*León*
Todo marchaba más que bien y la noche recién comenzaba. Abandonamos la barra porque Liam estaba bastante liado. Los clientes comenzaron a llegar y, eventualmente, nosotros éramos más una distracción para él. Ocupamos una de las tantas mesas del VIP. Las charlas se centraban entre un sinfín de temas cotidianos y otros no tanto. A medida que fue transcurriendo el tiempo, Nathael se fue soltado y perdió un poco de su timidez para con nosotros. El chico resultó un poco peculiar, teniendo en cuenta lo increíblemente inteligente que es respecto a los números. Otro tema a recalcar es el hecho de que todos estaban al tanto de mi relación con Lex, bueno, no todos. Aún falta una persona y eso me tiene un poco nervioso. Sé que para Nick resultará un poco incómodo si tenemos en cuenta que mi actual pareja fue pareja de la pareja de Nick en el pasado... Es un poco
*Nick*La semana transcurrió bastante agitada y las noticias llegaban, algunas buenas y otras no tantas.Luego de aquella noche en el Black Pearl, las cosas entre Kael y Nathael fueron esclareciéndose y ambos se dieron cuenta de la atracción que sentía el uno hacia el otro. No están en una relación formal, prefieren ir lentamente y conocerse mejor, lo cual es una decisión coherente. Pese a ello, Kael me confesó que hubo y hay besos, mimos y caricias, sin llevar la situación más allá de simples muestras de afectos. Sin embargo, hay algo que, sin dudas, es una desagradable noticia porque la hija de Sarah está en la ciudad, no sé nada más que eso y, en lo personal, prefiero no saberlo. Soy consciente de que llegará el momento en el cual nos encontremos nuevamente y será inevitable no decir un “hola”. Realmente no me interesa, no quiero saber nada de
Capítulo narrado en primera y tercera persona.*Nick*Dejé un rastro de besos por cada recoveco de su cuerpo, mis dedos cubiertos de lubricante entraban y salían de su interior, preparándolo con cuidado.—Estoy listo —musitó—. Nick, por favor.Asentí, retirando los dedos y causándole un gruñido por lo bajo. Me posicioné entre las piernas, elevándolas hasta mis hombros. Una posición cómoda para ambos. Alineé mi pene y, con lentitud, fui entrando dentro de él.—Oh, Dios —musité, al sentir cómo atravesaba los anillos de músculos, tan calientes.Sus ojos fijos en los míos, sus labios apenas separados y los sonidos escapando de su boca. Jadeos y palabras inteligibles brotaban de su boca, la piel perlada a causa del sudor y solo... Nos dejamos llevar por la pasión. Amarn
*Nick*El dolor de cabeza acrecentó a medida que los minutos pasaban. No podía aceptarlo, me negaba rotundamente y ansiaba despertar de este sueño. ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de tantos años se presenta como si nada con una noticia semejante?Un hijo.Luego de que narrase una explicación rápida de cómo pasaron las cosas, me encerré en mi antiguo cuarto. Según Ámber, se enteró del embarazo estando en París. Algo no encajaba en toda la explicación, algo no coincidía. Y ese pequeño y gran detalle es que siempre usé protección. Entonces, ¿cómo explicar que hubo quedado embarazada?«El preservativo se rompió, Nicky. Seguro no lo recuerdas porque esa noche habías bebido mucho».Esas palabras se repetían en la mente una y otra vez. Hice un exor
*Nick*Posterior a liberar un tremendo vómito verbal, narrando todo lo que hubo ocurrido, me sentí tenuemente ligero. El problema surgió después, cuando la persona receptora intentó matarme. Bueno, no literal, pero sí me aventó un par de almohadones.—El té de tilo te hará bien —Acepté la infusión, tuve el presentimiento de que él lo sabía mejor que nadie—. Aún no entiendo, ¿por qué esperó tantos años para decírtelo?Me encogí de hombros. Esa misma pregunta la repetí infinitas veces y no hallé la respuesta, aunque, ¿por qué ahora?—Hiciste bien en pedir una prueba. Dime, ¿lo viste? —Fruncí el ceño—. Al niño, ¿lo viste? ¿Se parece a ti?—No lo sé, K. —musité—. Solo una vez, an
*León*Comenzar a describir todo lo que aconteció en estos últimos dos meses de mi vida... no sería sencillo; al menos, no sabría encontrar las palabras exactas. Pasé de estar solo —en el sentido romántico— a tener novio, luego comencé a vivir con él y ahora... posiblemente todo resultase ser como comenzar de nuevo.Una semana atrás, Alex me comunicó que tenía que regresar a España. Fue como si hubiese recibido un balde de agua fría. Todo cayó, todo se derrumbó. Pese a ello, hubo algo que lo cambió todo. Me pidió que lo acompañase. Al principio pensé que solo bromeaba, incluso reí ante semejante disparate porque para mí lo fue y cuán equivocado estuve al comprobar la sinceridad de sus palabras. No mintió. Alex Castilla, mi novio, literalmente se inclinó a mis pies y solicitó que
*Liam*Me removí entre las sábanas, buscando el cuerpo de mi novio, pero hallé el lugar vacío con un rastro de tibieza. Abracé su almohada, inhalando la estela del perfume impregnada en ella. El sueño aún pululaba a mí alrededor.—Buenos días, bebé —Giré sobre sí, quedando de costado, incapaz de abrir los ojos—. Hice el desayuno.—Buenos días —La voz brotó mas ronca a causa del sueño—. ¿Qué hora es?—Creo que las diez, hora ideal para desayunar —Asentí, abriendo los ojos—. ¿Dormiste bien?Dibujé una leve sonrisa mientras me deslizaba hasta quedar sentado en la cama. Le di un asentimiento de cabeza.Los recuerdos comenzaron a emerger a medida que despabilaba completamente. León y Alex se irían de viaje... el martes. Me siento feliz por el
*Liam*No sabría definir el dolor que se acentuó en mi pecho. Dolía... Mucho. En algún punto debí imaginar que todo era demasiado bonito como para ser real. Pese a ello, no me arrepiento de haber vivido la más hermosa relación con el chico que me enamoró desde la primera vez que lo vi.Todo me resultaba marañoso y necesitaba pensar con nitidez, con la mente en frío.Las puertas del ascensor se abrieron y caminé, casi desesperado, hacia la salida del edificio.—¿Eres Liam? —Frené los pasos al escuchar mi nombre. Un señor, con porte elegante, se colocó frente a mí. Asentí—. Nick me ha hablado mucho de ti, muchacho. Lo siento, no me presenté correctamente. Soy Frederick, el padre de Nick —profesó, su voz cálida y amable.Bajé la mirada, sintiéndome pequeño y miserable.
Dos días después.*Kael*Tardé mucho en entender la situación. Fue difícil creer, incluso pensé que se trataba de una mala broma. No, no lo era. Nick estaba desecho, Liam igual. Todo por culpa de la despechada de Ámber. Ella nunca fue consciente del daño que provocó en el pasado y no le bastó con eso. Regresó, causando estropicio a cada paso que daba.Soy consciente de todo lo que está ocurriendo, tampoco soy ajeno de que hay un hijo de por medio. Más allá de todo, no puedo aceptar ver a dos de mis mejores amigos totalmente desechos. Me urgía hablar con Nick, sobre todo sabiendo lo que sé después de la visita que hice a Liam ayer por la noche. No, esto no podía acabar así. Ellos se aman y que por culpa del pasado ambos se separasen, me era sencillamente inaceptable.No, Ámber no tiene por qué salir con las suya