Ian se huele que algo pasa. Si algo le caracteriza es que es muy agudo para captar cuando miento. No he querido tomar el sol ni un momento, ni beber nada que tenga algo de alcohol, incluso me he negado a tomar una aspirina cuando me ha dolido la cabeza. Puede que haya sido demasiado descarada.
No sé nada de embarazos y mucho menos de niños así que si al final estoy embarazada voy a tener que comprar algún libro o algo.
- ¿No vas a decirme que te pasa?
-No me pasa nada. Eres un poco pesadito eh - bromeo para quitarle importancia.
- A ver... ayer querías ponerte morena y hoy no quieres que te roce el sol - levanta un dedo insinuando que ahí no termina la cosa - no has querido ni una copa de vino con la comida ¿Y dices que no pasa nada?
- El sol provoca cáncer ¿Es malo que me haya vuelto previsora?
Joder, parezco una repipi dando tumbos por defender una mentira a toda costa.
-Como quieras, pero no pienses que me he tragado ni una sola de tus pa
No es el mejor momento, lo sé, pero... tengo la necesidad de sincerarme.- Ian... me ha llamado Henry...- ¿Quién es Henry?- Henry es el médico que trajiste a la isla. El que me ha llamado ahora mismo y... bueno... que... vas a ser padre.Baja los brazos que terminan colgando como si fuera un pelele. Pues si que se ha quedado más en shock que yo.De pronto enfoca la vista en mis ojos. Ni un pestañeo interrumpe nuestras miradas.Se quita el gorro que se había puesto mientras hablaba y me lo coloca en la cabeza. Se quita los guantes y con sumo cuidado me los pone.No sé si me cuida a mi o a nuestro pequeñín, pero esta faceta protectora es tan tierna que tengo que resistir las ganas de llorar.- Si tu caes, yo caigo - dice pegando la frente en mi mejilla.- Nadie va a caer hoy mi vida.- ¿Vamos a ser padres? ¿Es en serio? Pero el test salió negativo.- Si, vamos a ser padres - me abraza pegándome a su cuerpo - por
Escucho las pisadas acercarse antes de que abra la puerta. Cierro los ojos y me hago la dormida. No quiero discutir ni reprocharle nada porque en el fondo no puedo exigirle un sentimiento. Un sentimiento que no me correspondía a mí en aquella época, pero que me habría gustado que lo tuviera.Abre la puerta y camina hasta la cama. Se sienta en el borde, a mi lado.- Nunca se te ha dado bien mentir - bromea pasando sus dedos entre mi pelo.Abro los ojos abochornada.- ¿Te vas a acostar?- No recuerdo ese día como tu Emma, pero la primera vez que nos acostamos en mi despacho para mí ya fue especial - continua acariciándome el pelo - cuando quise volver a quedar contigo y me rechazaste no me lo podía creer. No te enfades, pero hay mujeres que han perdido vuelos por pasar una noche conmigo - se me escapa una risa. Sé que es verdad eso porque yo misma tenía que hacer una nueva r
Tres meses después...Todavía no se me nota nada el embarazo ¿Soy rara por eso? He navegado un poco por internet y algunas mujeres ya tienen tripita con este mismo tiempo.Aunque Ian ha insistido mucho en que dejara mi trabajo me he negado en rotundo todas y cada una de las veces. No pienso quedarme en casa todo el día y vivir de su dinero. Necesito trabajar y de algún modo seguir pensando que soy autosuficiente.- ¿A qué hora es la cita con la doctora? - pregunta Ian apretándose el nudo de la corbata.- A las diez ¿Nos vemos allí?- Sobre las nueve y media pasaré a recogerte.- Vale.Toda la pasión que nos caracterizaba se ha ido enfriando. Ian está tan pendiente del embarazo, del bebé, de los médicos, de la habitación y de todos los preparativos que poco a poco nos hemos ido distanciando.Ahora todo gira en torno a un mismo tema
Mil modelos me he probado. Hemos ido de una tienda a otra desechando todos los vestidos.- Me quedan fatal, al final me pongo una bolsa de basura y listo - lloriqueo siendo negativa.- Todos te quedaban perfecto Emma - me anima Helena - estás un poco refunfuñona.- Lo sé, lo sé.Este carácter tan huraño se me tiene que ir en algún momento ¿No? A partir de ahora voy a poner todo de mi parte para no seguir fastidiándolo todo.- Venga, vamos a entrar en la última tienda y te prometo salir con un modelito que me va a encantar.- Más te vale - amenaza en broma.Voy colocando toda la ropa de bebé que he comprado. La doblo con cuidado, como si tuviera entre mis dedos fino cristal. Es todo tan pequeño... la espera se me está haciendo angustiosa.Es cierto eso que dicen que la actitud lo es todo. Llevo unas pocas horas intentando ser un poc
Me quedo fría como el hielo. No pienso darle el gusto de que crea que me ha ganado o que su intromisión afecta en algo a nuestro matrimonio. Pero si que afecta.Duele pensar que Ian haya podido acostarse con ella. Si ha roto mi confianza no sé que voy a hacer...- Lo sé, es muy triste que vayas detrás de un hombre casado que va a ser padre.Lo siento por Torres, pero la situación me supera.Busco Ian con la mirada. Está sentado, presidiendo la mesa. Cuando me ve acercarme me sonríe. Si supieras todo lo que siento ahora mismo no sonreirías tanto.Venga Emma, pienso para mí misma, no montes ningún numerito. Pasa la noche lo mejor que puedas y después en casa, hablaremos todo esto.- ¿Estás bien?Muy buena pregunta. Me tomo unos segundos para serenarme.- No lo sé ¿Por qué no le pides la agenda a tu nueva secretaria? A lo mejor ahí lo pone - suelto sin poder contenerme.- Emma, no es lo que crees.Frase típica de marido que po
Me subo en el coche. Apoyo la frente sobre el volante mientras lloro.La tristeza, ese sentimiento que ataca en partes iguales al corazón y al cerebro. Puede llegar a ser físico, hasta provocar que tengas que colocar tu mano sobre el pecho para mitigar ese dolor.No quiero irme. No quiero volver. Introduzco la llave en el contacto intentando calmarme un poco y la giro hasta que escucho rugir el motor.Al levantar la vista Ian está delante del coche, tiene las manos apoyadas sobre el capó y con las lágrimas desenfocándome la vista, vuelvo a girar la llave.- No vas a ir a ningún sitio. Esta vez no.Rodea el coche hasta llegar a mi puerta.- Abre - ordena.Tengo la vista clavada en sus ojos. Los míos anegados en lágrimas que no me dejan pensar ni reaccionar, los suyos, dos pozos sin fondo de tristeza.- Emma, abre la puerta... por favor.Hago lo que me pide. Tenemos que poner fin a esta locura de pelea. Sin duda se nos ha ido de la
Vuelve de la cocina con una botella entre las manos ¿Se ha vuelto loco? Ha pasado de ser un psicótico a traer vino para cenar. Lo coloca sobre la mesa y al leer la etiqueta, no puedo evitar sonreír.- Una ocasión especial lo merece ¿No crees? - pregunta contestando a mi sonrisa.- ¿Champín? Eso lo beben los niños pequeños.Es una botella de champan, solo que es un refresco con burbujas sin una pizca de alcohol.-...Y las embarazadas que no pueden beber alcohol - puntualiza.- Así que hoy es una ocasión especial ¿Me he perdido algo?Ignora mi pregunta y vuelve a irse de nuevo a la cocina. Espero sentada como un buen comensal. Doy un sorbo a mi copa de champan falso.- Hoy es el día que vamos a hablarlo todo. Sin peleas, sin gritos y sobretodo sin lágrimas.Deja dos platos con caldo de pollo. Lo ha hecho Dorotea. Será tramposo, pero con todo el esfuerzo que está haciendo no pienso delatarlo.- Me parece bien. Creo que es lo mejor.<
Dejo que el agua resbale por todo mi cuerpo. El baño está lleno de vapor. Podría pasarme horas aquí disfrutando del calor que desentona con el frio del invierno.Me pongo un albornoz y acerco las manos a la estufa.Ian lleva días esforzándose. Quien lo ha visto y quien lo ve. Todo se habría solucionado mucho antes si hubiéramos hecho lo que él hizo: sentarnos y hablar de como nos sentimos.Voy a la habitación para vestirme. Un jersey de lana dos tallas por encima de la que solía utilizar y unos pantalones premamá.Miro mi redonda tripa frente al espejo. Deberíamos llamar a algún programa de televisión de misterios sin resolver. De un día para otro apareció esta forma redondeada que me paso el día acariciando.— Ya mismo veré tu hermosa carita — susurro una vez más.En la cocina está Dorotea preparando desayuno para medio planeta, que solo me comeré yo. Otra cosa que ha cambiado