Preguntó de forma simpática, con una sonrisa. Sin embargo, Lola lo observaba con una expresión neutral y totalmente desconfiada de su parte. Pues hasta donde ella tenía conocimiento, las únicas personas que sabían su nombre eran debido a que ella tenía intención que así fuese. Pero este sujeto en particular, podría asegurar que no lo había visto nunca antes. Ni por la zona, ni tampoco fuera de ella.
Sin ningún reparo por disimular, ella le dio una mirada de arriba abajo, de forma desconfiada.
_¿Quién eres?
Preguntó finalmente, en un tono defensivo.
Él le extendió su mano con intención de estrecharla con la de ella, pero sólo recibió la mirada fría y desconfiada de Lola mientras aguardaba por su respuesta. Finalmente, sólo guardo su mano nuevamente dentro de su bolsillo mientras procedía a aclarar su garganta para contestar.
_Mi nombre es Jim. Un gusto conocerte.
_¿De dónde sacaste mi nombre, Jim?
Preguntó ella, mirando hacia el estante de botellas de la barra, mientras le daba un sorbo a su copa.
_Quizás no lo recuerdes, pero tuvimos una cita alguna vez hace un tiempo.
Ella se giró hacia él con desdén y su semblante en una línea recta.
_Mientes.
Respondió sin siquiera dudarlo. Esta rápida respuesta sacó un poco de eje al masculino, que se mantuvo perplejo por unos segundos ante la seguridad de sus palabras.
_ ¿Cómo estás tan segura de ello?
_ Porque de ser así, lo recordaría. Soy muy cuidadosa con la gente que salgo. -Soltó, tomando de lleno el contenido de su trago para luego volver a dirigirse a él. -Además, tu traje de alquiler cuesta veinte dólares. Los trajes de los hombres con los que yo salgo, valen más de mil.
El hombre se miró a sí mismo, observando si realmente había alguna falla en su vestimenta que lo delatara, aunque a simple vista no parecía encontrar nada.
_¿Cómo es que logras saber el valor de mi traje? -Preguntó finalmente, sin poder esconder su sorpresa.
_Tendrás que comprarme otro trago para que pueda responder a eso. -Comentó ella de forma cínica, aún sin expresión alguna.
El hombre dudó, pero finalmente sacó unos billetes de su cartera y pidió otros dos tragos en la barra. Lola apenas le dedicó media sonrisa ante este acto de fe.
_Los botones. -Respondió finalmente, mientras él la miraba con el ceño fruncido, sin entender. Ella levantó una de sus manos y señaló su traje, logrando que se mire a sí mismo. -Se sabe que un traje es imitación cuando sus botones son de plástico en vez de ser hechos en metal.
Él levantó sus cejas, mirándola completamente sorprendido ante su capacidad.
_Eres bastante observadora por lo que veo.
Ella soltó un suspiro, bajando de su asiento mientras colgaba su bolso en su hombro.
_Lo sé, me lo dicen seguido.-Soltó de forma ególatra.- Ahora, si no te importa, tengo cosas más interesantes para hacer esta noche.
_Espera, no te vayas.- Pidió él, intentando detenerla mientras caminaba fuera del lugar.- Quiero hablar contigo sobre una propuesta.
Sin siquiera girar a verle, ella le respondió sin detener su paso.
_Sea cual sea, estoy segura de que no me interesa en absoluto.
_¿Y si te digo que tengo información sobre tu hermana?
Lola detuvo su paso en seco. ¿Acaso había escuchado correctamente?
Se dio la vuelta, observando a aquel desconocido frente a ella. Rápidamente caminó hacia él con rapidez hasta quedar frente a frente.
_ ¿Qué sabes sobre ella?
El masculino señaló nuevamente unos asientos en una parte del bar, invitándola a sentarse.
_Escucha, mantén la calma. Sólo toma asiento y hablemos.
Ella, en su desesperación al oír a alguien hablar sobre su hermana estuvo a punto de aceptar, de no ser porque visualizó como detrás de aquél hombre se encontraba el joven al que le había robado su billetera tan sólo unos minutos atrás. Parecía estar buscando entre la multitud a alguien, y algo dentro suyo le decía que se trataba de ella misma. Finalmente, volvió su mirada hacia el hombre mientras soltaba el aire contenido en su nariz en un resoignado resoplido.
_De acuerdo, tú ganas. Hablaremos. Pero no aquí.
_¿En dónde, entonces?
Ella inclinó su cabeza en dirección a la puerta de salida.
_Sólo sígueme.
Aquél misterioso hombre parecía lo suficientemente predispuesto, por lo que sin queja alguna ambos salieron del bar hacia las frías calles de Dakota. Sin perder tiempo Lola extendió su mano hacia la calle, deteniendo un taxista que justo pasaba por allí. Se metió dentro del vehículo lo más rápido que pudo, intentando que no la viera nadie en su intento por huir de allí ilesa. El hombre que la acompañaba subió a su lado en silencio. Ella indicó la dirección y el auto finalmente arrancó a destino.
Lola no parecía dispuesta a socializar demasiado. Se mantuvo todo el viaje mirando hacia la ventana en un completo silencio. Se notaba algo nerviosa por los reiterados movimientos de sus manos, pero en cuánto se notaba demasiado inquieta ella misma se aseguraba de respirar hondo e intentar calmarse.
Finalmente llegaron a las calles del barrio en el cual estaba la casa de Lola. Él fue quien pagó por el taxi, mientras ella bajaba despreocupadamente, dirigiéndose a abrir la puerta. Cuando él se encontraba a su lado, la curiosidad terminó por ganarle, rompiendo con el silencio que les rodeaba.
_¿Dónde estamos?
_En mi hogar. -Respondió ella, entrando en el lugar.
Él la siguió detrás, dándole una vista al lugar.
_Se ve bastante acogedor.
_ ¿Quieres algo de beber? -Preguntó ella de forma arisca, dirigiéndose a la cocina e ignorando completamente el cumplido que le había hecho.
El hombre se mantuvo dubitativo por un momento, para luego responder.
_Sólo un vaso de agua, gracias.
Luego de responder, tomó asiento en el gran sofá de la sala. Momentos más tarde, Lola aparece frente a él con dos vasos de agua que deja sobre la mesa ratona frente al sofá. A pesar de que aún ella no toma asiento, él se dispone a recoger el vaso de agua con su mano con una sonrisa ante la hospitalidad.
Pensamiento que, rápidamente se esfuma de su cabeza en cuánto siente el sonido metálico del seguro de una pistola siendo quitado. Lenta y cuidadosamente levanta su vista haciendo el menor movimiento posible. Allí le espera la mirada de ella, desde arriba. De pie, sostiene frente a él una pistola casi en su frente con una expresión completamente vacía.
_¿Quién eres y qué es lo que sabes sobre ella?
Preguntó en un tono demandante ante el masculino, al que notó como rápidamente comenzaba a ponerse nervioso al respecto.
Éste tragó en seco mientras levantaba ambas de sus manos, dejándolas a la vista de ella. _Escucha Lola, no hace falta que hagas esto. Realmente no intento hacerte daño. Aseguró él. Sin embargo, Lola no creía palabra alguna. Apenas si confiaba en ella misma, como para fiarse ante un desconocido que no sólo sabía su nombre, sino también el de su hermana menor. _ ¿Cómo es que sabes mi nombre? - Preguntó ella, aun apuntándole fríamente. - ¿De dónde es que conoces a Miel? _ Sólo baja el arma y prometo que te explicaré.-Pidió de forma calmada, levantando uno de sus brazos con cuidado. - No hace falta que te pongas de esta manera. Alguien puede salir lastimado aquí. Ella lo miró de arriba abajo, tensando su mandíbula con enojo. _ ¿Para qué? ¿Acaso quieres que baje el arma para poder llamar a tus amigos y así puedan rescatarte? Él la miró en silencio,pensativo, mientras fruncía su ceño con confusión. Ella señaló de forma tosca, con la punta de la pistola, el bolsillo derecho de su pa
Oliver despertó otro día más en su departamento, dispuesto a dirigirse a su trabajo. Era en definitiva uno de los más aclamados agentes del lugar, por lo que no dudaron en llamarlo a una reunión de emergencia cuando parecieron haber encontrado pistas sobre un caso que habían estado investigando durante los últimos meses. Sonaba lo suficientemente convincente para que decidiera aparecerse a pesar de ser ese su día libre. Se vistió con rapidez y salió en su auto hacia su trabajo. Llegó luego de un largo y congestionado tramo, siendo recibido por su asistente que le seguí a el paso a su lado. _Te esperan en la sala de conferencias. -Le comentó, acercándole un vaso de café. Él lo tomó entre sus manos mientras ambos entraban en el ascensor. _ ¿No tienes noticia de sobre qué se trata la reunión? Ella negó rápidamente con su cabeza. _No, se han mantenido bastantes reservados al respecto. Oliver asintió en silencio, pensativo. Le dio otro sorbo largo a su vaso de café antes de volv
Y no podía evitar pensar en que podía ser posible que recupere a su hermana y, no conforme aún con eso, también se vería beneficiada de una gran cantidad de dinero, muchísimo mayor incluso a lo que estaba acostumbrada a conseguir. Asintiendo con su cabeza, estrechó la mano de Charles con una tímida sonrisa. Éste se la devolvió casi al instante, notablemente animado de ver que había aceptado su propuesta. _¿Esto es en serio? Comentó de fondo Oliver, aún perplejo. Charles giró su mirada hacia él, frunciendo su ceño. _Sigo sin comprender qué es lo que tanto te molesta sobre esto, Evans. _Me resulta absurdo. Si vamos al caso, estoy seguro de que cualquier mujer puede hacer lo que ella hace. Charles movió su cabeza hacia un lado mientras le escuchaba. _¿No crees que quizás la estés subestimando un poco? Lola tocó delicadamente el brazo de Charles captando su atención y pidiéndole sutilmente que se detenga. Luego, de manera delicada se puso de pie lentamente. _Tranquilo, no hac
Finalmente, luego de ingresar por aquella puerta dieron con un largo pasillo un tanto más oscuro que el resto del edificio. Al final de éste, se encontraba lo que parecía ser un amplio salón con diferentes elementos de entrenamiento físico. Incluso, para el momento en el cuál ellos habían entrado dentro se encontraban dos personas entrenando dentro de un ring de pelea, mientras una tercera persona se encontraba desde afuera dándoles diferentes indicaciones. Al caminar ambos dentro, captaron rápidamente la atención de los presentes, quienes saludaron alegremente a Oliver, que les devolvió el saludo con una sonrisa mientras sacudía su mano de un lado a otro. La mujer que se encontraba dando indicaciones por fuera del ring se acercó a ambos con una simpática sonrisa, dispuesta a saludarles. _Este es el salón de equipo de ataque. -Indicó Oliver. -Aquí vendrás a entrenar al menos tres días a la semana, hasta que notemos que estás físicamente acorde a lo que se requiere para la misión
_Eres bastante extraña a veces. Respondió él, siguiéndola. _Estás confundido, yo no soy quien metió un puñetazo al aire como respuesta ante un chiste. Le reprochó rápidamente Lola, caminando despreocupada delante de él. Oliver notó que, a pesar de que pudiera estar o no de acuerdo con el plan de su jefe en incluirla a la misión próxima, ella definitivamente tenía algo particular que no concebía en otra mujer. Suponía por el momento que se trataba de la voraz manera en la que no tenía miedo a responder a las cosas, incluso si eso atraía controversia. Algo dentro suyo no dejaba de pensar que, entre el carácter de ambos, sólo podrían ocurrir dos cosas: podrían volverse una dupla realmente explosiva o, al contrario, encender todo en llamas ante el mal hábito de ambos en querer tener la última palabra siempre. Volviendo en si, intentó alcanzar el paso de su nueva compañera que ya había conseguido pasarle por varios metros delante. Caminando a su lado, chasqueó su lengua captando la
El camino de ida fue silencioso, pues lejos de comenzar una conversación con el chofer, Lola se encontraba demasiado ocupada con su vista sobre los inmensos-y desde su perspectiva, infinitos- edificios que se erguían a lolargo de su camino. No pasaron más de unos veinte minutos cuando finalmente el auto estacionó frente a un gran hotel de aspecto increíblemente lujoso. El chofer se encargó de abrir la puerta de ella de forma caballerosa para que pudiera bajarse, y luego de un cordial saludo de despedida, se quedó unos momentos de pie contemplando la imponente edificación a su frente. El hotel en cuestión, tenía escrito “Hillton” en unas grandes letras luminosas, que acompañaban la entrada de puertas de cristal. Una alfombra desde la calle te daba la bienvenida hasta la entrada, en donde la recepcionista aguardaba con una gran sonrisa a que pidieras por tu habitación. Lola, aún sorprendida ante el llamativo hotel, dio unos pequeños y tímidos pasos hacia adelante hasta quedar baj
El camino de ida fue silencioso, pues lejos de comenzar una conversación con el chofer, Lola se encontraba demasiado ocupada con su vista sobre los inmensos-y desde su perspectiva, infinitos- edificios que se erguían a lolargo de su camino. No pasaron más de unos veinte minutos cuando finalmente el auto estacionó frente a un gran hotel de aspecto increíblemente lujoso. El chofer se encargó de abrir la puerta de ella de forma caballerosa para que pudiera bajarse, y luego de un cordial saludo de despedida, se quedó unos momentos de pie contemplando la imponente edificación a su frente. El hotel en cuestión, tenía escrito “Hillton” en unas grandes letras luminosas, que acompañaban la entrada de puertas de cristal. Una alfombra desde la calle te daba la bienvenida hasta la entrada, en donde la recepcionista aguardaba con una gran sonrisa a que pidieras por tu habitación. Lola, aún sorprendida ante el llamativo hotel, dio unos pequeños y tímidos pasos hacia adelante hasta quedar
La mañana había arribado, igual que todas las anteriores en su semana. Sin embargo, él sabía que esa era una mañana particularmente diferente, ahora que debía lidiar con su nueva pupila aguardándole en el hotel. Por lo que, sonando su alarma a primera hora, dio un salto sobre su cama y comenzó a preparar su café. Mientras se preparaba la infusión en su máquina cafetera, se dirigió al baño en dónde se dio una ducha rápida y luego lavó sus dientes. Ya preparado, salió hacia la cocina en dónde su mascota salió a saludarle. Dándole una pequeña palmada en el lomo, tomó una taza de su alacena y se sirvió aquél café negro recién hecho mientras miraba indistintamente un punto en su cocina. Sin embargo, se vio distraído rápidamente por una foto en su pared, de él y