Al pasar más de un mes en su nueva morada—se sentía un poco solo. A pesar de que sabía que su situación lo ameritaba, le era un poco difícil acostumbrarse una vez Kayden se fue a Francia. Lo peculiar era que tenía experiencia con la soledad, ya que hace años pasó por lo mismo al alejarse de su familia, pero ahora era diferente. Sospechó que se debía al embarazo por el hecho de que sus hormonas tenían un efecto mayor en su humor. El Omega le enviaba las actualizaciones que Jonathan le proporcionaba, y los avances de la búsqueda lo tenían un tanto inquieto. Era un poco abrumador—su padre lo buscaba para comprometerlo con un Alfa del Medio Oriente, del que su hermano quería alejarlo a toda costa y esto solo dejaba en evidencia lo retorcido que era. Por otro lado estaba Brendan, quien no paraba de arrasar todo a su paso con tal de dar con su paradero. Había irrumpido en varios refugios, causando un gran alboroto, pero por suerte pudieron contener la situación—por ahora. Algo le decía
Llegó seguro después de varios minutos a casa, y decidió llamar a Quinn para que le diera más detalles de lo que había sucedido. Al principio el Alfa trató de mantenerlo en secreto por unos días para no alarmarlo y manejar la situación—al ver que su plan original no había funcionado, le advirtió que no saliera de su apartamento hasta nuevo aviso. Se encargarían de lo que necesitara, por lo que no tendría que ir al pueblo por un tiempo. Al parecer fue falta de comunicación, el hecho de que uno de los Alfas no le haya informado que no debía salir de casa. Ese mismo día recibió la noticia de que Brendan había amenazado a Kayden y Alessio, y esto le cayó como un balde de agua fría. Nunca esperó que el Alfa se comportara de tal manera y le irritó bastante. Sus sospechas de que podría saber acerca de su embarazo se volvían cada vez más insistentes con el paso del tiempo, no sabía que otra opción lógica habría para justificar su perseverancia. ¿O tal vez los documentos que se filtraron fue
El humor de Brendan era agrio, luego de darse cuenta que la información proporcionada por Dante era de hace dos meses. Justo como sospechó desde un principio—se lo había ocultado. Solo recordar su burla luego del Alfa reclamarse hacía que su sangre hirviera de enojo. Como si fuera una competencia, interceptó el dato y dejó que diera vueltas en círculos en su búsqueda—solo para decir que lo encontró primero. Los Alfas eran muy competitivos, por lo que entendía su comportamiento hasta cierto punto, pero en este caso—estaba furioso con su impertinencia. Además, algo le decía que lo había hecho para cobrarse el tiempo que Noah duró siendo su secretario, y lejos de él.Dejó su inconformidad de lado, y observó el lugar mientras esperaba a quien parecía ser el dueño, a que terminara de asistir un cliente.La tienda era pequeña y polvorienta, pero ciertamente era la misma que Jun observaba en aquella fotografía que le habían enviado.Tomó una de las revistas en un estante, donde hablaban de
El viaje a Italia transcurrió con tranquilidad. Sus hombres al parecer entendieron su humor y no se interpusieron en su camino para hablar de ninguna otra cosa. Jun tuvo la necesidad de darse un baño, y se cambió a las ropas que habían comprado en el camino. Se durmió en el avión por todo el trayecto, acurrucado en su asiento—el Alfa lo miró de forma peculiar, y recorrió su figura con intensos ojos. Concluyó que la diferencia que veía en el Omega era básicamente su cabello, el cual ahora estaba atado en una cola—dos mechones enmarcaban su rostro y debió admitir que el estilo le iba bien. También parecía haber aumentado un poco de peso, pero todavía se veía tonificado. Alguien aclaró su garganta a su lado, sacándolo de su análisis. "¿Qué pasa?" Gruñó, irritado. "Estaremos aterrizando pronto, señor." Expresó un Beta, nervioso, y ojeó al Omega. Sabía que se había vuelto la curiosidad de los miembros de Cosa Nostra, pero no le gusto cómo lo miraba. Brendan lo avistó con ojos afilados
Brendan entró al estudio y se encontró con los ansiosos ojos de dos Omegas. Los ignoró y se sentó de forma casual en un sofá.La verdad era que no entendía a qué se debía la extraña intervención de su familia.Su abuelo estaba sentado tranquilamente—bebiendo su café, mientras que Donatella se encontraba de pie y vibraba con intranquilidad."Entonces... lo encontraste." Habló Ambrose, rompiendo el silencio. "¿Junne... está bien?""¿Por qué? ¿Piensas que le haría daño?" Contestó en un tono audaz."Brendan." Su padre replicó, enviándole una advertencia. "La pregunta es válida después de todo lo que hiciste para encontrarlo.""Por supuesto." Se mofó el Alfa de forma sarcástica, ante su esperada intervención."El chico está bien. Dejen de discutir," Dijo Salvatore esta vez, indiferentemente—acostumbrado a sus discusiones.Brendan se acomodó elegantemente en su asiento, pero el movimiento lo hizo ver inquieto y llamó la atención de algunos en el lugar.La realidad era que no quería estar al
Jun vio salir al Alfa de la habitación con ansiedad. Su corazón latía fuera de control debido a lo intensa que había sido toda la situación. Colocó su cabeza entre sus manos y suspiró para liberar un poco la tensión. "¿Y ahora? ¿Qué hago?" Se paró de la cama y empezó a caminar en círculos a medida que su mente trabajaba. Sabía que era inútil mentirle al Alfa acerca del embarazo, ya que posteriormente sería muy evidente. Recordó como en medio de su ofuscación en el avión, pudo reaccionar a tiempo y evitó que lo desvistiera completamente. Se maldijo a sí mismo por su debilidad ante el Alfa, puesto que quien inició el contacto fue él y sabía que no sería la última vez si continuaban aumentando la cercanía. Brendan era como un imán, sus feromonas lo atraían como abejas a la miel—era inevitable. El Alfa era consciente de ello, no era coincidencia la gran cantidad que liberaba cuando se encontraba a su lado. Se detuvo de repente y miró a su alrededor. Observó su bolso al considerar alg
Jun despertó la mañana siguiente, sintiéndose sumamente a gusto. La calidez que le dio la bienvenida al abrir los ojos, hizo que emitiera un suave suspiro—sintiéndose encantado.Sin embargo, su humor cambió a uno de alarma una vez notó la mano que cubría su protuberante estómago. No sabía en qué momento habían pasado a la íntima posición, pero se encontraba prácticamente debajo del fornido cuerpo de Brendan, totalmente acurrucado. Lo divisó de reojo y pudo ver que aún dormía.El Alfa lo abrazó con fuerza al sentirlo tratar de alejarse, y Jun sudó nerviosamente. La fuerza de sus brazos era imposible de liberar y se rindió. Optó por mover su mano delicadamente y se detuvo al sentirlo inclinarse."... ¿Qué estás haciendo?" Preguntó el hombre con humor."No quería despertarte." Dijo la primera excusa que llegó a su mente, la cual era parcialmente cierta."¿Dormiste bien?"Frunció levemente el ceño ante la pregunta, aún no entendía por qué se comportaba tan familiar. Era como si los meses
Los días pasaron con una continua tranquilidad, y extrañamente, su humor había mejorado. Al igual que sus malestares, los cuales se habían calmado de forma significativa y eso lo aliviaba a pesar de sus circunstancias."Recuerda que no puedes comer demasiado tiramisú, y si lo haces, asegúrate de que los ingredientes sean pasteurizados." Dijo su amigo en el teléfono, llamando su atención y sacándolo de sus pensamientos. El Omega se había pasado desde que inició la llamada, dándole consejos para una dieta adecuada, luego de Jun confesar sus antojos."Lo sé, solo comí una pequeña porción.""Bien." Kayden estuvo callado por breves momentos. "¿Qué hay del Alfa? ¿Te trata bien? No te ha hecho nada, ¿verdad?"Extrañamente, su amigo nunca volvió a tocar directamente el tema de su posible huida o de los planes que había mencionado, luego de que Brendan lo había encontrado—y se preguntaba por qué. Era como si no quisiera hablarlo por teléfono."No ha pasado nada malo. Solo... no me deja salir d