Victoria finalmente despertó de lo que pareció ser un largo sueño. La mujer desubicada intentó levantarse de la camilla donde se encontraba acostada, su mente por esos instantes no logra recordar nada hasta que la imagen de Massimo regresó repentinamente a su mente.Un grito ahogado surgió de su garganta al ser consciente de ese hecho. Victoria examinó su cuerpo con desesperación en busca de alguna señal de que ese hombre se hubiese atrevido hacer lo que estaba temiendo. Afortunadamente, su cuerpo estaba intacto y no había ninguna señal de que le hubiesen hecho algo. Aunque, sin su consentimiento Massimo osó realizarle una prueba de paternidad. Con un poquito de su sangre y gracias a los avances de la tecnología era posible confirmar si el bebé que esperaba era suyo.El examen tuvo un costo elevado y sirvió para validar la palabra de la mujer. Massimo comprendió que Victoria nunca estuvo mintiendo y que, desafortunadamente, se había comportado muy mal con ella. Por un momento, el arr
Victoria había enviado su currículum a distintas direcciones electrónicas. Las vacantes laborales consistían en trabajos domésticos e incluso ser niñera. Ninguna de aquellas opciones parecía agradarle, pero en ese punto estaba dispuesta a trabajar en lo que sea. Aprovechando que tenía aquel computador a la mano, decidió entrar en su cuenta de f******k. Se sorprendió al encontrar un gran número de mensajes provenientes de su amiga Samantha. "¿Dónde estás metida?" "¡¿Acaso te ha tragado la tierra?!" "No es divertido, Victoria. Aparece de una buena vez, todos estamos muy preocupados por ti" Luego de leer todo aquello, Victoria se preguntó cómo le explicaría a su amiga que había terminado aceptando vivir en el departamento de Massimo. La mujer tomó un hondo suspiró y comenzó a teclear su respuesta: "Lo siento… traté de evitar lo que estoy ahora viviendo, pero me resultó imposible. Han ocurrido varias cosas, Sammy, estoy en un departamento que Massimo compró para mí. ¡Si, lo s
Luego de aquella noche, Victoria no volvió a ver a Massimo y estaba bastante feliz por eso. Estaba convencida de que mientras menos mirara a aquel ser despreciable, mejor le iría en su embarazo. Había comenzado su nuevo trabajo en las instalaciones de Textiles Shurpie, como secretaria del área de marketing. Su jefe, Jouseed Nurman, era un Italiano bastante exigente. Su acento y tono de voz a veces provocaban fuertes jaquecas en la mujer, quien llegaba a casa soñando con aquellas órdenes. El hombre estaba convencido de que la habían seleccionado para el puesto por el único motivo de ser amiga de la hija de los dueños, así que se la pasaba negando sus habilidades. Victoria se sentía en un constante estrés, pero evitaba quejarse con su amiga para no darle la razón a aquel sujeto. —¡Es increíble que no sepas hacer una simple investigación de mercado! ¡Esto está mal!—zarandeó Jouseed las hojas en su mano—. Realmente no eres más que una incompetente. ¡Retiraré de mi oficina inmediatamen
Victoria despertó en la madrugada, encontrándose nuevamente en aquella pesadilla. No, ella no quería soñar con que había perdido a su bebé. Pero la realidad era que aquello no era un sueño, sino un hecho innegable. Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas cuando acarició su vientre, hallándolo más plano que la última vez. Su bebé ya no estaba y eso le dolía profundamente en el alma. —¡No, mi chiquito, por favor no me dejes!—sollozo contra la almohada. Massimo escuchó su lamento desde un rincón de la habitación, la penumbra le imposibilitaba a Victoria notar su presencia. Él, de igual forma, estaba sufriendo.Se acercó hasta la cama con paso silencioso para acariciar sus cabellos y susurrarle algunas palabras de consuelo. Pero la mujer, en cuanto sintió su mano encima de su cabeza, lo apartó de un manotazo. —Usted—gruñó entre dientes con sus ojos rojos, producto de las lágrimas—. ¿Qué hace aquí? —No pensarías que te dejaría sola luego de que…—¡Lárguese! Tener que verlo es lo
—Pensé que no aceptarías tomarte un café conmigo—sé sincero el hombre frente a ella. —¿Por qué no habría de hacerlo, señor Acuña? Usted siempre se portó muy bien conmigo. —Por favor, nada de señor. Ahora soy simplemente Gerónimo, solo eso. Victoria sonrió. —Está bien. Es un placer verte, Gerónimo—las mejillas de la mujer se colorearon tras decir eso. El hombre quedó encantado con esa reacción tan espontánea. —Me alegra poder verte mejor. Según supe, la pasaste bastante mal en estos meses. El buen humor de la castaña desapareció tras rememorar todo aquello. —Disculpa, Victoria. No quise hacerte recordar el pasado, pero realmente no puedo concebir todo lo que Massimo te hizo. Es mi socio, sí, pero eso no quiere decir que apoye sus malas acciones y mucho menos si son para contigo. —No tienes que disculparte por él—la mujer adoptó una pose defensiva—. Realmente, no creo que pueda perdonarlo nunca. Gerónimo notó que ella estaba malinterpretando sus palabras y quiso corregirse: —
Victoria acababa de terminar de retocar su maquillaje. Usaba un vestido rojo entallado al cuerpo, el cual su amiga Samantha le había prestado para usar en esa noche. "Últimamente, ha visitado mucho el club Sens. Si vas a eso de las diez, es muy probable que lo consigas" Luego de recordar aquellas palabras de Gerónimo, la mujer miró su reloj y comprobó que faltaba media hora para las diez. Tomó su pequeña cartera de mano y salió de la habitación. —¿A dónde vas, Victoria?—la interrogó su abuela, apenas la vio. —Saldré con Samantha, abuela. Regreso en unas horas—mintió. Herminia no se mostró muy convencida con su respuesta, pero no dijo nada. Al salir de la casa de su abuelita, el auto de su amiga la esperaba en la entrada. Samantha en cuanto se enteró de aquel plan alocado de Gerónimo, no tardó en apoyarla. "Tienes que hacer que sufra, Victoria" fueron sus palabras. —¿Estás lista?—preguntó la morena, cuando cerró la puerta del auto. Victoria asintió. Lo estaba. [...]El club Se
Victoria se removió en la cama dándose cuenta de que era de día. Lo primero que notó era una respiración cercana a su oído, cosa que la dejó por un instante paralizada. La mujer se giró lentamente para descubrir a Massimo, abrazándola. La habitación no era la suya, le pertenecía al hombre que dormía a su lado. La noche anterior no había podido detallarla, habían bebido demasiado y llegaron dando tropezones hasta aquella recámara. Sorprendentemente, lejos de sentirse incómoda. Victoria se sentía extraña. Debería estar odiando la sensación de ser apresada por los brazos de Massimo, pero en lugar de eso, se sentía bastante cómoda. «No deberías sentirte así» le reprendió una vocecita que le hizo recordar la razón de por qué estaba en ese lugar. Luego de un imperceptible suspiró, Victoria decidió que era hora de levantarse y regresar a su casa. Afortunadamente, anoche no había ocurrido nada de lo que debiese lamentarse. En cuanto Victoria hizo el ademán de levantarse, Massimo se removi
—Me alegra que todo haya salido bien—la felicitó Gerónimo en una cafetería cercana a su casa.—Así es—Victoria asintió—. Desde entonces no ha dejado de llamarme, pero decidí no contestarle.—Eso está bien, hazte la difícil.Gerónimo dio otro sorbo a su café y la miro fijamente. Victoria se veía radiante como siempre, aunque no parecía mostrarse muy contenta.—No te preocupes, si todo sale bien. Acabará pronto—la consoló con una sonrisa.—Eso espero.Victoria recordó el encuentro con Massimo y algo en su ser se estremeció. Quisiera decirle a Gerónimo que había sido desagradable, que había sido una completa tortura dejarse poseer por él. Pero, la realidad era que lo había disfrutado como nunca y eso le asustaba demasiado. No quería que las cosas se salieran de control.[…]Massimo acudió todos los días al club Sens con la esperanza de ver a Victoria. Sin embargo, no hubo rastro de ella en toda esa semana. Aquello le inquietaba, había intentado llamarla sin ningún resultado a su favor. V