡Vete a la m****a! —grito, y disfruto este momento.
Si quiero lograr que el cretino haga y deshaga lo que yo quiera, tengo que hacer que sufra y sufra, no permitiré que sienta que conmigo logrará las cosas así de fácil. Lo juro o si no me dejo de llamar Liliam Castillo.
—No te vayas —me detengo al escuchar el grito desgarrador del hermano—, haremos todo lo que tú pidas.
—¿Lo que yo pida? —velozmente doy un medio giro para estar frente de esos ojos verdes.
El hermano del cretino es un poco diferente a él, y eso me agrada mucho.
—Todo lo que tú pidas —en un dos por tres se me dibuja una sonrisa maléfica.
—Quiero que él —señaló al engendro que tiene por hermano—... quiero que él me lo pida de rodilla.
—¿Qué? Estás loca si pretendes que lo haré —grito. Veo su rostro horrorizado, pero a la vez sus ojos arden como chispas haciendo cortocircuito.
—Entonces me voy —saco mi móvil y si no me equivoco ellos no se imaginaron que yo tendría un aparato. Sus caras empiezan a palidecer y por lo que noto es que le tienen temor a mi papi lindo.
—Pide otra cosa —gruñe—, hablemos.
—Entiende una cosa, la única que mandara en este trabajo ¡seré yo! —me exalto—. Tú no te meterás en mis asuntos y menos conmigo.
—Pongamos la carta sobre la mesa —sisea entre diente—, pero antes entremos, ya que nos congelaremos.
Me agrada que nos estemos entendiendo, lo mejor hubiese sido que desde un comienzo no me hubieses provocado. Agradece que no insistí a que perdieras tu lado macho machote, pero si me estás provocando te prometeré que no tendré la mínima consideración, por algo mi hermano me ha enseñado cómo saber controlar y manipular a las personas, con el único objetivo de conseguir las cosas para mi conveniencia.
¡Gracias hermano!
(...)Gracias a Dios estoy dentro de la cabaña, y por lo que veo esta finca está estructurada en diversas cabañas. Lo bueno es que no tengo que verle la cara al imbécil de Máximo las veinticuatro horas.Estoy sentada en unos de los sillones de cuerina con las manos en mis sienes, esperando que Máximo empiece la tal reunión o que de una vez me diga lo que tengo que hacer para apresurar mi estadía en este lugar. Siento que me carcome la curiosidad de saber lo que se trata, pero también la ansiedad me consume por irme de este maldito lugar.—Puedes apresurar tus cartas —puff. Que fastidio.—Alfredo, me puedes dejar a solas con la Srta. —mis ojos viajan hacia los ojos de Alfredo, él
—Princesa —me llaman detrás de la puerta de mi mini cueva. Quien sea que esté detrás de esa puerta me ha sacado de mi profundo debate de la injusticia humana, tanto como la denigración y sociedad. Doy un enorme suspiro, me levanto del sofá, me encamino hacia la puerta dejando atrás el sonido unísono de mis tacones. Me he puesto un vestido fino de seda, con una manga, color negro, que me llega hasta la rodilla de la parte izquierda, pero en la altura de la derecha me llega un poco debajo de mis muslos, obviamente este vestido es un poco provocativo, pero decente en mi punto de vista. Llevo mi cabello recogido, un poco de maquillaje y un par de tacones dorados. No soy mala y menos una santa paloma, hoy encontraré al maldito que quiere joder la organización de mi padre, conste que esto lo hago por mi familia y no po
—Ssshh… Nos escucharán —lo hago callar. Mis nervios incrementan. ¿Cómo se podrá callar a un mocoso malcriado? ¡Con un par de nalgadas! Pero como el imbécil no es pequeño, sería con una madriza en los meros huevos.—Me importa una mierda —espeta. ¡Por Dios! Este hombre me desespera.Paso mi mano por mi cabeza, teniendo las ganas de arrancarme las greñas o de jalárselas a él.—Nos descubrirán —susurro, me tiembla un poco la voz—. Necesito un poquito de la mínima neurona que te queda.—No me provoques —me advierte.—Si no te controlas… —me acerco lo
(…) Cinco de la mañana, y todavía sigue el bendito debate de ¿dónde mandaré mi mercancía? Puff, todo esto me provoca mucho aburrimiento, no puedo tolerar tanta ignorancia de todos estos pendejos sin cerebro, porque hay uno que tiene ese cerebro bien ejercitado y entrenado, ya que solo sonríe ante tanta estupidez, y es cuando comprenden que ese momento es suyo. Obviamente aquí hay mucho dinero en juego y los muy imbéciles no tienen una asesoría personal, para que les explique cuáles son las ventajas y desventajas. En este negocio hay altos y bajos, pero sobre todo tienen que ver más altos que bajos. —Lo mejor que debemos hacer es una reunión con el mero, mero —se levanta Gabriel y dice en tono relajado. Mmm… Esto no me huele bien, ¿qué tramaba?
—¿Cuál es tu preocupación? —decidida salgo del tocador después de enfrentarme a mi misma, no tengo por qué bajar la cabeza o dejarme de un hombre que ha robado mi virginidad.Me señala la sábana manchada de sangre, frunzo el ceño y no comprendo su alteración por un poco de sangre, ni que fuera que me hubiesen herido o matado.—¿Eres virgen? ¡Liliam, eres virgen! —abre los ojos y empieza a gritar con mucha paranoia.—Ah… Eso —encojo mis hombros—, pero te tengo que corregir, ¡ya… no… soy… virgen...!—enfatizo toda mi exclamación.Me encamino y me siento en el diván que está cerca de la cama, ya que
—Máximo… Hermano —grita Alfredo al otro lado de la puerta y nosotros nos ponemos en alerta.—Ash… Tu hermano arruina cada cosa que está frente de mí —me quejo.—No le pongas mente —dice restándole importancia a los gritos de su hermano.—Imposible, tu hermano está tramando algo grande en contra de ti —agrando mis ojos.Ash… Con solo nombrar al traidor de Alfredo, se me dispara la adrenalina de furia, y el nivel de feromonas bajan instantáneamente.Que lastima, ya que quería acción.—Dime todo lo que escuchaste —se reincorpora y se sienta a lado m
MáximoAlfredo, eres toda una escoria, ¿cómo es posible que tú hayas sido el maldito traidor? ¡Me vendiste! Y solo por conseguir un puterío. ¡Por un putero me cambiaste! Eres un fiasco, una lacra, un cabrón de mierda, un cabrón que mataré con mis propias manos.¿Cómo no me pude dar cuenta de la persona que tenía como hermano?¡Puta mierda…!Si el hermano de Liliam no nos hubiese prevenido, creo que en este momento todos estuviésemos muertos, ya que no hubiese permitido que ese maldito se saliera con la suya, como dice Liliam. «No confíes ni en tu propia sombra» O «Importante solo tú».Me encanta que est
—¿Quieres que te diga? —sonríe—como tú quieras, primero porque fui y seré el primero en tu vida—se acerca a pocos metros de mí, dejándome paralizada—, segundo: no dejaré que ningún mocoso de mierda toque por lo que derecho es mío.¿Qué? Ya me perdí, estoy completamente perdida. ¿Qué alguien me explique?Con el primer punto, sí tiene razón, es obvio que fui una estúpida y facilona por meterme con el primer cabrón que se me presento en mi camino, pero lo segundo no lo entiendo para nada. Cómo es posible que me diga que soy de él, cómo es posible que me trate como un objeto, como es posible que un rato me trate como suya y en otro rato me trate como la poca cosa.Último capítulo