La noche avanzaba y algunos de los hombres se quedaban dormidos, Terr vigilaba parado en la punta del bote. Thomas no pudo soportar más y cayó dormido, Isabel lo siguió, Terr dejó que durmieran. Los dos hombres a bordo del bote de Terr a parte de los cuatro dueños de las esencias del tiempo se dedicaron a remar, parecía que tenían energía de sobra.
El segundo barco se despegó un poco del primero, los hombres en el segundo bote se habían ya cansado y dejaron de remar para reunir fuerzas, perdieron de vista el otro bote. Terr no se dio cuenta o hubiese hecho parar el bote para esperar a los demás, necesitaba de su tripulación más que nunca. Este seguía acumulando sueño, mas no dormía, movía la cabeza de un lado al otro. En ese momento Simón se dio cuenta de lo que estaba pasando, Terr en verdad presentía algo malo, tomó la espada esqueleto
Lo primero que hicieron fue ir en búsqueda de Casandra, en su casa tendrían camas acogedoras, todo una magnificencia después de haber pasado interminables noches en el suelo entre ramas y raíces. Thomas había estado lejos de casa por varios años pero recordaba el camino que cruzaba con su madre tal y como si lo hubiese cruzado ayer, llegaron al hogar donde residía Casandra, mas las puertas estaban cerradas y las ventanas se encontraban de la misma manera. Thomas sabía que su madre había salido de viaje, les contó a todos que solía hacer varios viajes a San Pablo de Manta, uno de los hombres que vivía en la casa adjunta les indico que Casandra se había marchado ya hace tres días, y que ella comentó que regresaría en solo cuatro días de su viaje. No todo estaba perdido, tenían que esperar a que Casandra regresara y podrían tener su reencuentro.Si
Sin premura alguna llegó un par de carruajes que los llevarían a todos a la fiesta que se ofrecía en casa de los Castellano. Uno a uno los invitados de la fiesta conocían a los nuevos allegados de Casandra, el disfraz que llevaban puesto y la forma de actuar que tenían era tan convincente que nadie siquiera hubiese pensado que antes lucían y se comportaban como piratas cualquieras. Los anfitriones de la fiesta se apresuraron en conocerlos también, la señora de la casa, cuyo nombre era Camile, apartó a Casandra del grupo y le dijo.―Que gente tan fina la que has traído a mi celebración, y veo también que tu hijo ha vuelto al camino del bien, al fin dejo esas tonterías de ser pirata, me alegro por ti.Casandra únicamente se mostró indiferente y se unió al grupo nuevamente. El esposo de Camile, Carlos Castellano, se acercó y les presentó a su hija
Las nubes se movieron y dieron paso a la luz de la luna, al aclararse un poco el lugar Terr vio que se encontraba cerca a unas cuevas. Se había alejado demasiado de donde se encontraba descansando, las risas se seguían haciéndose más y más claras, y en ese momento provenían de las cuevas. Terr se aventuró aunque era arriesgado ya que la marea estaba subiendo y podría quedar atrapado en la cueva por el agua, pero confió en su excelente modo de nadar y se adentró en la cueva.Caminando con el agua en la cintura y alzando la lámpara para no perder su única fuente de luz, seguía a las risas que se mezclaron con unos horribles chillidos. Estos chillidos provenían del techo de la cueva, Terr alzó más la lámpara para intentar visualizar lo que hacía ese sonido, pero no veía nada tampoco. La luz era muy poca, el chillido se hizo más fuerte y del
De vuelta en el oasis, Terr se despertó abrazado por Leyfeer. Ella estaba dormida, Terr se levantó sin que se despertara, fue a la playa, para analizar una forma de escapar, la nereida le había dado paz, pero no se podía dormir en sus laureles. Leyfeer dijo que no podría irse hasta que ella lo llevara de regreso, pero nunca hay una sola opción.Se metió sin pensar en el mar nadaría hasta llegar a alguna parte. Nadó por un par de metros hasta que una gran ola lo revolcó de regreso a la orilla, lo intentó otra vez pero no podía alejarse de la isla más que un par de metros, parecía que no había forma de regresar nadando, tenía que usar una nueva estrategia, se movió con pasos sigilosos para no despertar a Leyfeer que aún dormía, la laguna debía ser la unión entre el oasis y el mundo real. Lentamente se sumergió en el agua de la
Al día siguiente de la visita a Ester había un gran cielo despejado, sin una nube, era la clase de condiciones que se necesitaba para navegar y hacer buen tiempo. Como lo siguiente que había que hacer era dirigirse a las islas encantadas para visitar a Derian y Kilian necesitaban un barco, pero les tomaría tiempo obtener los permisos necesarios para dejar el muelle, la poca autoridad que se encontraba en ese lugar era muy estricta y hacerlo todo por la vía legal llamaría la atención de la Real Maria Aspera. Terr impacientando, tomó una decisión casi sin pensar, reunió a todos y les dijo.―Escuchen, compraré un barco que esté en buenas condiciones, ustedes saldrán a conseguir alimentos, bebida, agua y pólvora, mucha pólvora. Nos reuniremos de nuevo en este punto y saldremos del puerto.¿Qué hay de los permisos? ―preguntó Casandra.―No espe
Casandra no estaba aún segura de cómo resultarían las cosas para Thomas ni para nadie, solo rezaba para que nada malo le pasara. Terminó el día y la noche regresó trayendo a la luna llena con ella. Terr sabía que les faltaba por lo menos un día y una noche mas de viaje antes de llegar a las islas, muchos de los marinos les preguntaban cómo eran la criaturas que habitaban en ese lugar, Terr hizo que todos se reuniera para contarles, todos se acercaron intrigados y él les dijo.―La última vez que estuve ahí, antes de llegar vi una gran niebla que cubría completamente esas islas, es peligroso intentar llegar muy rápidamente pues se puede encallar en una de las rocas, hay que arrojar el ancla y amarrar las velas del barco. Para llegar a esa isla se debe bajar en bote, cuando pisé la arena era algo muy distinto a lo que hubiese sentido antes y los animales son raros y ún
Terr corrió donde se encontraba Simón para que usara la hoz de la oscuridad, y le dijo.―¿Qué esperas?, tú puedes controlar al Ogopogo con la hoz y no te veo haciendo nada.―Eso estoy intentando, ya he estado atacando, pero sigue aquí ―respondió Simón―Su cabeza, la bestia tiene la cabeza asentada en la proa del barco, que tal si corres con la hoz y cuando te vea tal vez y digo tal vez deje de atacarnos, además nada puedes perder ―dijo Terr―Para ti es fácil decir que haga lo que me pides, pero en realidad es más complicado de lo que parece. La cola del Ogopogo está dando golpes por todo el barco, me dices que no tengo nada que perder, pero si hay algo, mi vida, si el Ogopogo me come será mi fin ―dijo Simón―Si eres cuidadoso lograras llegar hasta la proa, debes intentarlo o nos hundirá por completo ―le dijo Terr.Simón convencido
En el barco del capitán Terr, Cumbe recuperaba la conciencia, despertó justo al lado de su hermano. Se sentía mucho mejor, el dolor había disminuido bastante. Les faltaba nada más que un día de viaje para que llegaran a San Pablo de Manta, finalmente vieron tierra, llegaron. Tantas cosas habían pasado en el viaje que Terr se sentía agotado.Desembarcaron y Simón y Cribas ayudaban Calembe para que llevara a su hermano a un lugar donde se pudiera recuperar. Terr se quedó en las celdas para ver que hacía con los amotinados y con la tortuga que habían traído de contrabando, se acercó a los amotinados y les dijo.―Los dejaré libres, pero no crean que lo hago por buena voluntad, es una forma de castigo para ustedes, estando aquí los españoles los volverán a usar como esclavos, eso es lo que sacan por intentar amotinarse.Sacó a los prisi