Me percaté de que no era libre como quería, si no era Eitor encima de mí, eran Gaviota, Buzo, Ramsés, o mi tío, incluso Olivia y Valentín. En otra época no me molestaba dar explicaciones a Gaviota o a Buzo, pero entonces era una locura, no podía contarles, nada.
Estuvieron toda la mañana discutiendo la noticia sobre una denuncia por abuso sexual contra Valerio McNamara. Su carrera estaba acabada decían algunos noticieros, nadie sospechaba siquiera en la casa Van de Venter que yo era la víctima que lo había denunciado.
Decían que una joven mujer de 24 años lo denunció. No daban detalles y como predijo Gael, en su escudería estaban hechos un lio con la prensa, los presionaban para declarar si lo respaldaban.
—Tú preguntaste si era malos —me señalo Valentín—. Ten una idea.
—¿Vas a salir? &md
Salimos de la ciudad, íbamos hacia la playa. Sonreí internamente.—¿A dónde vamos?—Tengo una pequeña casa en la playa.—¿Pequeña? Me encanta la playa.Sonrió.—Lo sé.Llegamos a una casa imponente con una playa al frente, la casa estaba asegurada por hombres de Gael. Era un sitio enorme. Frente a la entrada de la casa había una piscina gigante, hermosa rodeada de césped muy verde con unas flores alrededor de muchos colores y en la entrada de la casa había muebles grandes muy finos. Entramos a la sala y Gael me veía mientras le echaba una mirada curiosa a la casa. Parecía un hotel.—¿Este es un hotel? Me engañas de nuevo.Sonrió sin hablar. Me tomó de la mano y me subió por las escaleras. Lo seguí expectante, abrió una puerta y vi la habitación m&
Desperté aún con sueño. Jelena estaba metida en su teléfono a mi lado. Se veía hermosa, vulnerable y fuerte a la vez.—¿Qué hora es? —pregunté.—Las cuatro de la tarde, dormilón —besó mi frente y mis labios, se detuvo allí más tiempo.—Dios, debemos irnos.—No, acabo de decir en mi casa que me quede en un hotel fuera de la ciudad porque quería pensar sola.—Me asusta lo que se te da mentir. No Jena, bebe, estoy cansando, tengo muchas cosas que hacer, me ha encantado estar contigo pero tengo cosas de las que ocuparme. No puedo desaparecer.Su rostro reflejó decepción, me miró con seriedad.
Desperté y recordé enseguida donde estaba, ya era de noche, Gael caminaba de un lado a otro de la habitación hablando por teléfono, al verme sonrió y salió al balcón, cerró la puerta que era transparente, comenzó a fumar, no lo había visto fumar más, no había percibido más su olor a cigarro, pero ahí estaba fumando, descalzo, sin camisa, con un pantalón deportivo blanco, el tatuaje de un tigre en su costado derecho y una serpiente debajo de su cuello en la parte posterior me parecieron lindos entonces, los había ignorado porque odiaba los tatuajes, pero Gael se veía muy sexy.Hablaba sobre un conflicto de entregas y de un pago atrasado de un cliente. No oí más cuando salió. Miré mi teléfono y tenía llamadas perdidas de Eitor, le marqué enseguida.—¿Dónde estás? —pre
Iba abrazada a él en el auto. Lo oía suspirar mientras jugaba con mis manos, beso mi cabello y cerré los ojos. Lo amaba. Nunca había acabado a nadie de esa forma, de ninguna manera lo sabía entonces que lo amaba a él. Me parecía injusto que fuera precisamente el enemigo de mi familia. Que las cosas se dieran así.—No tienes que hacer maleta, puede comparte lo que sea donde sea—dijo besando mi cabello.—Me quieres consentir mucho.—Sí bebé.—¿Cobraras las deuda de mi familia?Me soltó y tomo mi rostro entre sus manos. Me miró a los ojos. Beso mis labios.—Ya te dije lo que iba a hacer.—Quiero que no seamos enemigos. Que Eitor y yo no tengamos que casarnos.—¿Vas a seguir? Basta con eso Jelena.Llore y me eché sobre su hombro él me consolo abrazándome.
Regresé a la mansión de la familia de Jelena, la gente de Gael me entregó la llave de un apartamento superior al que tenía con todo a mi nombre, pero sentía que no podía perder de vista a Jelena. Los empleados metieron mis maletas al advertir movimiento alzo la vista, leía una revista sobre un sofá, sonrió y la dejó, se levantó y caminó hacia mí, con confianza pero no con la intimidad de antes.—Volviste—dijo y me abrazó, me dejó un beso en la mejilla. Le besé los labios de forma superficial y me rechazó disimulando.—¿Cómo estuviste sin mí?—Bien, ya tengo el vestido de novia.—¡Oh! Esa noticia me gusta, ya tengo traje y los papeles listos.Aplaudió y me sonrió.—Está hecho entonces.Asentí. La besé en la frente. En mi m
El día de la boda.Buzo y Gaviota me veían inexpresivos en la puerta de la habitación. El personal contratado por Olivia me maquillaba y ella revisaba que todo estuviera perfecto con la ropa y la recepción, le exigí que fuera algo pequeño pero se negó, decía que todo el país debía saber del enlace.—¿Qué les pasa a ustedes dos?—pregunté.—¿Tú tío te va a llevar al altar? ¿O Ramsés? ¿O Valentín?—preguntó Gaviota.—No lo había pensado, pero obviamente serás tú Gaviota, eres como mi hermano mayor, el que siempre me ha cuidado a mí a Buzo, Tú.Rio asintiendo.—Voy a ponerme traje entonces—dijo contento y salió de la habitación.—Estaba preocupado de que no se lo pidieras—dijo Buzo.&mda
Estaba hermosa. Preciosa, y era mía. Yo no me lamentaba llorando sobre que debía ser yo quien se casara con ella, me pertenecía en cuerpo y alma, sabía que no podíamos estar juntos, no sufría por eso, su bien mayor era mi prioridad y el de esa criatura si es que existe. Como pronostiqué, ella estaba también más familiarizada con la idea de hacer una familia con Eitor y desistir de la locura de quedarse a mi lado.Eitor también lo entendió. Sobre todo porque la dejaría a su lado, él la amaba, logró derribar todas sus barreras, como derribó las mías.—Señor, el helicóptero está listo.—Vamos.Lola se subió a mi lado y examinó mi rostro con diversión.—¿Qué es gracioso?—pregunté.—Lo harás ¿No? Te quedarás con la mercanc&i
Jelena estaba rara, nerviosa, suponía que por Gael. Una relación que me vi obligado a aceptar por dos cosas: él la dejaría ir, no quería meterla en su mundo y una relación entre los dos sería imposible y también porque ella lo amaba, no a mí, pudo amarme pero el destino fue más fuerte y ella terminó enamorada de él, supuse que era inevitable.No me sentía cómodo, era el maldito indeseable de las Van de Venter, primero Olivia y después Jelena, pero me importaba el bien de Jelena, por eso supe que la amaba, quería que no llorara por Gael, aunque me dolía verla amándolo, la consolaba. Pensé en ella incluso cuando me dieron la noticia sobre Valerio. Gael estaría destrozado, pensé. Debía decírselo a Jelena, a todos.—Familia—dije mientras levantaban la mesa donde desayunamos todos juntos, incluso Nathani