Paula Han pasado varias semanas desde el incidente y Lucas no ha mencionado nada, lo cual no voy a mentir, me causa dos cosas. Una cierta tranquilidad de no tener que decir lo que pasó y a la vez, me siento algo incómoda. No sé cómo explicarlo, pero desde esa noche, algo dentro de mí despertó y no son las cosquillas que sentía desde el principio, es algo más. Un calor abrasador se apodera de mi vientre cuando está cerca y no puedo reconocer que es exactamente. Nunca lo había sentido si soy sincera y tampoco conozco cómo aliviarlo o quizás tenga una idea, pero… Siento vergüenza de hablarlo con alguien y lo único que sí he podido descubrir es que solo él me lo produce. Lo sé, porque, aunque descubrí mi temor a que me toque la piel, con la ropa no tengo ningún problema para que me bese y toque. Yo misma empujo mis caderas hacia él cuando siento ese ardor, es algo natural que hago, lástima que no puedo estar segura de si eso lo alivia, porque Lucas me detiene. Nada más besa mi frente, d
Lucas Esta noche, pretendo sorprenderla, he quedado con una tienda que vende todos los materiales para hacer velas. Sí, la he visto hacerlas y son hermosas, con un delicioso aroma, además. También sé que se ha quedado sin materiales porque el lugar que escogió para trabajar el taller es una habitación en el primer piso. Tiene una ventana que da al jardín y la abre para que circule el aire, lo que no sabe es que de vez en cuando la miro desde ahí y escucho lo que dice. Díganme pervertido, pero adoro ver cómo se encorva sentada y apoya un codo sobre el otro brazo, para así golpearse despacito los labios con su índice. Enfurruña sus labios y es la imagen más hermosa del día, como se concentra en las clases de esa forma. Adoro tanto verla así, que lo he plasmado para siempre entre colores. En fin, quiero que todo esto sea perfecto, ya que es nuestra primera salida como pareja. Y realmente necesito que esto vaya bien, puede que logré acercarme más a ese nudo que tiene en su interior. El
LucasEn nuestra habitación:Llegamos a casa, todo estaba oscuro, así que pasamos sin detenernos hasta nuestra habitación. La sonrisa no se va de mi cara porque sé que se va a sorprender y no me equivoque. Cuando entramos hay velas encendidas y huele delicioso el ambiente. Ella se vira con las manos en el rostro.—¡Oh, por Dios! Has usado mis velas para esto.Asiento y rodeo su cintura para acercarla a mí.—Me encanta el olor, es adictivo, como tú.—¿Qué dije del dulce?Me carcajeo y la hago avanzar hasta la cama, donde acomodo las almohadas en el espaldar para sentarnos. Respiro con fuerza, necesito algo de valor, no porque sea nada del otro mundo lo que diré, no. Si no porque los sentimientos afloran y pequeñas cicatrices duelen otra vez, cuando tengo que hablar de cosas relacionadas con mis padres.—Yo, no tuve una infancia difícil, pero tampoco fue una feliz. Mis padres constantemente exigían de mí y de mi hermano, como Barracuda, altos logros. Con solo siete años ya debía leer y e
Paula Estoy en el patio viendo a mi pequeño jugar en la arena del parque que le ha regalado su papá, me saluda a cada rato y sonrío, me encanta verlo tan libre. Aumenta la felicidad que siento hoy, pienso en que esta salida de novios que he tenido con Lu ha sido una de las cosas más emocionante que he hecho en mi vida, me he perdido de mucho la verdad. Mas, no me arrepiento, tener a mi hijo también es una de las cosas más divinas que he logrado. Aunque no voy a mentir, claro que he reflexionado en cómo hubiese sido sin Lucían unas cuantas veces. Y rio, porque sé que de seguro sería la misma chica aburrida, sosa, que solo se dedicaba a estudiar sin detenerse a ver a un chico, porque sencillamente, se sentía fea. Y es posible que, de no haber existido embarazo, le hubiese escondido a mi madre que tuve mi primera vez, por vergüenza. Sin contar que quizás, nada más que quizás, ese asqueroso nunca hubiese puesto sus manos en mí, ya que no lo hubiese conocido o quizás sí. Es por esa cantid
PaulaCuando cuelga me dice que la consulta será en dos días y eso me hace botar el aire de mis pulmones con fuerza, pero está hecho. Solo asiento con la cabeza y le pido que haga algo conmigo para despejar, no duda en decir que sí. Así que estiro mi brazo para agarrar un libro, que encontré en su biblioteca temprano en la mañana curioseando. Le pido que lo leamos juntos, “El donante”, me parece superinteresante el título y la sinopsis. Al parecer le encanto la idea, porque me arrebato el libro de las manos y acomodándose comenzó a leerlo en alta voz. Su tono de voz me encanta, así que solo pongo mi cabeza en su hombro y me dejo llevar. En algún punto me dormí, porque siento que me mueven la pierna y busco a ver que es.—Cariño, ¿tienes hambre?—Umju, ¿qué hora es?—Las dos de la tarde, ya el niño almorzó y está entretenido con la abuela.—Voy a darme un baño, me siento aún cansada.—Ve y yo traeré el almuerzo aquí, ¿qué te parece una pizza?Sonrío, me encanta la idea por lo que asient
Paula Al siguiente día: Despertamos temprano para ir a ver las escuelas, el niño no está muy convencido, debido a su mala experiencia. Pero entre los tres adultos que lo criamos, lo hemos convencido de que se abra a la posibilidad de conocer primero antes de negarse por completo. Por suerte ha aceptado, no muy convencido aún, pero lo importante es que acepto. Hemos estado un buen tiempo visitando los colegios y al final Lucían escogió uno que tiene clases de arte incluidas. Lo cual no me extraña para nada, es lo que más ama en el mundo y me alegra que se abrace a ello. Por suerte, la maestra es muy dulce, bueno, al menos esa es la primera impresión que nos dio. Lo mejor es que, aunque no es su antigua profesora, han logrado conectar mientras han estado hablando y se han entendido. Eso me calma y me siento en paz, por eso y porque Lucas se ha encargado de hablar con la directora. Le ha explicado las cualidades de nuestro hijo y esta nos ha asegurado que todo irá bien, que aquí hay p
LucasYa con todo el asunto de nuestro hijo y su educación cubierto, pasamos al próximo paso. El cual me pone bastante nervioso, ya que hoy iremos a ver al psicólogo y solo pido que ella pueda relacionarse con este especialista sin problemas. Es que en serio necesita ayuda, su cuerpo está teniendo reacciones que ella no puede entender y yo no puedo ayudarla en eso.De hecho, ayer hablé sobre este punto con Ramón Cruz, el doctor que la vera hoy. Este me confirmo lo que ya temía, que sus ataques provocan sobrecarga en su mente y por supuesto también en su cuerpo. Aunque para mí, había algo más ahí, podía sentirlo. Sus reacciones en nuestros encuentros íntimos me lo decían, los poco que teníamos, no eran normales. Más de una vez vi en sus ojos dudas, nerviosismo y… ¿Confusión? Pienso en nuestra única noche juntos, cuando pensé que estaba fanfarroneando y quizás no me equivoque.Le dije esto también al doctor y según él, puede haber varias causas para su comportamiento. Claramente, la pri
PaulaNo sé qué pasa con Lucas, pero lo siento algo nervioso, quizás es por mí. Lo cual no me extrañaría, ya que estoy igual al no saber cómo será. Por lo que ha dicho es un hombre y lo ha ayudado a él, así que eso me da cierta confianza. Por otra parte, Lu estará afuera todo el tiempo, si me siento incómoda o siento miedo solo tengo que gritar. No espera, puedo defenderme, ¿para que tome clases de defensa si no? En fin, ya veremos lo que pasa cuando esté en el lugar.Al cual llegamos unos quince minutos después y debo reconocer que el ambiente es bastante agradable. Incluso el cuarto del médico tiene como una paz agradable, aunque me ha dejado estar callada por cinco minutos completos mientras anota algo en su libreta. Me concentro en él, es un hombre alto, trigueño y… ¿Apuesto? No me lo espere así, la verdad creí que sería un gordito, calvo y con barba. No es que no me agrade este tipo de persona, pero juro que ese fue el retrato que me hice del doctor Cruz, el cual acaba de mirarme