Nadie me ha cuidado

-Voy a darme una ducha. Todavía tengo hojas en la camiseta - pongo cara de asco. Ian muestra una pequeña sonrisa, minúscula. No se porque le cuesta tanto ser agradable, las normas de cortesía no son tan difíciles. Alguien gasta una broma y tu sonríes educadamente. - bueno... ahora vuelvo.

Me ayuda a llegar a la puerta del baño sujetándome por el codo. Cierro la puerta a mi espalda y contemplo su baño privado. Es tan grande como lo era mi salón. Una enorme bañera con hidromasaje adorna la pared del fondo. También hay una ducha en la otra pared, tiene un asiento de madera y una cristalera para que no se salga el agua. Sin dudarlo, salto hasta la bañera.

De una estantería cojo una toalla. Me siento en el borde y comienzo a llenarla. Con la venda es imposible que me pueda dar una ducha, pero tumbarme aquí con el agua calentita y la pierna por fuera, eso es otra historia

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