PaulaCuando supe la verdad sobre el hombre de aquella noche me quedé en blanco, más al saber que es uno de los CEO Barracuda. Si sabía que eran gemelos por las noticias que se filtran sobre su familia, más no tenía claro sus rostros en mi mente. Pero el colmo es que hasta esta altura mi gran amiga Alana, jamás me contó quien era su famoso prometido, solo me decía su nombre y cuan trabajador e inteligente era. Incluso una vez me dijo que mi hijo y su novio tenían los ojos iguales, pero no le di importancia, cuando en realidad debí pensar en que es un color de ojos único.En fin, ahora entiendo que hice mal, sobre todo porque lo único que recordaba claramente de esa noche eran exactamente sus ojos y algo de su voz. La cual ahora reconozco sin equivocación cuando Lucas me habla y no voy a negar que sigue provocando una inquietud en mí. Hasta ahora nadie ha logrado despertar esa cosquilla, esos nervios que él hace surgir cuando lo tengo cerca.Luego de que me beso ese día, me mantengo lej
PaulaLa verdad es que no deseo ni pensar sobre eso otra vez, aunque quiera hacerme la fuerte, ha dejado una marca profunda en mí. Un miedo que a veces logra paralizarme aún me afecta en las noches cuando tengo pesadillas con esos días. Trato de sacudir mis pensamientos cuando la puerta del elevador se abre y escucho gritos desde el apartamento.—¡¿Quién es este mocoso?! ¡Matilde dime que hace aquí este niño horrible!Escucho a mi hijo llorar y decir que lo suelte, lanzo lo que llevo en mis brazos y corro hacia allí. Al entrar veo a una mujer agarrar a mi hijo por su brazo y sacudirlo con fuerza, sin lugar a duda lo perdí. Avance, no veía nada, solo sostuve esa mano, bien duro. Haciéndola quejarse y de paso, la empuje, sacándola del camino. Vi que cayó sobre el otro sofá y tomé a mi hijo que se protegió en mi pecho mientras continuaba llorando.—¿Estás bien Lucían?—Mami… me duele.Miro su brazo y está rojo, está loca, le ha hecho daño.—¡¿Quién eres tú?! ¡¿Cómo te atreves a tratarme d
PaulaJusto en eso suena el timbre y mi madre grita que está bañando al niño, así que me toca ir a atender la puerta. Al abrir, un cuerpo se me lanzó encima, haciendo que casi pierda por completo el equilibrio al punto de caernos al piso.—¡Paula!—¡Alana, por Dios! Casi me matas mujer.—Lo siento, te extrañé mucho, mal amiga.Me reí y la hice soltarme, para cerrar la puerta e ir a sentarnos.—Perdona, Alana, no debí haber manejado las cosas de esa manera. Pero si te soy sincera, me asuste, no quería hacerte infeliz.—Estás hablando de que Lucas es el padre de Lucían.—Ya te lo contó Zack, supongo.—Sí, pero si te digo la verdad, no me extraño. De hecho, siempre tuve una leve sospecha, pero no tenía forma de probarla.—¿Cómo?Vi que se mordió los labios y esquivo mi mirada, que es lo que me está escondiendo está loca.—Paula, soy la peor amiga de la historia. Yo… por mi culpa, por mi estúpido plan, tú quedaste envuelta en este enorme problema. Aunque luego de conocer a Lucían, no puedo
LucasNunca pensé que me iba a sentir tan posesivo sobre otras personas, hoy lo estoy descubriendo. Cuando Matilde me llamo para contarme qué paso, pensé que me volvería loco. Y lo peor, ya hace horas de eso, por estar en la reunión con Zack no pude hablar. Así que llamo a Paula, pero me da ocupado, por lo que sigo insistiendo mientras me paseo de un lado a otro en el parqueo. Mi hermano está sentado dentro del auto mirándome, sabe que puedo explotar.De repente Paula me contesta y aunque trato de bromear para suavizar el ambiente, está bien molesta. Trato de disculparme por la situación y de saber de nuestro hijo, pero la voz de este nos interrumpe. El pecho me duele cuando lo oigo decir que me extraña, yo lo necesito más y me alegra que su madre me deja hablarle. Aunque creo que esa conversación fue peor, su vocecita me decía que está dolido y asustado, por muy inteligente que sea, sigue siendo un niño pequeño.Me describe como Vivian lo zarandeó y le grito, dejándole su brazo marcad
PaulaEstamos ahora en el camino, voy manejando en lo que Lucían duerme en los brazos de mi madre. Llevamos cuatro horas de camino, nuestro objetivo es el pueblo donde mi madre nació, está a dos días de la capital. Aún no entiendo este pedido que me ha hecho, pero por ahora solo escucharé, ya que el terror que vi en sus ojos fue algo nuevo.Todo ocurrió cuando llego el equipaje de parte de Lucas y ella me preguntó si el apellido de este era realmente Barracuda. Al afirmar su rostro perdió color y cayó sentada en el sofá como una piedra. Rápido le hablé, pero no me respondía, así que busqué agua y me senté a su lado.—Mamá, por favor, háblame. ¿Qué sucede? ¿Por qué estás así?La veo que toma el vaso y bebe, para luego mirarme fijamente.—Hija, es la segunda vez que te voy a imponer mi deseo, por favor, escúchame nuevamente. Te pido que te vayas conmigo a Malvita.Mis ojos se abren de par en par—. Sé que suena algo loco, pero es lo mejor que podemos hacer para estar a salvo. No me pregun
LucasAl fin he abandonado esa casa donde he tenido que ser el hijo perfecto, el futuro heredero con el gran peso en los hombros. Ese que no podía decir que no a ningún pedido de su madre y, si se atrevía a negarse, recibía a cambio el calor del puño de su padre. Ese que muchas noches se durmió llorando en silencio para que mi hermano no sufriera, pero era imposible, Zack siempre supo por todo lo que pasé.Ahora estamos en el lugar donde siempre nos refugiamos cuando éramos jóvenes. El único que conoce este sitio es nuestro abuelo porque él nos lo dio. Es una cabaña a las afueras de la ciudad, no muy lejos, pero lo justo para relajarnos. Quiero soltar todo el dolor y la angustia que me carcome antes de ir a por mi hijo y su madre. No quiero mirarlos hasta que no me sienta completamente yo.—¿Cómo se siente ser libre?—¡Um! Bien.—No me mientas, te conozco y sé que, aunque pareces tranquilo, te está consumiendo por dentro la tristeza.—A ti no te lo puedo esconder, duele, aunque no quie
LucasMe lanzo profundizando con mi boca en su interior y me muestra resistencia, a la vez que pide más con sus movimientos. Entonces todo queda claro, ahora entiendo que ella no sabe nada de relaciones sexuales. Por lo que me detengo de golpe mientras que veo cómo sus ojos se posan suplicantes sobre mí.—Paula, ¿es tu primera vez?—Sí, lo es.—Bien, ¿estás segura de que quieres que yo la tomé?—Sí, quiero que lo hagas.—¿Sabes qué puede doler?—Lo sé, por eso hazlo de una vez, por favor.—¿No prefieres que vaya lento?—No, si lo haces me voy a arrepentir.Apreté mis labios y la mire nuevamente a los ojos, para volver a descender y provocar su primer orgasmo, quiero que sepa cómo se siente. Cuando los efectos de este se van acabando, le explico lo que acaba de experimentar. Ella afirma y me dice que, aunque es su primera vez, ha visto porno y aprendió algo, aunque sea en teoría. La verdad es que está tan borracha que dudo que realmente sepa algo, más bien creo que alardea. Me da gracia
PaulaLlevamos ya unas semanas aquí y Lucían no deja de preguntarme cuando puede ver a su papá. Respiro, porque realmente no sé cómo explicarle toda esta situación que ni yo misma aún entiendo bien. Sé que no podre sujetarlo por mucho tiempo, ya que si algo tiene este pequeño es un carácter fuerte y decidido. No hace perretas casi nunca, pero pon el cuño, que de alguna forma él lograra lo que quiere si tu explicación no lo convence.Por otro lado, he tratado de que mi madre me diga algo más, pero se niega y la verdad me estoy cansando de todo esto. Estoy entre la espada y la pared, la vida de mi hijo y los derechos de su padre sobre él. Por suerte hoy voy a escapar del tormento, porque llevo al niño conmigo a hacer algunas compras. Cuando estamos en medio de ella me pide ir al baño y aunque quiero entrar con él, me dice que no, que ya es un hombre. Lo cual me causa mucha gracia y lo dejo ser. No sé qué estará haciendo porque se toma su tiempo, cuando sale le pregunto si le dolía la pan