Mike sonrió cínicamente al escuchar que Leo había descubierto sus intenciones, así que decidió ir directo al grano. —¡Touché! Sí me encontré con Luis… —Entonces mis sospechas eran ciertas —interrumpió el pelirrojo, suspirando con tristeza—. Supongo que Luis te mencionó que si no me convences, puedo enfrentar líos legales con Master Games. Su amigo parpadeó asombrado, ya que no esperaba que Leonard estuviera enterado de las mañas de esa empresa. —¿Cómo es que tú…? —Lo sé. No soy tonto. Antes de firmar leí detenidamente el contrato y vi esas cláusulas. —¿Y por qué firmaste si sabías que sería perjudicial? —cuestionó Mike sorprendido. Ante esto, Leo suspiró de nuevo y respondió con resignación. —Porque quería escapar. Detestaba mi vida en ese momento. Ahora igual, pero ya no quiero seguir con esta rutina… Mike entendió a qué se refería su amigo, sin embargo, no estaba dispuesto a que fuera una víctima más de Master Games. —Sé que es duro, pero si aceptas… —Ya lo pensé, no piens
Leo se estremeció ante este cuestionamiento. Desde el día en que Mike le envió la fotografía de su hija recién nacida, no hubo un momento en que no dejara de lamentarse por haberle heredado sus genes malditos. Al ver que su amigo estaba consternado, Mike volvió a hablar. —Amigo, ¿qué sucede? ¿Acaso no te gustaría conocer a Maggie? Este señalamiento hizo que Leo volviera en sí y respondiera un tanto aturdido. —Realmente tengo miedo. No estoy seguro de que sea lo correcto. —¿Qué dices? Maggie es tu hija, tiene derecho de conocerte —cuestionó Mike exaltado. —No estoy seguro de qué pasará cuando la vea por primera vez —continuó hablando con ansiedad—. Incluso he evitado pensar en ella, porque no sé si tendré el valor de entrar a su vida. Es tan pequeña y frágil, que temo que salga lastimada si aparezco de repente. —¡Por favor, amigo! Ella es tu hija, tienes todo el derecho de conocerla y de estar a su lado, no tendrías motivo para lastimarla si estás a su lado. Además, si continúas
Mike se entusiasmó al escuchar que su amigo finalmente quería conocer a la bebé, que exclamó. —¿De verdad? Eso… eso es fantástico. ¿Cuándo te gustaría conocerla? —Bueno, no sé, aún no me siento listo… —¿Qué te parece mañana mismo? —¿Mañana? —Sí, Claire y yo iremos al registro civil mañana para finiquitar nuestro matrimonio. Así que será una excelente oportunidad para que te acerques… —¡Wow! Espera… Espera, ¿no crees que será demasiado invasivo si llego de repente? Claire estará… —Confía en mí, yo me encargo de que el encuentro entre ustedes sea casual —replicó Mike. Leonard estaba sorprendido porque su amigo se tomaba esas atribuciones, así que añadió: —Oye, ¿qué tal si Claire se enfada contigo por hacer esto? —No te preocupes, sólo llega al registro civil como si estuvieras de paso. Te aseguro que Claire no se sentirá intimidada con tu presencia —insistió Mike. Al ver que no podía con los planes de su atolondrado amigo, el pelirrojo suspiró y aceptó de resignación. —Bien
Al escuchar esto, Mike sintió un vuelco en el corazón. Era la primera vez que Claire manifestaba ese tipo de sentimientos hacia él, que en el fondo deseó regresar al registro civil para anular el divorcio, pero se contuvo y esperó a que ella terminara de hablar. En tanto, Claire se sentía tan triste por perder a un compañero de aventuras, que siguió desahogando su decepción. —Sé que lo nuestro fue falso, pero, sin querer, me acostumbré a tus atenciones y que siempre estuvieras a mi lado durante el embarazo y ahora con Maggie. Ahora que todo terminó, siento que no podré lidiar todo esto sola. —En ese punto se dio cuenta de que el aprecio hacia Mike era más que agradecimiento, así que se secó las lágrimas y aclaró—. Lo siento, creo que estoy bastante sensible con lo de la bebé, así que no me hagas caso. Esto último sacudió al muchacho y lo hizo darse cuenta de que Claire jamás sentiría por él algo más romántico, así que ocultó sus sentimientos y contestó con serenidad. —Tranquila, en
Cuando al fin lograron que Maggie se calmara, Claire recordó que Leo estaba frente a ellos e inmediatamente se dirigió a él. —Siento que hayas tenido que ver esto —comenzó a disculparse—. Regularmente Maggie es tranquila. —¿Por qué te disculpas? Creo que es normal que los bebés lloren, de seguro se asustó con mi apariencia —bromeó Leo. Aunque esta respuesta parecía convincente, Claire sentía la necesidad de aclarar las cosas con Leo. —¡Qué dices! Ella no hace eso, de verdad, espero que no te hayas sentido incómodo. Mike notó que Claire actuaba muy extraño, ya que no habían hecho nada más que calmar a la bebé, pero luego cayó en la cuenta de que la actitud de ambos había sido la de una pareja velando por su hija. «Tengo que intervenir, para que Leo no piense que sigo interesado en Claire», pensó e inmediatamente añadió. —Bueno, como verás, ya me había acostumbrado a cuidar de Maggie, que es instintivo ir corriendo con ella cada vez que llora. ¿No crees? —¡Exacto! Los bebés tien
El comentario de Claire causó gracia en el grupo, en especial Luis, que siguió observando detenidamente el inocente rostro de la pequeña. —A pesar de que los genes del papá sobresalen —dijo en referencia al cabello rojizo—, reconozco que tiene la belleza de la mamá, ¿no lo creen? La forma en que su mánager se refería a su hija irritó más a Leo, que se interpuso para impedir que este siguiera observando a Maggie. —¡Basta! Pareces un pervertido mirando así a mi hija y coqueteando de esa manera con… —en ese momento miró a Claire, pero se contuvo. —¡Es cierto! —intervino Mike en modo papá celoso—. Tu presencia asusta a la bebé. El mánager hizo una mueca de gracia al escuchar cómo ambos hombres protegían a la bebé, así que se levantó y dijo burlonamente. —¡Oh! Mil disculpas, creo que Maggie tendrá unos papás bastante celosos. Claire también se sentía divertida con la escena, que siguió con el juego. —¡Ah! Será difícil para Maggie conseguir amigos, teniendo a un tío y a un papá bast
Cuando el señor Hong hizo mención de una condición para continuar en Master Games, Leo sintió escalofríos y dirigió una mirada confundida hacia su mánager, que también estaba sorprendido con lo que acababa de escuchar. —¿Cuál sería la condición para que Leonard extienda su contrato? —preguntó Luis, nervioso por lo que el CEO estaba a punto de decirles. —No será muy difícil —comenzó a decir con una sonrisa maliciosa—. Es sólo que sigas haciendo lo mismo, sólo necesito que ayudes a impulsar a alguien. Eso es todo. La ambigüedad con la que hablaba ese hombre puso en guardia a Leo y sospechó que esa condición podría perjudicar su vida si aceptaba. —¿Qué pasa si me niego? —preguntó repentinamente. Todos en la sala dirigieron unas miradas de severidad hacia el delgado muchacho, lo que le causó escalofríos a Leo y le hizo recordar sus años escolares, cuando sus compañeros de clase le lanzaban gestos de burla cuando se encontraba al frente del grupo. En tanto, la pregunta no agradó a H
Cuando James Hong señaló al pelirrojo, la sonrisa de Rose se congeló y por un momento se quedó sin palabras. Lo primero que atrajo su atención fueron las facciones juveniles, para después enfocarse en la expresión dolida que este proyectaba en su mirada. La suma de estas características, hicieron que su corazón temblara por primera vez y en su mente viniera una idea peligrosa: convertirlo en su amante. En tanto, Leo se mantuvo inmutable ante la presencia de la estridente joven, anticipándose a un posible desprecio, sin embargo, esto último no le importaba, ya que la relación era contractual. Como Rose no decía nada, el señor Hong rompió el silencio. —¿Qué pasa, querida? ¿Acaso no te gusta Leonard como novio falso? —Papi, ¿de verdad él va a ser mi novio falso? —preguntó ella con una radiante sonrisa. Al dueño de Master Games le sorprendió un poco la expresión entusiasta de Rose, pero lo dejó pasar y continuó: —Sí, justo en este momento estábamos firmando un acuerdo para ampliar s