*León*
No sabía cómo ni de qué manera reaccionar; nunca se me cruzó por la mente que Alex y Liam hubiesen sido más que amigos en el pasado. Sin embargo, las cosas modifican de algún u otro modo. No soy de crear castillos de arena, muchos menos si no hay base sólida que lo sostenga, pero —si debiese de ser franco conmigo mismo— supongo que debo reconocer que lo hice. Me he ilusionado con Alex. Es ridículo, incluso descabellado, sumando el hecho de que apenas nos conocemos. Aun así, hubo algo en el chico pelirrojo que me atrajo de inmediato. Que iluso fui al pensar que podría estar interesado en mí y, lo más ínfimo del asunto, fue creer que quizás existiese una mínima posibilidad de que me estuviese enamorando de él.
—¿Estás bien? —Sentí a Liam removerse a mi lado—. Lo siento.
—Sí, es
*León*La semana transcurrió como cualquier otra y no tuve real ganas de pensar en nada. Las cosas han modificado un poco.Sé que estuve mal en hacerme ilusiones con alguien a quien no conozco de nada, pero sí es cierto que me dolió un poco enterarme del pasado de ese alguien. El hecho de que hubiese sido precisamente uno de mis mejores amigos quien estuvo involucrado directa y sentimentalmente con la persona que despertó en mí un sincero interés fue una noticia que… dolió. Sin embargo, no pude frenar el impulso ni el deseo que surgieron desde que conocí a Alex. Creí que tal vez el destino fue quien jugó sus cartas, pensé que ese chico pelirrojo sería ese alguien por el cual siempre esperé. Fui un iluso y más iluso si no puedo quitármelo de la mente.(…)La última clase concluyó. Guardé los apuntes y dem
Memorias.Santiago de Chile, 23 años atrás.En una lujosa e imponente casa-mansión, a las afueras de la ciudad, se encontraba uno de los más grandes empresarios de Italia, Giorgio Frattini. El magnate —por cuestiones de negocios— viajaba constantemente a muchos países, incluyendo Chile. En anteriores viajes, conoció a una jovencita de tan solo veinte años, quien se encargaba, junto a otras, de los quehaceres domésticos de la mansión.Con el paso del tiempo —entre viaje y viaje— aquella muchacha de cabello rubio y rizado, de unos profundos ojos color verde, se transformó en el nuevo pasatiempo del empresario. La belleza e inocencia de la fémina lo cautivó por completo, tal la razón por la cual no se detuvo y luego de varios intentos, terminó por engatusarla con palabrerías bonitas.Lo que comenzó como un roma
Pasado y presente.Santiago de Chile, años después.Cualquier persona, cualquier ser humano que hubiese vivido la maldad en carne propia, se rompe. Algo deja de funcionar como es debido y todo transmuta. Nada será como lo era antes, nada tendrá el mismo sentido.En algún punto, las personas con poder creen tener el control absoluto sobre cualquier cosa, cualquier situación, incluso sobre otro ser humano. La ambición, la riqueza, los dejan ciegos, pero con un instinto avasallador, incitándolos a ansiar más, mucho más. El hambre despierta y es inevitable contenerlo. La sed es descomunal. Asimismo, las emociones y sentimientos son enjaulados, despojados y solo queda... vacío. Vacío que necesita ser llenado con otras cosas, utilizando métodos no convencionales, llegando al punto de no importar si estos son sádicos. El egoísmo gobierna, tomando posesión de
*Nick*Los días transcurrieron y, cuando quise percatarme del tiempo, llevaba un mes saliendo con Liam. Nuestro primer, ¿cumple mes?, posiblemente podría ser una buena definición.Debo de admitir que las cosas han modificado entre los dos, hoy día nuestra relación pasó a otra etapa, otro nivel. No sé cómo describirla. Seguimos siendo buenos amigos, pero también somos pareja, novios. La comunicación se afianzó al punto de saber (o intuir) lo que el otro quiere o desea con tan solo una mirada. Nunca imaginé sentirme así.Esporádicamente, sentía como si fuese un títere a merced de Liam, como si él moviese los hilos a su antojo, como si él tuviese algún poder telepático y hacía que reaccionase a cada palabra que salía de su boca. Es inverosímil si lo analizo hondamente, pero —sin dudas— &e
*Alex*Días atrás tomé la decisión de conocer mejor a León. Es un chico increíble, tímido y de carácter muy gentil. Lamentablemente tuvo una infancia un tanto difícil. Su madre había fallecido cuando era tan solo un niño y su padre, bueno, fue olvidando que tiene un hijo. La relación es inexistente entre ellos, no hay un lazo real que los una. Sin embargo, no sentí pena por León —porque ha demostrado ser un chico fuerte—, sino una ansiedad por protegerlo, por brindarle cariño y... quizás amor. Es pronto para especular cómo se desarrollará lo que fuese que estemos comenzando, pero estoy casi cien por ciento seguro de que será una relación más que bonita.(…)Luego de una ducha relajante, preparé un buen café. Mi padre había mandado varios correos electrónicos, ponié
«Su piel ardía debajo de las yemas de mis dedos, la inocencia reflejada en sus ojos, dando paso a la lujuria; labios deseosos de ser poseídos por un beso apasionado. La habitación se atiborró de respiraciones densas, sonidos jadeantes y gemidos bajos. Atrapé sus belfos entre los míos, comenzando una danza lenta, pero precisa. Pasé las manos por su espalda, dejando tenues caricias y sintiendo la temperatura elevarse, casi sofocante. Perdí la cuenta de las veces que deseé tenerlo entre mis brazos, besarlo, poseerlo, hacerlo mío. Y ahora... estaba sucediendo.—Te deseo —murmuré.Todo se volvió tan canicular; la fina capa de sudor que cubría nuestros cuerpos se fusionó, creando una fricción entre los dos (tan deliciosa).Bajé las manos por su espalda hasta abarcar sus glúteos y apretarlos, quizá
Pesadilla del pasado, parte I—Nick —profirió su compañero—. El entrenamiento es a las cinco de la tarde, no lo olvides.Asintió y bufó por lo bajo. De nuevo habían cambiado el horario sin consultárselo.Él era miembro y capitán del equipo de natación del instituto. Estando en el último año, las responsabilidades aumentaron y, además, debía dejar un buen legado para los chicos de cursos inferiores. La competencia final sería dentro de tres semanas y las horas de entrenamientos duplicaron.A pesar de tenerlo todo, no era el típico muchacho engreído o creído. Si bien era popular, eso no significaba que no fuese responsable con las obligaciones y responsabilidades. Buenas notas y varías medallas de competencias de años anteriores, dibujaban un arduo trayecto por el instituto. Podría decirse que s
Pesadilla del pasado, parte final.La tranquilidad regreso a su vida. Luego de terminar definitivamente la relación con Ámber, se dedicó a tiempo completo en el trabajo como trainers. Sin embargo, a raíz de la separación, optó por independizarse. Su padre lo apoyó. Frederick nunca estuvo de acuerdo —no del todo— con el noviazgo.Sus padres se habían divorciados cuando él aún era crío de trece años. Aun así, la separación fue armoniosa. Su madre quiso que él fuese a vivir con ella a Inglaterra, pero él prefirió quedarse. A pesar de las consecuencias que arraigaba la decisión, no se arrepintió. Desde pequeño siempre percibió ese aire soñador en su madre, como si algo le faltase en su vida, por más que lo tenía todo. Nunca le faltó el cariño incondicional, ella siempre estuv