El eco de las palabras del Guardián de la Llama aún resonaba en la mente de Tara."Eres la única que puede encender la Llama de Origen y devolverle su poder."Apretó los puños mientras caminaba por los pasillos del castillo. Había despertado algo en el cristal, había sentido el calor de aquella antigua energía recorriéndola, pero aún no entendía cómo desatarla por completo.En el gran salón, el resto del grupo esperaba, expectante. Rhidian se encontraba junto a Bella, quien repasaba un libro con Alaric. Emma y Kael discutían algo en voz baja, pero al ver a Tara entrar, el silencio se hizo presente.—¿Y bien? —preguntó Kael, apoyando los brazos sobre el respaldo de una silla—. ¿Cómo se supone que enciendes la Llama?Tara exhaló, sintiendo la presión de todas las miradas sobre ella.—No lo sé con certeza —admitió—. Pero sé que está dentro de mí.—Eso es un gran avance —comentó Bella, cerrando el libro frente a ella—. Si la Llama de Origen está sellada, quizás lo que necesitas es un cata
El fuego danzaba alrededor de Tara, envolviéndola en un resplandor dorado. El calor no la quemaba, sino que la abrazaba como si fuera parte de ella, como si siempre hubiera estado allí, esperando ser despertado.Rhidian observaba en silencio, su mirada reflejaba asombro y cautela.—Tara… —su voz sonó baja, pero llena de preocupación—. ¿Te encuentras bien?Ella abrió los ojos. Su reflejo en las llamas mostraba pupilas resplandecientes, teñidas de un fulgor ámbar. Su cuerpo vibraba con energía pura, con una sensación que jamás había experimentado.—Nunca me he sentido mejor —susurró, extendiendo una mano.El fuego respondió. La flama se curvó alrededor de sus dedos, como si la reconociera, como si la aceptara como su dueña.Rhidian avanzó un paso con cautela.—¿Sabes qué hacer con esto?Tara bajó la mirada a la palma de su mano, donde el fuego latía suavemente. Sabía que el poder dentro de ella no solo era creación, sino también destrucción.—Creo que esta es mi prueba —murmuró—. El Gua
Tara aún sentía el ardor en su piel, no por dolor, sino por la energía vibrante que se había despertado en su interior. La Llama de Origen ahora formaba parte de ella, latiendo como un segundo corazón.—¿Cómo te sientes? —preguntó Rhidian, sin apartar su mano de su espalda.Tara tomó aire, intentando calmar la tormenta de emociones que se agitaban dentro de ella.—Poderosa —admitió con una pequeña sonrisa.Rhidian asintió, pero su expresión no perdió la seriedad.—Lo que hiciste fue increíble, pero si el cristal estaba sellando ese poder… significa que alguien lo encerró ahí por una razón.Las palabras de Rhidian calaron en Tara. Si la Llama de Origen había sido sellada, era probable que alguien temiera su poder. ¿Pero quién? ¿Y por qué?Antes de que pudiera responder, Kael apareció en el umbral de piedra con el ceño fruncido.—Tenemos un problema.—¿Ahora qué? —preguntó Rhidian, exasperado.Kael miró a Tara antes de soltar un suspiro.—Bella y Emma encontraron algo en los registros d
Tara apenas había dormido. Las palabras de Azareth seguían resonando en su cabeza. Si quieres entender la verdad, busca en los archivos prohibidos.No podía ignorarlo.Cuando el primer rayo de sol se filtró por las ventanas del castillo, Tara se levantó sin hacer ruido. Se vistió rápidamente y salió de la habitación, deslizándose por los pasillos silenciosos.Sabía exactamente a dónde ir.La biblioteca del castillo era inmensa, con estanterías repletas de volúmenes antiguos, pero Tara no se dirigió a los libros visibles.Se dirigió a la sección más antigua, donde habían encontrado los registros sobre Edrian la noche anterior. Se detuvo ante una estantería de madera oscura y pasó la mano sobre los bordes.Azareth había dicho "archivos prohibidos".Tara cerró los ojos y dejó que su instinto guiara su mano.Sintió una leve vibración bajo sus dedos y, sin pensarlo, presionó el borde de la estantería.Un leve clic resonó en la habitación.La pared junto a ella se movió apenas un centímetro
El castillo en las montañas estaba en silencio, solo interrumpido por el sonido ocasional de las ventanas golpeando suavemente por la brisa. Tara caminaba sola por el pasillo, su mente llena de pensamientos y preguntas. Había pasado el día junto a sus amigos, pero la revelación sobre su linaje no dejaba de rondar en su cabeza. Aunque siempre había sabido que su madre provenía de la misma estirpe que Lilith, la última chispa, el descubrimiento sobre su padre la había golpeado de una manera que no había anticipado.Al llegar a la sala común, se encontró con el grupo reunido. Estaban charlando animadamente, pero al verla entrar con una expresión seria, todos se callaron al instante. Tara sabía que era el momento.—Tengo algo importante que contarles —comenzó, mirando a cada uno de los presentes—. Ya sabían que mi madre proviene de la descendencia de Lilith, pero lo que acabo de descubrir es algo mucho más grande.Rhidian la observaba con una expresión de preocupación, sabiendo que lo que
El amanecer bañaba el horizonte con tonos dorados cuando Tara, Rhidian, Kael, Emma, Bella y los demás aliados se reunieron frente al castillo. Habían pasado días analizando los registros encontrados en la biblioteca, tratando de comprender la magnitud de lo que Tara había descubierto. Pero ahora, el siguiente paso era claro: debían viajar al Santuario de la Sombra.—Este lugar contiene los secretos más antiguos sobre los Guardianes de la Llama —dijo Alaric, sujetando un viejo mapa de pergamino—. Si hay algo que nos ayude a entender el verdadero poder de Tara, lo encontraremos ahí.—Y también lo encontrarán los Tejedores si nos adelantamos —añadió Bella con preocupación.Tara inspiró hondo. Sabía que no había vuelta atrás.—Entonces partimos hoy mismo.El viaje no sería fácil. Según el mapa, el Santuario de la Sombra se encontraba en un valle oculto más allá de las Montañas de la Niebla. Para llegar, tendrían que atravesar bosques antiguos, cruzar ríos embravecidos y esquivar posibles
El aire dentro del Santuario de la Sombra era denso y cargado de una energía antigua. La luz de las antorchas proyectaba sombras largas sobre los muros cubiertos de inscripciones que parecían moverse bajo la tenue iluminación. Tara sintió un escalofrío recorrer su espalda al dar su primer paso dentro del santuario. —Este lugar… está vivo —susurró Bella, observando cómo las sombras parecían responder a su presencia. —No es que esté vivo —corrigió Alaric, examinando las inscripciones—, es que el poder de los Guardianes aún resuena aquí. Tara avanzó con cautela, dejando que su magia se expandiera a su alrededor. Sentía un tirón en su interior, una conexión con algo que había permanecido oculto durante siglos. Rhidian caminaba a su lado, con la mano en la empuñadura de su espada, listo para cualquier amenaza. El grupo avanzó por un largo corredor con estatuas de figuras encapuchadas sosteniendo cristales oscuros en sus manos. Los ojos de las estatuas parecían seguirlos mientras pas
El aire frío de las montañas rodeaba el santuario de la sombra, como una constante presión que se sentía tanto fuera como dentro de sus muros. El grupo había estado allí durante días, explorando las ruinas y buscando respuestas sobre el linaje de Tara. Sin embargo, lo que habían descubierto hasta ahora solo había hecho que la sensación de peligro y misterio se incrementara.Tara caminaba por el pasillo oscuro, su mente llena de las visiones que había tenido. Había algo en ellas que no dejaba de inquietarla. Algo que la conectaba con el cristal que había tocado, pero aún no sabía qué. Los ecos del pasado resonaban en su mente, pero faltaban piezas, respuestas que aún no lograba reunir.Rhidian la observaba en silencio mientras caminaba hacia una de las estanterías de la biblioteca del santuario. El lugar estaba lleno de antiguos registros, algunos tan polvorientos que parecía que nadie los había tocado en siglos. Alaric estaba sumido en la lectura de uno de los pergaminos, mientras Kae