La tensión en el aire era palpable mientras Damon y Benjamín me ayudaban a salir de la oficina. Cada paso que daba aumentaba el dolor, y el miedo se mezclaba con la adrenalina en mis venas. Sentía que el tiempo se movía a cámara lenta, y cada segundo se volvía eterno. —Vamos, Luzma, respira —me decía Damon, su voz llena de preocupación, pero intentando mantener la calma para no asustarme más. —Todo estará bien, hermana —añadió Benjamín, aunque su voz también reflejaba la ansiedad que sentía. Cuando finalmente llegamos al auto, Damon se apresuró a abrir la puerta y ayudarme a entrar. Benjamín tomó el volante, conduciendo a toda velocidad hacia el hospital. Podía sentir el pánico en cada curva que tomábamos, en cada aceleración que hacía que el coche rugiera con fuerza. —Resiste, amor, ya casi llegamos —me susurró Damon, sosteniendo mi mano con fuerza, su mirada fija en mí, intentando darme fuerzas. —No te preocupes por nada, Luzma. El bebé y tú estarán bien —dijo Benjamín, si
La paz y el amor llenaron la habitación mientras nos quedábamos allí, maravillados por el milagro de la vida que sosteníamos en nuestros brazos. El mundo exterior desapareció, y por un instante, todo era perfecto. Damon no apartaba la mirada de Raúl. Observé cómo su expresión se suavizaba, una mezcla de asombro y adoración reflejándose en sus ojos. —Es increíble —murmuró, casi para sí mismo, mientras acariciaba suavemente la mejilla de nuestro hijo—. No puedo creer que esté aquí, que sea nuestro. Sonreí, sintiendo una oleada de ternura. Me parecía imposible que un ser tan pequeño pudiera provocar emociones tan grandes. Raúl abrió sus ojitos por primera vez, y mis lágrimas se intensificaron al ver esos ojos verdes, tan similares a los míos, mirándome con curiosidad. —Hola, mi amor —susurré, acercando mi rostro al suyo—. Soy tu mamá. Damon dejó un beso en mi frente, sus labios cálidos y suaves. Su mano, firme y protectora, seguía apoyada en la mía. —Y yo soy tu papá, Raúl —d
En este momento, tengo a mi pequeño Raúl en mis brazos. No puedo creer lo rápido que ha crecido en estas semanas. Cada día lo amo más y más; es un amor infinito que llena mi corazón. Damon y yo estamos felices, pero también agotados. Él se ha tomado una licencia en el trabajo, y Benjamín está manejando la empresa por nosotros. Las noches son difíciles, ya que Raúl demanda mucha atención, y no me gusta separarme de él ni siquiera para las tareas más simples. Raúl es un niño muy tranquilo. Las primeras semanas fueron complicadas, pero ahora ha comenzado a dormir bien y a establecer rutinas. Tío Rodrigo comenta que además de en el nombre, se parece mucho a Raúl en su físico y personalidad. La familia ha recibido a Raúl con mucho amor. Los Hoffmann lo adoran, especialmente Ben, quien está encantado de tener por primera vez a uno de nuestros hijos como bebé. Papá también lo consiente mucho, aunque está preocupado por el encarcelamiento de mamá y la desaparición de Romina, de quien no
Nos encontrábamos completamente agotados, pero teníamos que visitar a Alexis Madrigal. Mi madre y Lucía cuidarían de Raúl mientras tanto. Nuestros tres terremotos pasarían el día con sus tíos Jaqueline, Matt, y el pequeño Rodrigo.—¿Cómo está el amor de mi vida? —le pregunté a Luzma, dejándole un beso en los labios. Noté que mi hermana Lucía reía mientras sostenía al bebé en brazos.Luzma rió —Raúl está perfecto.—Me expresaré mejor: ¿cómo están mis bebés? Mi campeón consentido y la mujer que me vuelve loco.—Sigo sin entender quién es esa mujer —bromeó ella, sonriendo.—Muy graciosa, Luzma.Luego, cambié mi tono a uno más serio. —Mi amor, debo decirte algo importante. He aumentado la seguridad porque esta mañana Maxon Chrysler escapó de prisión.—No es posible, Damon —Luzma quedó pálida.—Sí, ese miserable ha escapado y encontraron el cuerpo de Mark Denovan, su abogado.— Informe —¿Hay escoltas en casa de Jaqueline cuidando a nuestros bebés, verdad? —preguntó ella, preocupada.—Sí, c
No puedo creer que mi bebé esté desaparecido, o más bien, en manos de ese maldito asesino. Solamente me consuela saber que él no sería capaz de hacerle daño. Lo quiere para tenerme a mí. Toda mi familia está devastada. En estos momentos estoy encerrada en mi habitación, en el suelo, abrazada a su ropita. Lo necesito más que a nadie en el mundo; moriré si no lo vuelvo a ver.—Luzma, mi amor. —Mi papá intenta abrazarme, pero yo me alejo.—Déjame tranquila. —Mi voz es un susurro quebrado.—Te juro que Maxon pagará todo lo que hizo, lo mataré. —Su voz está cargada de furia contenida.—Nunca más lo veré. —No logro controlar mis sollozos.—Te juro que lo volverás a ver, necesitamos irnos, Luzma. No es seguro aquí.Negué con la cabeza. —Si Maxon vuelve, quiero que me encuentre acá y que me lleve con él.—Todos te están esperando abajo, Luzma. —Su tono es suplicante, pero firme.No tuve opción y debí bajar a la sala con los demás. Damon me estrechó entre sus brazos y dejó un beso en mi mejill
Me desperté confundida y desconcertada, observando a mi alrededor y encontrándome en un jardín con pasto verde sin ninguna otra planta. El sol estaba muy fuerte y su impacto en mi rostro me cegaba. Intenté moverme, pero era imposible porque tenía las muñecas esposadas. Observé a la distancia y me percaté de que Maxon estaba sentado, y lo que más me desconcertó fue ver a Romina a su lado, sentada en su regazo dándole un beso. Por lo que hablé con papá, él creía que Maxon le había hecho daño a su hija, pero por lo que veo, ella está muy bien. —Mira quién despertó, mi amor —se burla mi hermana. Maxon la empuja para levantarse del asiento y se acerca a mí. Impacta su puño en mi rostro, logrando que mi labio sangre. —¿Dónde está mi hijo? —le pregunté entre lágrimas. —No soporto las traiciones, Luzma, tú lo sabías perfectamente —él lleva sus manos a mis mejillas, deteniendo mis lágrimas—. Me dejaste por ese imbécil y te juré que lo pagarías. —¡Deberías matarla de una vez! —l
Maxon Chrysler En este instante, estoy observando a Luz Marina. Cuando creí que era suficiente su castigo, ordené a mis hombres que le quitaran las esposas y la cargué en brazos hasta llegar a mi habitación.Me percaté de que ella está ardiendo en fiebre, por eso procedí a desnudarla y sumergirla en la tina con agua tibia. También ordené a los sirvientes que le preparen la cena y le suministren medicamentos para que se sienta mejor.—Ella debe estar fuerte y sana para el viaje de mañana, será nuestro último día en este país —pensé en voz alta mientras la observaba.En cada rincón del país circula mi fotografía, por ese motivo debo irme cuanto antes. Además, sé perfectamente que Madrigal no descansará hasta atraparme.Luzma apenas está consciente, por ese motivo yo debo bañarla. Antes que nada, me encargué de enjuagar su cabello con shampoo y acondicionador, debí quitarle un prendedor en forma de mariposa que adornaba su cabello.Recogí su cabello en un rodete para que no le molestara
Luz Marina Hoffmann—¿Está bien, señora? No deja de temblar —me pregunta una de las sirvientas encargadas de atenderme. Ella también se encarga de cuidar a mi bebé. Es una anciana y se ve buena persona.—Estoy perfecta. ¿No has visto un broche en forma de mariposa?— Pregunté —Claro, lo dejó en la tina. Al niño Nicolás no le gusta la mamila, no puedo lograr que la tome.— Comenta preocupada.—Su nombre es Raúl y yo me encargo de él. Usted vaya a buscar mi broche.— Le indique —Sí, señora —ella asiente y se aleja.Cargo a mi bebé entre mis brazos y dejo un beso en su mejilla. De inmediato abro mi blusa para alimentarlo. Él se prende de mi pezón y comienza a succionar.—No sé qué haré, pero tú serás libre, Raúl. Siempre recuerda que mami y papi te adoran.— Le prometí a mi bebé— Tú y tus hermanos serán libres.—No le mientas al niño —dice Romina al llegar.—Tú no me dirijas la palabra.— Rodeé los ojos.—Es la verdad. Tú te irás muy lejos y convenceré a Maxon de que se deshaga de él.— Se